En medio de los recortes a las becas y a la parálisis de todos los proyectos de investigación como consecuencia del ajuste del gobierno de Javier Milei, la resistencia de la comunidad científica tocó a las puertas del secretario de Ciencia, Alejandro Cosentino. El directorio de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación renunció en pleno y le agregó otro dolor de cabeza al empresario devenido en funcionario que sostiene al frente del Conicet al cuestionado Daniel Salamone.
Cosentino designó hace apenas un mes a la economista Alicia Caballero al frente de la Agencia, otro organismo descentralizado que, al igual que el Conicet, es clave para el desarrollo científico en nuestro país. Cada uno de los organismos tiene un directorio designado por el Presidente que trabaja ad honorem y es coordinado por un presidente o presidenta nombrado por el área de Ciencia.
La semana pasada Caballero suspendió sobre el pucho la que iba a ser su primera reunión de directorio y, tras no obtener respuestas por la continuidad de las líneas de trabajo que ya llevan cuatro meses de parálisis, quienes integran el cuerpo decidieron dimitir. La medida deja al sector en una situación de parálisis, con sus dos principales organismos en pie de guerra, pero Cosentino sigue sin dar señales de cómo se llevará a cabo el nuevo rumbo que el Gobierno quiere imprimirle al sector.
La paralización como estrategia
En el Conicet, la llegada del veterinario Salamone en diciembre también paralizó la marcha de la institución y trajo despidos y reducción de becas, pero en el caso de la Agencia la designación de su presidenta ocurrió recién a mediados de marzo, cuando Cosentino designó en ese cargo a Caballero. Egresada de la Universidad Católica Argentina (UCA) y exdecana de la facultad de Ciencias Económicas de esa casa de altos estudios, la economista fue directora del Banco de la Nación (2015-2018) durante la gestión Cambiemos.
En esos tres meses de la gestión Milei, el directorio de la Agencia se autoconvocó y avaló, por unanimidad, el proceso de evaluación realizado por el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) para aprobar la adjudicación de 1.584 proyectos tal como lo recomendaron las comisiones ad hoc intervinientes. A ese proceso sólo le faltaba la firma del titular de la Agencia para concretar la asignación de los montos.
Ese punto era el que iba a tratarse en la primera reunión a realizarse con Caballero como presidenta. La suspensión de la cita ocasionó la renuncia del directorio que integraban Cristina Arranz, María Cristina Carrillo, Guillermo Giraudo, Eduardo Guillermo, Paula Lenguita, Javier Tineo, Osvaldo Uchitel, Rubén Zarate y María Alejandra Zinni.
La renuncia masiva y de carácter indeclinable se plasmó además en un comunicado en el que aseguran que “a pesar de haber realizado denodados esfuerzos como vocales del directorio -máxima autoridad del organismo- para arbitrar los medios a nuestro alcance en búsqueda de evitar el desmantelamiento, la parálisis y la destrucción institucional”, se ven “obligados a denunciar la situación de deterioro institucional, que corroe los objetivos para los cuales el organismo fue creado, y cuenta con recursos financieros provistos por organismo internacionales, hasta ahora sin ejecución”.
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En el mismo texto, quienes representan a la comunidad científica aseveran que la inacción institucional “no fue morigerada con la designación de la presidenta del organismo”, advierten que “la plataforma informática diseñada para agilizar la evaluación fue desmantelada” y que se desvinculó a “dos funcionarios claves para el desarrollo del organismo: los directores del Fondo Tecnológico Argentino y el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica”.
Denuncian, además, “la arbitraria decisión de reducir la planta del personal, afectando criterios básicos de desempeño en las funciones requeridas”.
El silencio de los funcionarios de Javier Milei
Caballero llegó a su cargo de la mano de Cosentino y gracias a su cercanía con la subsecretaria de Ciencia, Paula Nahirñak, con la que compartió tareas en la Unidad de Vinculación Tecnológica de la UCA. Ahora, a un mes de su nombramiento, deberá conformar un nuevo directorio. Todas las decisiones de la Agencia deben contar con aprobación de la presidenta y del cuerpo que integran representantes de las distintas ramas de la comunidad científica, así que es un paso obligado para su gestión. En este contexto, la tarea en ciernes puede profundizar la parálisis del sector.
Mientras tanto, los 1.584 proyectos de investigación y los equipos que los impulsan siguen esperando una respuesta. Lo mismo sucede con todas las líneas de investigación del instituto que cuenta con fondos internacionales como principal forma de financiamiento.
En sintonía con Salamone, Caballero no hace declaraciones a la prensa. Ante la consulta de Letra P, fuentes de la Jefatura de Gabinete respondieron que "en los próximos días se va a conformar un nuevo directorio con profesionales de diversas disciplinas que apoyen la Ciencia desde un trabajo orientado a financiar proyectos innovadores con impacto real" y minimizaron las renuncias, alegando que cinco de las personas renunciantes estaban por finalizar sus mandatos.