EL MUNDO QUE VIENE

Donald Trump, episodio 2: hojarasca, show, plataformas y el valor de la proximidad

El republicano vuelve recargado a la Casa Blanca. El rol de Elon Musk, un Federico Sturzenegger multimillonario. Javier Milei: acá hay una escuela.

Cuando volver a la Casa Blanca era solo una posibilidad, Donald Trump le habría pedido al multimillonario tecnológico Elon Musk que dirigiera algo así como una “comisión de eficiencia gubernamental” o que, traducido, fuera su secretario de reducción de gastos. Parecería que el ofrecimiento sigue en danza y, aunque aún sin conformación, sirve para analizar en qué gobierno está pensando el vencedor de Kamala Harris.

Por otro lado, Susie Wiles, pieza clave en la campaña ganadora de los republicanos, será la jefa de Gabinete de Trump. No solo será la primera mujer en ocupar ese cargo, sino que deberá lidiar con el presidente electo, que en sus primeros cuatro años de gobierno tuvo sendos hombres en ese puesto. No le falta experiencia y tampoco conocimiento del carácter de Trump y ha sabido acompañarlo en situaciones de crisis.

La trayectoria y experiencia no la hacen menos innovadora, característica que se espera para este segundo tiempo.

Milei, por su parte, destacó como el artífice de su triunfo al estratega Santiago Caputo, a quien luego lo dotó de superpoderes, pero, al menos hasta ahora, no en la estructura formal de gobierno.

Donald Trump, recargado

Se habla de un Trump recargado y, aunque hay dudas sobre los niveles de concreción real de la transformación que promete, no pareciera tratarse de las típicas reformas del Estado, sino de algo más semejante a la Ley Bases original más hojarascas de Milei. Ese plan que Sturzenegger pensó para Patricia Bullrich y luego entregó llave en mano al libertario.

Martin Gurri, exfuncionario de la CIA y autor del recomendable libro La rebelión del público, dijo que, si bien Trump llegó a su primer gobierno como un outsider antisistema, su arquitectura y políticas de gobierno se parecieron bastante a lo tradicional. Esta vez, con un listado de lecciones aprendidas, amaga con ser disruptivo de verdad.

Hay contradicciones que se ocultan tras esa narrativa. Se habla de desregulaciones al mismo tiempo que se anuncian subas de aranceles. De liberar todo y de amurallar las fronteras. Raro. Tan raro como cuando Trump, Milei y otros, unidos por el sonido de las motosierras y las trompetas de la libertad, muestran sus diferencias cuando abrazan políticas nacionalistas o del mundo global. Con sus similitudes y diferencias, aparecerán unidos en la Conferencia de Acción Política Conservadora.

Elon Musk, el Sturzenegger de Donald Trump

Pero vale la pena volver a Musk, el hombre que enlaza a Milei con Trump. El dueño de Tesla cree que hay “mucho desperdicio y demasiada regulación que debe eliminarse”. Milei se mete en la conversación y asegura que el magnate ya habla con Sturzenegger. “Estamos haciendo escuela”, dice golpeándose el pecho. En palabras de Gurri, la alianza Trump-Musk aparece como "un desafío a lo que sabemos sobre la psicología humana”.

Javier Milei y Federico Sturzenegger
Javier Milei y Federico Sturzenegger en el Congreso.

Javier Milei y Federico Sturzenegger en el Congreso.

¿Y la de Milei-Sturzenergger? Hay que decir que sus comportamientos, tan espectaculares como volátiles, desafían también a la política tradicional. La descolocan, la interpelan. A eso mismo estamos asistiendo en nuestro país. Política espectáculo y líder showman. Hay que recordar que, cuando la propia Cristina Kirchner calificó a Milei como el “showman–economista”, el Presidente, rápido de reflejos, contestó: “Los nuevos tiempos requieren un poco de show”. Pero ojo: además de espectáculo, hay un comportamiento cargado de transgresiones que se comporta intolerable para los creadores de las normas del establishment progresista y amantes de la cultura woke.

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¿Cuáles podrían ser esas transgresiones? Una reconfiguración fundamental del gobierno federal. Por caso, la ilusión de alinear las jerarquías de la era industrial con las realidades de la vida digital. La consigna del momento es, entonces, que todo debe simplificarse, todo debe ser digital. Arrastrar todo al siglo XXI. ¿Qué da lo digital, además de la sensación de transparencia, rapidez y simplicidad? Cercanía. Es como vivir en las redes.

Proximidad

Sobre lo mucho que se escribe por estas horas, hay un dato contundente: sólo el 23% de los estadounidenses confía en el gobierno federal. Sobre esto apunta Gurri que, “si la reconfiguración puede reducir la distancia entre el público y el poder y si las preocupaciones de la gente común pueden trasladarse a las élites gobernantes, se habrán dado los primeros pasos críticos hacia la restauración de la confianza”.

Finalmente, de eso se trata, de recuperar la confianza, y fue lo que buscó la campaña republicana cuando, en una entrega anterior, subrayamos que la estrategia de Trump linkeaba de manera llana y directa con las preocupaciones y el humor social del electorado. Eso es cercanía y proximidad.

¿Y cómo se trasladan las preocupaciones de la gente a las elites políticas? Solo con la apertura y la capacidad de escucha necesarias. Si media la voluntad de involucrarse en esa conversación real y, fundamentalmente, si existe disposición a actuar en consecuencia, aunque eso signifique transgredir lo establecido, además de tener voluntad de abandonar ciertos dogmas, algo que no estaría sucediendo en gran parte de la dirigencia tradicional; algo que no estaría sucediendo en el peronismo, que pasó de partido del poder a un partido dominado por la ideología.

El mundo de los Elon Musk y los Marcos Galperin

Cuando hablamos de capitalismo de plataformas podemos mencionar a Musk y también a Marcos Galperin, pero no se trata de nombres propios, sino de ellos como dueños y creadores de herramientas que han modificado las formas que tenemos para vincularnos y manejarnos en nuestra vida cotidiana. Por eso, es clave que las lógicas digitales se apliquen no sólo a los procesos internos de gestión, sino, también, para abrir un espacio interactivo para el público. El público lo demanda. El público (si se quiere usar ese término como lo hace Gurri) espera eso de la política y ahí hay un problema no solo de dispositivos (versus instituciones) y de estilos, sino de velocidades.

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Javier Milei y Marcos Galperin.

Javier Milei y Marcos Galperin.

Hoy esperamos que las respuestas a nuestras demandas sean tan rápidas y fáciles de ejecutar como la de una compra en Amazon o una publicación en redes sociales; como recibir un correo a primera hora del día y otro al cierre que nos resuma lo importante y lo acontecido. Es la fantasía, o no, de adaptar al gobierno, a la proximidad que tienen las plataformas digitales con sus usuarios o clientes.

Con todo, cuando hablamos de cercanía no solo hacemos referencia a lo digital ni a las herramientas sino, fundamentalmente, a la alusión de los candidatos o gobernantes a los problemas cercanos e inmediatos. El metro cuadrado. Los que impactan en la vida cotidiana. Esos que asaltan todas las conversaciones de los ciudadanos de a pie y no las conversaciones que fluyen crípticas en el circuito cerrado de la política.

La ciudad, lo próximo

Sobre los alcances de los cambios a partir de la revolución digital, la percepción de un Estado nacional o federal como un pantano que no da respuestas y sobre la mirada de un gasto innecesario e ineficiente se montan las propuestas de desregular, achicar y descentralizar.

Todo se privatiza o se transfiere, a provincias o municipios. Según palabras de Gurri, bajo esa mirada deja de tener sentido el concepto de “ciudad capital”, centralizada, heredada de las cortes de los reyes; algo que se está volviendo obsoleto. Si se avanza en esa línea, con los servicios, con la educación y con las políticas sociales, hay que poner el foco en lo que sucede con los gobernadores y también con los intendentes, cada vez más sobrecargados de incumbencias, pero sin las capacidades ni las competencias correspondientes. Es un tema que debería ocupar, cada vez más, el eje del debate político en Argentina.

Donald Trump.
Donald Trump se multiplica.

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