Argentina es el octavo país de mayor superficie del planeta, asentado en una geografía extraordinariamente diversa, con suelos, climas y un vasto frente marítimo que reúnen las condiciones más favorables para el desarrollo de la industria agroalimentaria, para la producción de hidrocarburos, para la minería, la pesca y la generación de energías renovables y para una amplia gama de actividades industriales, algunas de alto valor tecnológico, sostenidas por las capacidades de nuestro recurso humano. En este especial, Letra P hará foco en la relevancia de una logística inteligente y eficiente como plataforma para el desarrollo.
El potencial productivo de la Argentina es enorme, a lo largo y a lo ancho de todo su territorio, y ese potencial debe ser el motor de un modelo de desarrollo equitativo y verdaderamente federal.
Basta mirar el mapa, de norte a sur, de este a oeste. En los salares del Noroeste, reservas de litio estratégicas para la transición energética a nivel global. En la Patagonia, la segunda mayor reserva de shale gas, en Vaca Muerta. Cuyo es el epicentro de la vitivinicultura argentina, que en rigor está presente en 16 provincias.
Las fortalezas de la Argentina
La Argentina es, por ejemplo, el principal exportador mundial de peras provenientes del Alto Valle, lidera la exportación de limón industrial producido en el Norte Grande y tiene en la Región Centro uno de los principales polos aceiteros del mundo.
En la Mesopotamia, la industria forestal tiene potencial para cuadruplicar su producción en el próximo lustro, pero el país también produce automóviles, acero, aluminio. Cientos de productos argentinos abastecen a los países del Mercosur, llegan a los Estados Unidos y a la Unión Europea y pueden consolidarse en esos mercados y acceder a otros.
La Argentina produce lo que el mundo necesita. Por eso es imprescindible acortar las distancias entre esos bienes y el mundo. Al desafío de producir más y mejor, de vender más, hay que sumar el desafío de distribuir los productos nacionales de manera más rápida y eficaz.
La lógística, clave para el desarrollo
Una logística inteligente es, por lo tanto, una plataforma para el desarrollo. Mejorar la eficiencia de la logística de cargas con una mirada federal, que integre a todos los territorios y a todas las actividades productivas, es clave para el crecimiento de las economías regionales y para la prosperidad de todo el país.
Las provincias así lo entienden y hoy la logística es una prioridad en la agenda de los gobiernos provinciales. La Estrategia Federal Logística que llevan adelante junto al Consejo Federal de Inversiones (CFI) es una herramienta de diagnóstico, planificación y gestión capaz de diseñar soluciones concretas para el transporte de carga en un país donde las grandes distancias son el principal desafío.
La Argentina necesita establecer consensos y definir un horizonte común que le permita avanzar hacia un modelo de crecimiento sustentado en la inclusión social, en la equidad territorial y en la responsabilidad ambiental; acordar, en definitiva, una hoja de ruta hacia el desarrollo.
La logística, un capítulo prioritario de esa hoja de ruta
En un escenario global atravesado por cambios vertiginosos, en el que la crisis climática, la inestabilidad geopolítica y la creciente escasez de recursos naturales están redefiniendo las dinámicas comerciales, la Argentina tiene que adaptarse, innovar, transformar todo su potencial productivo en un crecimiento sostenible y equitativo, con una mirada federal y a largo plazo.
Para ello, hace falta planificación, liderazgo y capacidad de gestión. Sólo una estrategia logística sólida y consensuada podrá fortalecer la competitividad de nuestros productos, optimizando los modos de distribuirlos. Esa estrategia, que requiere decisión política y un esfuerzo sostenido, debe ser uno de los pilares de la agenda del desarrollo de la Argentina.