La recesión de la economía de Javier Milei en Santa Fe dejó atrás los síntomas y empieza a mostrar el deterioro. La caída de la demanda en las industrias tiene efectos palpables con ajustes, cierre o paralizaciones transitorias con el empleo cascoteado. Muchos penden de un hilo; pocos, como el campo, aguantan pese a la inconsistencia económica.
No hay distinción para el golpe entre empresas gigantes y multinacionales como la acería Acindar o una fábrica de asientos de bicicletas de un pueblo del Gran Rosario que acaba de cerrar tras 56 años porque no puede competir con los importadores. El problema de la competencia no es que no se aggiornó al negocio, sino, ni más ni menos, que de costos.
“Hasta noviembre de 2023 teníamos el precio más barato del mercado con la mejor calidad. Los importadores estaban subidos al dólar blue y nosotros con el oficial a 300 pesos competíamos. Pero con la devaluación y el blue quieto, nos mató”, contó Rogelio Bella, dueño de la autopartista de bicicletas El Miguelito.
Si Milei dijo que no puede predecir cuándo llegará el rebote tan esperado, menos pueden las empresas dar precisiones del futuro mediato. Si a principios de año se contemplaban meses como margen para que levante la economía, ahora ese tiempo se achicó. El rebote en V es un cuento de hadas.
Acero líquido
Cuando a principios de año los directivos de Acindar se alarmaron por la caída de las ventas y diseñaron un plan de paradas de producción, pensaron que para mediados de año iba a repuntar o, al menos, empezar a haber una señal. Pero la caída se profundizó y toca el 45% interanual, en un marco en el que están sobrestockeados.
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La demanda de acero en lo que va de gobierno de Javier Milei cayó en un 45%
El empleo entra en la línea de fuego. Se abrió el cupo de retiro voluntario y sacaron contratados. Los puestos no se renuevan o los discontinúan. Los trabajadores de planta agotarán vacaciones, francos y accesorios y si se necesita se avanzará con las suspensiones. “Queremos preservar las fuentes de trabajo”, jura la empresa.
Los gremios UOM y Asimra desconfían, naturalmente en este escenario. El primero todavía no cerró paritarias y es el más combativo. Esta semana el secretario general de la delegación Villa Constitución, Pablo González, instaló que de los próximos seis meses se trabajarán sólo dos.
La empresa salió a desmentirlo, pero no logró taparlo. Funcionarios de Maximiliano Pullaro se reunieron esta semana con autoridades de la acería y se quedaron con esa versión de no riesgo laboral. Más que eso parece que no puede hacer.
Off the record sostienen que quieren normalizar la producción y no tener más paradas, aunque también suena el famoso latiguillo argentino: nunca se puede descartar nada en este país. La pregunta se cae de madura: si aumentan la producción, ¿dónde van a colocar los productos sin ventas?
La caída de la obra pública nacional es la mayor causa, sólo el agro sostiene medianamente su demanda. Pero hay un dato que suena alarmante en el ambiente: para 2025 se cree que el Presupuesto en obra pública será igual al de 2023.
Tampoco hay demasiadas posibilidades de compensar esa obra pública nula. La alternativa de incrementar exportaciones para suplir el mercado interno no tiene demasiado asidero en este contexto. En primer lugar, los mercados no se abren de un día para el otro.
Además, la acería local no es competitiva para la exportación. En las naves de la fábrica algunos delegados con llegada a información de los ejecutivos repetían una frase: “Competir con China es como jugarle un partido de fútbol, pero ellos la pueden agarrar con la mano”.
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Agroindustria, de reojo
La industria se resigna con los números en rojo que caen todos los meses. Sólo la molienda de oleaginosas (agroindustria) y alguna actividad ligada al petróleo, gas y minería, y estructuras, pueden mostrar subas. Sin embargo, también la agroindustria está subsumida por las variables económicas y las trabas cambiarias que el Gobierno se empeña en mantener.
El pedido del staff del Fondo para que el Gobierno elimine el dólar blend por el cual los exportadores liquidan sus exportaciones un 80% por el dólar oficial y el 20% restante por el contado con liquidación (CCL), ni siquiera generó expectativas en la agroexportación. Saben desde hace un tiempo largo que nada hará cambiar la decisión del Presidente, ni siquiera el FMI. Al contrario, ahora se los puso de punto, sobre todo al chileno Rodrigo Valdés, que le cuenta las costillas al plan libertario.
“El Gobierno fue claro que el dólar exportador no se tocará hasta fin de año. Está convencido que es la mejor política cambiaria”, dicen, resignados, a Letra P en la agroexportación santafesina para graficar la tozudez del Presidente.
“Supongamos que (el dólar exportador) no sea competitivo, ¿Cómo se arregla, devaluando? Sería un disparate”, sostuvo casi al borde del enojo Milei en una entrevista en LN+ tras la aprobación de la ley Bases. Milei plantea también un camino largo para el sector: lograr competitividad bajando impuestos, pero una vez que todo se acomode, que no sabe cuándo será. La piedra se tiró hacia 2025 y con eso tira, por ahora.