A pocas horas de declararse la guerra de los chips por la decisión de una startup china de desarrollar la Inteligencia Artificial (IA) DeepSeek, que competirá con ChatGPT, el Vaticano difundió un documento advirtiendo que la implementación de esta tecnología puede reforzar un sistema económico desigual y deshumanizador, en el que los beneficios se concentran en unas pocas empresas globales.
El documento Antiqua et nova contiene reflexiones del papa Francisco y fue redactado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cuyo prefecto es el cardenal argentino Tucho Fernández. También colaboraron equipos doctrinales del Dicasterio para la Cultura y la Educación a cargo del cardenal portugués José Tolentino de Mendonça.
En 117 párrafos, divididos en cinco capítulos y una reflexión final, el texto pontificio pone de relieve los retos y las oportunidades del desarrollo de la IA en los ámbitos de la educación, la economía, el trabajo, la salud, las relaciones y la guerra.
Impacto de la Inteligencia Artificial
En el ámbito económico, el documento vaticano señala que las inversiones en IA se centran en sectores estratégicos como la tecnología, energía, finanzas y medios de comunicación.
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Inteligencia Artificial: el Vaticano alerta sobre su impacto social
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Sin embargo, alerta, esta dinámica propicia un “monopolio digital”, en el que pocas empresas acumulan la riqueza generada. “Este modelo pone en riesgo la diversidad económica, elemento clave para el desarrollo sostenible en tiempos de crisis”, plantea.
El Vaticano subraya que la economía digital, al no depender de contextos locales, puede “reducir la riqueza de interacciones humanas que generan soluciones creativas” y sostiene que “dejar el sistema económico en manos de la tecnología implica eliminar este diálogo humano, reemplazándolo por procesos uniformes y lejanos a las realidades locales”.
Empleo: oportunidades y amenazas
En el texto doctrinal, el Vaticano señala que mundo del trabajo enfrenta transformaciones profundas debido a la automatización. La IA tiene el potencial de liberar a los trabajadores de tareas repetitivas, mejorando la creatividad y la productividad. Sin embargo, también puede reducirlos a "engranajes" de un sistema, subordinados a máquinas que priorizan la eficiencia sobre la dignidad humana.
Jorge Bergoglio alerta sobre el riesgo de que los avances tecnológicos aumenten la brecha laboral, dejando a muchos sin opciones dignas de trabajo. La automatización excesiva, advierte, amenaza con despojar al empleo de su valor social y humano, al tiempo que concentra los beneficios en las élites tecnológicas.
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Impacto de la Inteligencia Artificial en el empleo
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El Vaticano considera que los líderes internacionales y los gobiernos tienen la responsabilidad de establecer regulaciones que garanticen una implementación justa de la IA. Esto incluye proteger la privacidad, evitar la explotación de los trabajadores y asegurar salarios y condiciones laborales dignas.
Además, puntualiza, se deben promover estrategias que integren la tecnología como una herramienta complementaria, no como un reemplazo del juicio humano.
El llamado de la Iglesia enfatiza la necesidad de priorizar al ser humano por sobre el lucro, recordando que el trabajo no es sólo un medio de subsistencia, sino una vía de crecimiento personal y social.
Desinformación, deepfake y abusos
Según el Vaticano, la IA tiene un papel dual en la sociedad: por un lado, puede ser una herramienta poderosa para analizar datos complejos y guiar a las personas hacia la verdad; por otro, conlleva riesgos significativos de generar desinformación.
Uno de estos riesgos, puntualiza, es la “alucinación” de la IA, un fenómeno en el que los sistemas producen contenido aparentemente real, pero falso, lo que puede inducir a engaños no intencionados.
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La Inteligencia Artificial juntó a los últimos seis papas.
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Esto plantea, asegura, un desafío importante para garantizar la veracidad de la información generada y requiere un compromiso ético de quienes crean y las personas usuarias.
Para la Iglesia, el problema se agrava con el uso intencionado de la IA para manipular, como ocurre con los deepfakes, representaciones audiovisuales falsificadas que pueden dañar la reputación y la dignidad de las personas.
Estas tecnologías tienen el potencial de erosionar la confianza en los medios y alimentar la polarización social, debilitando los fundamentos de la convivencia. Por ello, considera que es fundamental implementar regulaciones y fomentar la prudencia en la creación y difusión de contenidos generados por IA, asegurando que la tecnología promueva el bienestar colectivo.
Desarrollo tecnológico con rostro humano
Para evitar que la IA perpetúe desigualdades, la Iglesia considera fundamental que su desarrollo esté orientado al bien común. Esto implica que empresas, gobiernos y personas usuarias adopten una perspectiva ética en su diseño y uso.
En las conclusiones, el documento vaticano sostiene que sólo una humanidad responsable y solidaria puede garantizar que la IA sea una herramienta de progreso inclusivo.
Plantea, además, que el futuro de la inteligencia artificial debe construirse con un enfoque en la dignidad humana, la justicia económica y el respeto por la diversidad. "El progreso debe ser una oportunidad para que todos prosperen, no sólo unos pocos", sostiene el papa.