OBRAS PÚBLICAS

La Pampa: Ruta 20, la pesada herencia de Arrieta en la Patagonia

La desidia empresarial y la falta de control de Vialidad provocan accidentes y abren caminos alternativos que son una trampa para autos, camiones y colectivos.

Los trabajos de repavimentación de la ruta provincial 20, conocida como la ruta del Desierto, que ejecuta la provincia de La Pampa con fondos de Vialidad Nacional están generando accidentes y complicaciones a quienes utilizan el corredor que comunica a ese distrito con la Patagonia.

La ejecución de las obras, necesarias en una vía de comunicación e integración entre La Pampa y la Patagonia, están generando problemas a miles de turistas que visitan, por ejemplo, Bariloche o los camiones que llegan y salen de Vaca Muerta. Por allí circulan más de 1.300 vehículos por día.

La ruta 20, ex Conquista del Desierto y ahora Camineros Alberto Herrera-Estanislao Molina, tiene 299 kilómetros en línea recta y une las localidades de Chacharramendi y 25 de Mayo. Es una ruta peligrosa por la monotonía del paisaje y se recomienda encarar ese tramo de manejo con mucha precaución y, fundamentalmente, descansado, para no caer en lo que se denomina “sueño blanco”.

Los camioneros y automovilistas que atraviesan la ruta en las últimos meses -en agosto de 2022 comenzó la obra- aseguran que los caminos alternativos que dejaron las tres empresas “están intransitables, ni siquiera son de ripio, son muy largos y se levanta mucha tierra al punto que no se ve nada. Así se rompen ruedas o directamente el tren delantero”.

Los encargados de controlar las obras son Rodrigo Cadenas, titular de Vialidad de La Pampa, Martín Izaguirre, delegado de Vialidad Nacional en la provincia, y el responsable nacional de Vialidad, Gustavo Arrieta.

Un vocero de la delegación provincial de Vialidad consultado por Letra P admitió que “los problemas surgieron por las lluvias intensas”, aunque las quejas de los usuarios datan de tiempos de sequía y también por la falta de señalización. Por encima de las responsabilidades ejecutivas de las dependencias provinciales, todas las miradas apuntan a Arrieta, máximo encargado del área a nivel nacional. A los inconvenientes derivados de la mala planificación de las obras, como en el caso de la ruta 20, se le añaden los cuestionamientos al funcionario por la paralización de avances en otros lugares del país, como ocurrió en Santa Fe. Además, los vínculos de Arrieta con el ex intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, quien debió renunciar a su cargo en el gobierno bonaerense tras el Marbellagate, configuran un cúmulo de puntos negativos que van en contra de su continuidad en Vialidad, en caso de que el candidato presidencial oficialista Sergio Massa llegue a la Casa Rosada el 10 de diciembre.

Las tres empresas de nivel nacional a las que se le adjudicaron los contratos por un total 4.200 millones de pesos en 24 meses para efectuar arreglos en tres tramos que suman 56 kilómetros de ruta tienen experiencia en este tipo de obras. Sin embargo, según el testimonio de los usuarios de la ruta, “plantearon los trabajos sin tener en cuenta que por ahí tiene que seguir transitando gente. Te mandan por la tierra y si llueve por el barro, a paso de hombre, sin señalización y poniendo en peligro la vida y también el vehículo”.

Las tres empresas

Una de las empresas encargadas de las obras es CN Sapag de Neuquén. La compañía tuvo problemas similares el año pasado, cuando dejó aislada la localidad neuquina de Villa Traful mientras realizaba obras en la ruta provincial 65, que generaron denuncias de los comerciantes y vecinos de esa localidad turística.

Otra firma involucrada en las obras de la ruta 20 es Jubete, del ingeniero Omar Ángel Jubete, una constructora con sede en Santa Rosa y vínculos clave con la política provincial. Registró un crecimiento furibundo durante la gobernación de Oscar Mario Jorge.

La tercera es Vial Agro, la empresa de la familia Quantín de Tres Arroyos, que fue una de las firmas que participaron del fallido esquema de Participación Público - Privada (PPP) impulsado por la gestión Cambiemos y que el gobierno del Frente de Todos rescindió por el incumplimiento de las obligaciones por parte de las empresas.

Las obras abarcan tres tramos de la ruta 20. Uno tiene 16,8 kilómetros (entre los kilómetros 328,2 y 345) y otros dos de unos 20 kilómetros cada uno: entre los kilómetros 345 y 365 y desde el kilómetro 365 hasta la intersección con la RN 151. Incluye el ensanchamiento a 7,30 metros, el estándar de una ruta nacional, con repavimentación en dos capas de seis centímetros, la iluminación de un tramo, construcción de banquinas, señalización horizontal y ensanche de alcantarillas.

Los reclamos por las dificultades que generaron las obras se replicaron en los medios. El Diario de La Pampa reflejó las quejas contra la contratista Vial Agro y las administraciones provincial y nacional de Vialidad por la falta de controles sobre las condiciones en que se ven obligados a circular quienes hacen el trayecto entre Chacharramendi y la Ruta Nacional 151, en cercanías de Colonia 25 de Mayo.

"Hago el recorrido varias veces al mes. Cuando no corrés el riesgo de quedar encajado como ahora, corrés peligro de pegarte un palo por la nula visibilidad por la cantidad de polvo en suspensión; además de que el desvío está muy golpeado y angosto. Imposible poder sobrepasar", grafica uno de los testimonios sobre el camino por La Pampa que, a través de la ruta nacional 5 y la alternativa por Bahía Blanca, a través de la ruta nacional 3, son los dos pasos más transitados para llegar al sur argentino.

La ruta 22 es un dolor de cabeza para los usuarios que viajan entre Río Negro y Neuquén.
Pésimo estado de la ruta 40 camino a El Bolsón.

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