En la imagen que encabeza el desPertar de hoy, un abuelo y un niño comparten un tramo de la vida y caminan hacia lo que el futuro le depara a cada uno. El sol fijado justo sobre el horizonte al que se dirigen para el primero significa atardecer, mientras que para el segundo es el comienzo de todo. Lo destacable es que, aunque el paisaje implica para ellos cosas opuestas, ambos van de la mano.
Registrate para continuar leyendo y disfrutando de más contenidos de LETRA P.
Pablo García Guzmán, economista del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD), convirtió la estadística en arte con un hermoso gráfico que resume la relación entre edad y contribución fiscal neta –impuestos pagados vis-à-vis beneficios públicos recibidos en forma de servicios de educación, salud y jubilaciones– con datos oficiales de 2023 correspondientes a España. Pronto llegaremos a la Argentina de Milei.
G8xK7mwa0AEIR1S
En el gráfico se observa un eje vertical que, por encima de cero, representa los impuestos que pagan los contribuyentes y, abajo, el gasto público que financia el acceso a los servicios mencionados. En tanto, el eje horizontal da cuenta de lo que ocurre a través de un ciclo vital.
La línea negra es la contribución neta, que supera el cero en tanto la persona aporta más que lo que obtiene del sistema de solidaridad intergeneracional y que cae por debajo de él cuando demanda más que lo que entrega.
Así, naturalmente, en la infancia y en a juventud, la gente recibe más que lo que aporta. Lo primero es sobre todo educación y salud; lo segundo, básicamente impuestos al consumo presentes en los bienes y servicios que compra o contrata, limitados en los primeros años.
En tanto, durante la vida laboral activa promedio, entre los 25 y los 65 años, esa relación se invierte, y las personas le entregan a la sociedad más que lo que usufructúan. Lo que aportan es, sobre todo, contribuciones laborales y, en menor medida, impuestos al capital y al consumo. El pico de productividad se da en torno a los 50 años.
La tercera edad supone un enorme desafío para una sociedad como la española: tal como ocurre en otras economías desarrolladas, en ese país se registra un acelerado envejecimiento poblacional y, en consecuencia, una demanda creciente de subsidios –pensiones y jubilaciones– así como gastos en salud. La extensión de la expectativa de vida y la caída de la tasa de natalidad imponen pasivos importantes y crecientes a partir de la edad de retiro: hay cada vez menos adultos para sostener lo que necesitan las generaciones que los anteceden.
Sociedad u horda, esa es la cuestión
Así funciona el sistema, que sostiene a la niñez, a la primera juventud y a la ancianidad con lo que producen las personas en edad de trabajar.
Contrariamente a lo que señalan sus doctrinas, como se supone que los seres humanos se organizan en sociedades y no son meras muchedumbres y, mucho menos, hordas, prima en el mundo civilizado el principio de solidaridad intergeneracional.
Ante las tensiones señaladas por las modalidades que va adquiriendo la pirámide poblacional, hay que señalar que no existe ninguna regla bíblica que determine que la seguridad social sólo debe financiarse con cargas laborales. Al fin y al cabo, los Estados cuentan con una caja única.
El abuelo y el nieto comparten un tramo de la vida; eso es necesario y hermoso.
El desafío de ser viejo en la era Milei
mileiredessociales_1.jpg_1756841869
El punto de partida de Milei en la historia económica argentina es desafiante. El problema es que él hace todo lo posible por empeorarlo.
En primer lugar, la caída de la tasa de natalidad es más veloz en nuestro país que, por seguir el caso testigo usado hasta el momento, en España. Lo mismo podría decirse en comparación con otras economías desarrolladas.
La especialista en familia Lorena Bolzoncontó en La Nación + que "en menos de diez años, la natalidad descendió un 40% en la Argentina". Según ella, "los países con mayor crisis (demográfica) en la región son Uruguay, luego Chile y en tercer puesto viene la Argentina".
En nuestro país, "hay 60 adultos mayores de 60 años por cada 100 niños" y, a modo de ejemplo, señaló que "hay empresas de pañales que migraron la producción de niños a adultos".
La inmigración, un elemento constitutivo de la argentinidad, puede constituir un paliativo o incluso una solución a este problema, pero solamente en la medida en que se concrete en un contexto de crecimiento sostenido de la economía y de creación de trabajo formal en el sector privado. Lamentablemente, ninguna de las dos cosas son marcas de la era Milei.
Segundo, la recaudación de impuestos al trabajo se ve severa y crecientemente limitada por la incidencia de la informalidad en el mercado laboral, "que pasó de 42,6% a 43,3% de los ocupados en la comparación interanual" al tercer trimestre, indicó la consultora Analytica en base a datos del INDEC. Esto marca un contraste enorme y desventajoso para la Argentina en comparación con cualquier país desarrollado.
"La reducción del desempleo" al 6,6% de la población económicamente activa "se dio, así, en un contexto en el que el 85% de la creación neta de puestos de trabajo se concentró en empleos más inestables y de menores ingresos", añadió.
Tercero, vinculado con lo anterior como tendencia que se acelera hoy pero que es de larga data, la cobertura jubilatoria es amplia –aunque insuficiente en prestaciones– en base a moratorias que la llevaron al universo de personas que no pudieron realizar aportes durante su vida laboral.
Cuarto, así las cosas, es inevitable que una parte de los impuestos al consumo y a las ganancias financie el sistema de solidaridad intergeneracional. De hecho, si se hiciera para la Argentina un gráfico similar al presentado más arriba sobre España, se vería que la proporción de los gravámenes al consumo resulta mayor en relación con los vinculados al trabajo.
La solidaridad bajo fuego
El problema es que con su proyecto de reforma laboral –a la espera de la tributaria y la previsional–, Milei está rompiendo, en lugar de reparar, lo que queda del sistema de solidaridad intergeneracional.
Según sus postulados, el trabajo formal se parecería cada vez más al informal, pero ni aun así sus redactores, inspiradores y militantes creen que sirva para crear empleo en blanco, cosa que admiten cuando hablan en serio. Uno de sus mayores misterios es cuál sería el incentivo para poner a los empleados en regla cuando se eliminan las multas por no hacerlo.
Sin forzar demasiado el razonamiento, podría decirse que, en virtud de una limitación sobre sus magros haberes, los jubilados pagarán los despidos de los trabajadores que sostienen el sistema de solidaridad intergeneracional.
Como se dijo más arriba, ¿dónde está escrito que el sostenimiento de la vejez se realice únicamente con la recaudación de aportes laborales y patronales, sobre todo cuando estos últimos serán, digamos, desviados para otros fines?
En este sentido, el proyecto incluye reducciones de impuestos que requerirán, para el sostenimiento de la regla de superávit fiscal vigente –sobre todo en un contexto recesivo–, nuevas vueltas de tuerca sobre el ajuste perpetuo. Entre esas disposiciones se destaca la rebaja de las alícuotas del impuesto a las Ganancias para las empresas–el tramo que hasta ahora paga 30% pasaría a 27%, y el del 35% a 31,5%– y exenciones a su pago le costarán al fisco nada menos que otro 0,22% del PBI, según cálculos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
Cabe recordar que la llamada "cuarta categoría", compuesta por cerca de un millón de trabajadores, volvió de entrada a pagar Ganancias.
La regresividad de las decisiones tributarias es una de las marcas de la revolución de Milei, que consiste en convertir la injusticia en programa.
Así ocurrió con la reducción de las alícuotas de Bienes Personales para los más ricos y su tendencia general declinante a futuro. También con la disminución o eliminación de los gravámenes a la compra de artículos de lujo y –más discutible– con la rebaja de las retenciones a las exportaciones agrícolas.
El blanqueo ha sido a costo cero y el esquema parece devenir permanente en virtud de la política de no preguntar sobre el origen de los dólares que salgan de los colchones y del proyecto de "inocencia fiscal".
La solidaridad intergeneracional rige para toda la sociedad, pero no es difícil hacerla de carne y hueso pensando en el devenir de familias concretas.
La crisis permanente, la pirámide demográfica y las condiciones del mercado laboral tensan ese esquema, pero la solución no llegará por fomentar la informalización de lo que es formal, por desfinanciar alevosamente la seguridad social y por transitar día a día y con esmero el camino hacia la regresividad en materia tributaria.
Esa, por el contrario, es la parábola de la sociedad convertida en horda.
Que tengas un excelente fin de semana. Hasta el lunes.