ELECCIONES 2023

El PJ de Santa Fe cobija a Juan Monteverde entre la desconfianza y la necesidad 

Tras perder la interna, el peronismo reacomoda su rol en la elección a intendente de Rosario que pelea su aliado Ciudad Futura. Territorio, aparato y la experiencia con Cavallero.

El peronismo mordió el polvo en las elecciones a intendente de Rosario, pero igual se entusiasma con volver al poder aunque sea como socio minoritario en la alianza que generó con la centroizquierda Ciudad Futura, que le ganó la interna con Juan Monteverde como candidato. Por eso un sector trata de ser parte de la campaña aportando militancia y estructura donde no llega su aliado y, de esta manera, se va acomodando por si el joven de centroizquierda da el batacazo.

Puntualmente, el Movimiento Evita es el que está encima del proceso electoral ya que fue esencial para que la fuerza de Monteverde se sume a un esquema con el PJ. Después de la experiencia en 2019 donde fueron por separado y el peronista Roberto Sukerman quedó a un puñado de votos de ser intendente, se buscó armar una interna competitiva. Sukerman avanzó con el acuerdo, foto, y todo en marcha. Pero los cálculos justicialistas dieron mal y la interna la ganó Monteverde.

Está claro que sin Movimiento Evita no había Ciudad Futura y eso trata de hacerlo valer en la campaña y, más aún, en un eventual gobierno. A base de articulación, se convirtió en la soga del peronismo en la alianza, ya que el resto de las tribus están enfocadas en otras batallas electorales como las elecciones presidenciales, a la gobernación o en la categoría Diputados.

La estrategia

Para las generales, donde Monteverde compite mano a mano contra el actual intendente Pablo Javkin, la búsqueda es municipalizar la elección y plantear que el clivaje sea cambio o continuidad, y no un voto ideológico que lleve a discursos antiperonista o antiizquierda en los que podrían encasillar a Ciudad Futura.

En esa línea se convencen que deberían elegirlo por las propuestas, por cuestiones concretas, y no tanto por adhesión ideológica que podría dañarlo, más aún después de lo que dijeron las urnas en las PASO presidenciales.

Claro que cuenta con una base de peronismo leal, de progresistas y hasta un sector rosarino, si se quiere, “ilustrado” que acompañará el proyecto de Ciudad Futura. Sin embargo, la elección se gana voto a voto y hay desencantados y hasta desconfiados en tropa propia a los que también deben convencer.

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La planificación parte del supuesto de que la valoración de la gestión actual es baja. De hecho, sostienen que en la interna de Unidos para cambiar Santa Fe, los que votaron alternativas al intendente lo hicieron por descontento a la gestión más que por convencimiento.

Allí, incluso, colocan a algunos peronistas que pudieron darle un voto al candidato conservador Miguel Ángel Tessandori que quedó cerca de Javkin y que deben recuperar. Aparentemente pasó algo similar a nivel nacional con peronistas que votaron a Javier Milei.

Qué hace el PJ

En rigor, quieren buscar el voto en el territorio que el peronismo puede caminar y que la estructura y militancia de Ciudad Futura no alcanza. Convencer al peronista desencantado de los barrios, de sectores lejos de la superficie y del propio aparato pejotista. “Entusiasmarlos y que no pateen en contra”, grafica una fuente. Lo cierto es que, una vez más, el PJ perdió la chance de gobernar Rosario y no les cierra a muchos contentarse con ser furgón de cola de una fuerza nueva.

Para el Evita es distinto porque tiene una alianza. Por eso la tarea de convencimiento es una de las capas en que trabaja. La otra capa es la mediática, con mensajes generales a la sociedad, en los que también buscan pegar a Monteverde con el senador y candidato a la gobernación Marcelo Lewandowski, quien si bien perdió frente a Unidos en las PASO, en Rosario mantiene mucha adhesión.

También hay una suerte de equilibrio de Monteverde en estos encuentros que puede convertirse fácilmente en contradicción al recordar que en la campaña hacia las PASO catalogó de manera peyorativa al peronismo de Juntos Avancemos, puntualmente nombró a Omar Perotti, Sukerman y Alberto Fernández, como la vieja política tradicional. De hecho no hay una sola referencia al peronismo en la cuenta de Twitter del candidato.

Al respecto, una fuente peronista pasó en limpio: “Que a Monteverde le pase como a (Héctor) Cavallero, un no peronista que fue aceptado”. Esta premisa se basa en que el dirigente fue fundador del socialismo santafesino e incluso intendente, pero luego rompe con la estructura del Partido Socialista y funda su propia fuerza, Partido del Progreso Social, que rápidamente se convirtió en un aliado provincial y representó esa alianza en varias candidaturas, incluso a gobernador. La cuestión es si es Monteverde el que quiere eso.

Monteverde fundido en un abrazo con Eduardo Toniolli.
Pablo Javkin y Juan Monteverde en una reunión del pasado. Hoy compiten por la intendencia de Rosario.

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