Patear y acordar. En medio de la campaña presidencial, el ministro-candidato Sergio Massa puso en marcha "el plan freezer" para evitar que la inflación de septiembre, que se conocerá sólo diez días antes de las elecciones generales, alcance los dos dígitos y complique sus chances electorales. El aspirante de Unión por la Patria es consciente de que el IPC de agosto traerá malas noticias, pero apuesta a contener la escalada inflacionaria con el congelamiento de precios.
Cuando el Gobierno decidió subir el tipo de cambio a $350 y devaluar el peso un 22%, en los pasillos del Palacio de Hacienda reconocieron que no sería "descabellado" pensar en una inflación del 10% para agosto. Casi a fin de mes, un funcionario del equipo económico corrigió la proyección y previó que podría "no llegar" a superar ese techo. Para las consultoras privadas no hay grises: midieron entre 11% y 14% para el octavo mes del año y prevén que junto con septiembre el aumento promedie un 25%.
Pese a los pronósticos, en Hacienda creen estar a tiempo de salvar septiembre. Desde la semana pasada quedaron congelados los precios de los combustibles, las tarifas del transporte público y, después de un tenso tironeo, las prepagas también entraron en el freezer. A escondidas del Fondo Monetario Internacional (FMI), la energía eléctrica tampoco tendrá incrementos antes del 22-O. En el staff report, el organismo pidió actualizar los precios hasta fin de año para los sectores medios y bajos. "Es una decisión de Massa y después de (la secretaria de Energía) Flavia Royón", respondieron en el área ante la consulta de Letra P.
Massa también apuesta a los acuerdos de precios con las empresas de productos de primera necesidad. En la Secretaría de Comercio vieron que el avance del precio de la carne fue de lo que más impulsó el índice de agosto: arrancó con subas del 60% y luego se desinflaron al 40%. El área, que encabeza Matias Tombolini, se encuentran "trabajando" con el sector cárnico para pactar los nuevos valores del programa Precios Justos. A la par, prevé que el sendero de aumentos del 5% para las alimenticias hasta fines de octubre dé resultados, mientras que continúan las negociaciones con 12 rubros entre los que se encuentra consumo masivo.
Tras las PASO, Massa puso en marcha una unidad antiinflacionaria con el titular de la Aduana, Guillermo Michel, a la cabeza. "A los empresarios los hacemos retrotraer (los precios) cuando les mostramos los márgenes de ganancia. Tienen que recortar por ahí. Ahora, se viene la contraofensiva", dijo una fuente al tanto de las negociaciones. En el equipo monitorearon los primeros cinco días de septiembre y se muestran "optimistas". "Se está cumpliendo con lo acordado", afirmaron a este medio.
La puerta de "riesgo" que abrió la devaluación
El traslado a precios de la decisión de subir el tipo de cambio, que en el Gobierno repiten fue por exigencia del FMI, fue mayor de lo esperado. "Antes de las PASO estimábamos inflación acumulada de 15,5% para el bimestre agosto-septiembre y tras el salto dólar oficial, esperamos que roce 25%", indicó Equilibra en su último informe.
En Ecolatina creen que la devaluación fiscal de fines de julio que agregó el impuesto PAÍS a las importaciones, la volatilidad en el dólar blue y posterior shock con el salto de la divisa oficial "arrojó mayor incertidumbre a la ya vulnerable situación previa". "Los riesgos al alza son muchos, teniendo en cuenta una inercia que se consolida en pisos más altos, la inestabilidad que genera la ausencia de anclas, la escasez de divisas, la inexistencia de un plan integral para bajar la inflación, la distorsión de precios relativos y la falta de confianza del Gobierno", señaló la consultora.
En Eco Go la lectura es que la devaluación se realizó "sin un plan de fondo" que controle el pass through (traslado a precios) y que, en lugar de corregir, "alentó una corrida contra los dólares paralelos" que terminó por ampliar la brecha cambiaria. En el sector privado también consideran que la batería de medidas de Massa llegó tarde.