Mientras la devaluación y la corrida aceleraban la crisis cambiaria, el pistón santafesino bajaba las revoluciones. La matriz productiva y agroexportadora de Santa Fe sintió el cimbronazo de esta semana como no había pasado en muchos años, y sus actividades abrieron el paraguas. El ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa, que tanto depende y pondera la actividad de la región, se cavó su propia tumba con la devaluación obligada por el FMI que tiene efectos directos en el ingreso de dólares.
La exportación agropecuaria, industria de todo tipo, biocombustibles, frigoríficos, y la comercialización de granos y subproductos, por señalar algunas, quedaron en suspenso durante la semana. “El mercado de granos está paralizado, la devaluación dio muerte súbita al dólar agro”, definieron a Letra P en el mercado.
No se vendió nada de maíz, aunque igualmente Massa se anotó sobre el límite la meta de 2.000 millones de dólares liquidados del programa dólar agro, que hizo furor las dos primeras semanas y ahora acaba de morir. Apenas se vendió algo de soja con el 20% de la devaluación metido en el precio.
Con las brechas volando, nadie le vende nada a las cerealeras, nadie mueve un dedo. La brecha es el peor enemigo para el mercado de granos porque el productor, por más mejora en el tipo de cambio que haya como hubo, observa el alza del paralelo que escala y escala, y opta por esperar salvo alguna necesidad.
Además, el presidenciable Javier Milei insiste en dolarizar, así que los productores sueñan más aún con otro tipo de cambio para cambiar sus granos. En el ambiente del corretaje empiezan a oír con más atención el programa del libertario desde el domingo y muchos se convencen de que es viable.
En rigor, el problema es de oferta, con una base condicionante que fue la sequía que aún se siente en el stock, y un contexto que fue la corrida cambiaria. “Vamos a una parálisis total de puertos en el corto plazo si se mantiene así”, sostiene una fuente del sector agroexportador. Esto significa menos liquidación de dólares, justo lo que no necesita el ministro candidato. Hoy no ven un panorama, más que esperar.
La comercialización de fertilizantes también trasladó aumentos en distintos productos. Las aprobaciones de los llamados SIRAS (Sistema de Importaciones de la República Argentina) no fluyen pero salen. Parece no haber más margen para frenar al campo.
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Por su parte, el sector automotriz siente directo el impacto devaluatorio por sus componentes y vehículos importados. Varias automotrices sacaron nueva lista de precios de vehículos como Fiat y, en Santa Fe, la gigante GM podría seguir esos pasos. Además, las complicaciones habituales de las importaciones se agrandan y la espera para ingresar vehículos también se suma a la incertidumbre. Por ahora no hay algún freno de la producción a la vista en la automotriz instalada en Alvear.
Sí en el frigorífico Swift que decidió paralizar sus plantas de Rosario y Venado Tuerto dándole vacaciones desde la próxima semana al personal porque no hay hacienda. Sin vacas, no hay nada que hacer, dicen. No sucede lo mismo con el frigorífico de Alfredo Coto. “Actividad normal, al menos por el momento”, explicaron. Mientras, el precio de la carne subió más del 30%.
La que estuvo a punto de frenar y armar un problema de grandes dimensiones fue la industria del biocombustible. Las 27 plantas santafesinas que elaboran biodiesel para corte obligatorio del gasoil pararon su producción y enviaron una carta a la Secretaría de Energía solicitando una corrección del último precio de venta porque no pueden cubrir los costos de producción. Además alertaron de una posible escasez de gasoil, con todo lo que implica en la Santa Fe productiva. Le dieron un 20%, unos puntos menos. "No hubo forma de convencer para cubrir toda la devaluación", explicaron a este medio.
La matriz santafesina es clave para la actividad nacional y siente el impacto si algunos indicadores macro se desbandan, sobre todo el tema cambiario. Nadie quiere mover demasiado, todos esperan que la semana próxima la brecha sea menor y rezan para que la tormenta no granice.