El Fondo Monetario Internacional (FMI) especula con lo que pase el próximo domingo y aún no le pone fecha a la séptima revisión del acuerdo con Argentina que destrabará los U$S 2500 millones restantes para este año. En el Ministerio de Economía también se enfocan en despejar esa incógnita y advierten que si hay ballotage, el dinero esperará incluso hasta después de la definición el próximo 19 de noviembre. El swap con China que activó este miércoles el presidente Alberto Fernández en su viaje al país oriental trae alivio a las reservas del Banco Central, que igual continúan en niveles críticos y deben afrontar no sólo vencimientos con el organismo crediticio sino también una presión dolarizadora que crece.
La estimación original de finales de julio, cuando salió a la luz el detalle de la renegociación del pacto, era que la misión técnica se concrete en la primera semana de noviembre, con el nuevo presidente elegido. El escenario de las PASO puso con fuerza sobre la mesa la posibilidad de una segunda vuelta electoral y, en su viaje a Washington a pocos días de los comicios, el ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, se encargó de agitar el fantasma de Javier Milei para venderse como la mejor opción no sólo ante el Fondo sino también ante funcionarios del gobierno de Joe Biden.
La entidad que dirige Kristalina Georgieva se encargó de tener sus contactos particulares con los equipos de La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio, preparándose para un eventual vínculo institucional con alguna de las fuerzas.
Ahora, la incertidumbre sobre las urnas es total. "Estamos en contacto permanente con el Fondo y tenemos en el horizonte la próxima revisión", precisó un funcionario del Palacio de Hacienda que mantiene conversaciones con los equipos de la entidad. "El único tema es calibrar el desembolso de U$S 2500 millones que está atado a la próxima revisión", explicó ante la consulta de periodistas.
Los dos obstáculos de la revisión
Las discusiones técnicas que se vienen tienen dos obstáculos: la incógnita electoral, que en el entorno de Massa reconocen que puede "hacer esperar la revisión para el post segunda vuelta", y por lo tanto, retardar la llegada de esas divisas necesarias para hacer frente a tensión cambiaria y el pago a la entidad del 21 de diciembre del equivalente a alrededor de U$S 910 millones. Ambas acciones están complicadas en un contexto en el que se cuenta cada número de las arcas internacionales del BCRA para atender las demandas del mercado, los organismos internacionales y el control de una brecha cambiaria que alimenta el problema de la inflación.
La segunda dificultad a sortear serán las metas fiscal, de reservas y de asistencia al Tesoro. La primera, al filo de incumplirse por el último paquete de medidas para el atenuar el impacto de la devaluación que lanzó Massa desde las PASO, pero en los despachos oficiales descreen que sea un problema ya que se medirán datos al 30 de septiembre y cuentan con la posibilidad de "pedir un waiver (perdón) y ver lo que viene". En el entorno de Massa prevén una discusión sobre los congelamientos, ajustes y actualización de los servicios públicos
En su última conferencia de prensa la vocera del FMI, Julie Kozack, aseguró que las políticas adoptadas agregan desafíos para la Argentina y consultada por una presunta dolarización manifestó la preocupación el organismo por "asegurar que las políticas macroeconómicas sean consistentes con una transición ordenada entre los regímenes cambiarios que las autoridades soberanas decidan adoptar", en un guiño a un posible cambio de color político.
El escenario cambiario tras las elecciones es incierto, pero a la vista de una posible dolarización o expectativas devaluatorias recientes, se presume que la presión sobre el tipo de cambio estará presente tanto en el mercado oficial como los paralelos. Tras la devaluación del 14 de agosto en $ 350, el Gobierno acordó con el Fondo mantener fija la divisa mayorista hasta dos semanas después de las generales y ese día comenzar una vez más a aplicar las microdevaluaciones diarias en función de la inflación de octubre para mover el precio de forma paulatina.
La especulación sobre una nueva devaluación imprevista como sucedió tras las PASO sobrevuela entre los operadores de mercado y el propio asesor económico de Patricia Bullrich, Carlos Melconian, lo verbalizó: "El 23 de octubre 500 pesos. No es ni siquiera un pronóstico, es una cuenta matemática en base a la inflación”. El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, salió a responderle por Twitter al integrante de la Fundación Mediterránea y buscó anclar expectativas: "El 23 de octubre el dólar oficial estará en $350. Ya todos se han percatado, en el país y en el exterior, que sin un monto de dólares significativo para controlar el financiero, la maxi deva no sirve. Y desde 15/11 crawl (en referencia al crawling peg, las microdevaluaciones diarias) al 3% mensual".
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Cuando Massa volvió de Estados Unidos en agosto aseguró que los fondos estaban garantizados. En los pasillos del quinto piso responden que pese a las turbulencias cambiarias, Argentina tiene los dólares necesarios para llegar a fin de año. Una parte de esa tranquilidad que el Gobierno busca transmitir es la habilitación de los U$S 6500 millones del swap, que abiertamente, representantes oficiales salieron a aclarar que se utilizarán para intervenir en la brecha del dólar. Otro ancla para la preocupación sobre la depreciación del peso y el aumento del dólar.