LAS CONTORSIONES DEL MODELO

El nuevo dólar: oportunidad y riesgos

Riesgo país para abajo, inflación más rebelde. Señales de fatiga social para un 2026 con signos de interrogación, plataforma para la gran discusión de 2027.

La rueda posterior al anuncio del nuevo esquema cambiario, que indexa con la inflación pasada el tope para la cotización del dólar, siguió el rumbo previsto: el riesgo país se ubicó un escalón más abajo y el billete verde, uno más arriba. La reacción del mercado da cuenta de la oportunidad y de los riesgos que presenta la nueva etapa.

Los operadores no dudan de que Toto Caputo y Javier Milei entraron en razones, decidieron por fin acumular reservas y asumieron, así, el costo de la mandrileada necesaria para resolver la falla congénita de su modelo. Sin embargo, esta no es la primera vez que el Gobierno promete sumar su demanda al mercado cambiario y que, de hecho, ya registra dos incumplimientos: uno que mereció en su momento un primer waiver –dispensa– del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otro que seguirá en lo inmediato el mismo camino.

¿El ministro de Economía y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, mienten y sólo dijeron lo que el Fondo necesitaba escuchar para facilitar la extensión de un nuevo perdón por el incumplimiento contumaz de la meta de reservas? Para nada, pero, dados los antecedentes, es recomendable la cautela.

El dólar nuevo y el adiós a las bandas

Ya se impone dejar de hablar de un sistema de bandas. Es absurdo hacerlo cuando la inferior, a donde Milei decía, allá por abril y mayo, que caería el tipo de cambio, devino pura entelequia. Si solo queda la superior, no puede hablarse propiamente de bandas, sino sólo de un techo o cotización tope para el dólar, que flotará –con intervención oficial– debajo de ese límite y no la traspasará salvo en caso de desmadre.

Al actualizar ese tope cada mes de acuerdo con el último índice de inflación divulgado por el INDEC, el Gobierno sugiere que convalidaría una paridad más elevada, producto de la incorporación de su demanda al mercado. ¿Será así?

Cabe aclarar que lo que se indexa es el tope para la cotización, cuyo traspaso gatillaría una intervención –venta de dólares– de la autoridad monetaria. No se indexa el tipo de cambio mayorista propiamente dicho.

El dólar nuevo y la oportunidad del riesgo que baja

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie", dice Tancredi Falconeri en Il Gattopardo. ¿Lo cita Caputo? El mercado cree que no y ve un sincero "recalculando" impuesto por la necesidad de darle un empujón a la baja al riesgo país –que permita refinanciar vencimientos y despejar cualquier temor a un incumplimiento– y por la rebeldía de una inflación que se amesetó largamente en el "dos y pico" por ciento y amenazaba con convertir el atraso cambiario en un sol imposible de tapar con un dedo.

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La cotización de los títulos de la deuda pública subió hasta 3% y, como contrapartida, el riesgo argentino perforó a la baja la barrera de los 600 puntos básicos. Un regreso mínimamente sensato –por lo menos, no temerario– al mercado voluntario requeriría un nivel de 500 puntos o menos.

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Fuente: Ámbito Financiero.

Fuente: Ámbito Financiero.

El ministro trader está apurado. El 9 de enero vencen 4300 millones de dólares y la última licitación de un bono en esa moneda en el mercado local le acercó solamente 910 millones y, encima, a una tasa brava del 9,26%.

Para pagar, lo que se descuenta que ocurrirá, todavía debe juntar la mitad de aquella cifra, lo que saldrá, afirmó el ministro, de una oferta de un grupo de bancos –su promesa más largamente incumplida– y de los swaps vigentes con Estados Unidos y… –carita de hereje– ¡con China!

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Toto Caputo, en su salsa. (Imagen generada con inteligencia artificial).

Toto Caputo, en su salsa. (Imagen generada con inteligencia artificial).

El Tesoro deberá enfrentar un vencimiento similar a mediados de año, pero para ese momento se espera que el regreso al mercado internacional sea un hecho. Para lograrlo, sería fundamental mostrar que, efectivamente, la acumulación de reservas empezó, objetivo para el que jugará a favor la temporada sojera del segundo trimestre.

¿Una inflación más rebelde?

El Gobierno pretende que el fortalecimiento de la posición de divisas del Banco Central no tenga efectos inflacionarios, para lo que requiere que crezca una demanda de dinero que se desinfló en la previa de las elecciones legislativas. Por eso, no fija un objetivo preciso, sino que habla de supuestos contenidos en una horquilla de entre 10.000 y 17.000 millones de dólares en 2026.

La divisa estadounidense se alineó este martes con la expectativa creada por el anuncio y subió 1% hasta alcanzar su mayor nivel del mes. Si bien el Central no compró ni vendió, en el mercado se habló de una discreta intervención del Tesoro para evitar un movimiento más brusco.

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El dólar en la era de Javier Milei (Fuente: Rava Bursátil).

El dólar en la era de Javier Milei (Fuente: Rava Bursátil).

Es poco probable que un tipo de cambio más movido no impacte en los precios. Así, una política activa de acumulación de reservas, con demanda oficial, difícilmente sería inocua para el nivel de precios y, señala el consenso de los analistas, ralentizaría la desinflación.

El propio Bausili se encargó de atenuar esas expectativas. "Que las bandas se ajusten por la inflación no quiere decir que la inflación vaya a ser mayor o menor", aclaró.

La consultora Analytica ponderó el nuevo esquema cambiario al señalar que recoge medidas que venía "señalando como fundamentales", como "una estrategia de acumulación de reservas, remediar la apreciación cambiaria y mejorar sustancialmente la comunicación de la política económica". Sin embargo, aclaró que "existen dos impactos asociados en el corto plazo: dificulta reanudar el sendero de desinflación y, a su vez, no impulsa el nivel de actividad".

¿Se entiende por qué hay que esperar para ver hasta qué punto Milei y Caputo realmente cambiaron el rumbo?

Según recogió Letra P, aunque coincidió en el elogio, la consultora Equilibra advirtió que el nuevo esquema "agrega un elemento de inercia inflacionaria".

Eco Go también dijo que el paso es necesario, pero reconoció que probablemente "la desinflación sea más lenta que la buscada originalmente y las tasas de interés, más elevadas", combo negativo para la actividad.

Al que no le gustó la medida fue al mayor defensor externo de la economía de Milei, el tucumano Ricardo Arriazu, quien la definió como "una tontera, pero una tontera moderada".

"Anunciaron la suba del techo de la banda, lo que genera incertidumbre (…). El mercado cree que la flotación cambiaria es el mejor sistema; yo no", añadió el economista, considerado el padre de la "tablita" de José Alfredo Martínez de Hoz durante la última dictadura.

El hombre dice haber aprendido que en economías dolarizadas o bimonetarias como la argentina es mejor clavar el dólar o, como mucho, deslizarlo leve y previsiblemente.

"El Gobierno dice que no está indexando el tipo de cambio, sino la banda. Es cierto, pero (…) la inflación nunca baja cuando se indexa el tipo de cambio porque se genera más incertidumbre", se explayó, exponiendo la ambigüedad sobre lo que, se supone, el Gobierno está atando al IPC.

Las señales del paisaje social

La extensiva encuesta de diciembre de Management & Fit sugiere un avance de las preocupaciones ciudadanas vinculadas a las condiciones materiales de vida.

Si bien la aprobación a la gestión de Milei subió 3,5 puntos porcentuales hasta 47,3% –el rechazo gana con 49,7%–, la inquietud por "los aumentos de precios y tarifas" creció fuerte desde septiembre y ya lidera las menciones.

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Por otro lado, las problemáticas vinculadas a la insuficiencia de los ingresos, el endeudamiento de las familias y la precariedad del trabajo se llevan seis de las diez menciones sobre las "principales preocupaciones a nivel personal".

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He ahí una acechanza para el oficialismo en un 2026 que puede resultar más complicado en lo económico y en lo social que lo que hoy intuye la política.

La incubadora de 2027

El INDEC dio cuenta este martes de un crecimiento del 5,2% en lo que va del año, pero con un tercer trimestre que mostró un freno en seco de la actividad, con un aumento marginal de apenas 0,3% que evitó, por un pelo, un segundo ciclo de retracción y, con eso, la caída en recesión técnica.

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El consumo privado está planchado y la inversión retrocedió 6% entre julio y septiembre.

La consultora LCG describió la evolución del producto bruto interno (PBI) como "errática mes a mes". Estimó que "la disminución de la incertidumbre macroeconómica podría aliviar la dinámica del consumo y la inversión", pero no prevé "que estos factores se conviertan en impulsores significativos del crecimiento económico para el mediano plazo".

Para el año que termina, calcula un crecimiento del 4,5% y la proyección positiva para el que viene tendría mucho de arrastre estadístico.

La economía que propone Milei es mayormente fría y el "pedo de buzo" no es más que uno de sus tantos pronósticos fallidos. Tanto es así, que este martes volvió a poner la carnada del crecimiento en el futuro. "Cuando la economía empiece a crecer fuertemente, ¿qué va a hacer el zurderío? Va a decir que se genera desigualdad", auguró en tono burlón.

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Y, Presidente, no va a quedar otra

¿Acaso el Presupuesto 2026, que consiguió dictamen y vía libre para su votación este miércoles en la Cámara de Diputados, no cristaliza el superávit fiscal a expensas de necesidades sociales acuciantes?

¿Por qué, si no, supone la derogación de las leyes de financiamiento universitario y de emergencia en discapacidad, que el gobierno de extrema derecha jamás se molestó en cumplir?

Eso y la estación parlamentaria que sigue, la predemocrática reforma laboral, motivo de la movilización que la CGT realizará este jueves, son las marcas en el orillo del modelo: todo para el capital, nada para la gente.

El año que está por comenzar, cuna política del crucial 2027, gesta en su vientre movimientos impredecibles.

Santiago Bausili y Federico Furiase explican los cambios en las bandas del dólar
Toto Caputo, El Jugador (imagen generada con IA). 

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