HAY PARTIDO

Robert Prevost, un papa para la era de Donald Trump

Por qué el perfil de León XIV, pesada herencia de Jorge Bergoglio para las nuevas derechas y sus relatos de odio, invita a comprar pochoclo.

Los análisis sobre el perfil de los pontífices suelen cometer el pecado de la sobrepolitización. Los sucesivos obispos de Roma tienen una misión primordial de orden religioso y espiritual. Sin embargo, la Iglesia bimilenaria vive en el mundo, cosa especialmente importante cuando quien la conduce lo hace desde una visión sinodal, la que sostuvo Jorge Bergoglio y la que se le atribuye a Prevost.

La elección del primer papa estadounidense –anticipada de modo extraordinario por Guillermo Villarreal en Letra P– supone todo un mensaje cuando Trump manda en Washington y, superando con creces lo intentado en su primer mandato, busca con ímpetu inusitado darle al mundo el formato de su gusto.

Teléfono del Vaticano, presidente Donald Trump

Si se trata de la relación entre el hasta ahora cardenal Prevost y el jefe de la Casa Blanca, lo primero que se debe decir es que sus miradas sobre la realidad no podrían ser más diferentes. En ese sentido, la Iglesia acaba de enviar un poderoso mensaje urbi et orbi, uno de resistencia en la era en que la política ha devenido en odio, división, xenofobia, imposición de jerarquías, indiferencia ante la pobreza y el sufrimiento y, como decía Francisco, en "cultura del descarte".

Lo que vemos no es casualidad. Con su dinamismo sin precedentes para designar cardenales afines a su concepción de la Iglesia –una todo lo reformista que el mundo actual demanda, pero suficientemente conservadora como para no generar un cisma–, el papa argentino, político habilísimo, generó el Colegio Cardenalicio más numeroso que se recuerde y, con una composición del 80% decidida por él mismo, dio forma a su propia sucesión.

El pontífice designado este jueves fue uno de los hombres más cercanos a Francisco, al punto que este le confió el Dicasterio para los Obispos, que se encarga nada menos que de nombrar, formar y seguir la conducta de esos prelados en todo el mundo. Si el papa Bergoglio intentó comenzar a moldear la Iglesia del presente, su sucesor agustino, de 69 años, podría consolidar con creces esa tarea si la salud lo acompañara.

Francisco, misión cumplida.

El deseo de Donald Trump y el error del Genio

Con Trump en la Oficina Oval y con León XIV en el trono de Pedro, Estados Unidos resume hoy las contradicciones del poder global.

El republicano recibió la noticia con un saludo correcto a través de las redes sociales.

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El mensaje de bienvenida de Donald Trump.

El mensaje de bienvenida de Donald Trump.

La designación de un compatriota habría sido para él una noticia inmejorable y un modo más de irradiar poder fronteras afuera si hubiese recaído en los conservadores Timothy Dolan –arzobispo de Nueva York– o, especialmente, el cardenal Raymond Burke, quien lo apoyó en la última campaña electoral, fue una de las cabezas a la resistencia conservadora a Francisco y cuestionó públicamente a Bergoglio en lo doctrinario, por caso en lo que hace a la comunión de los divorciados. Prevost, nacido en Chicago, le impondrá al presidente una convivencia incómoda.

Así lo anticipan sus pronunciamientos públicos, incluso a través de una cuenta de considerable actividad en Twitter, en la que –en su faceta de peruano– se presenta en castellano y se muestra en una foto con Francisco.

Hace apenas tres semanas reposteó un mensaje que decía: "Mientras Trump y (Nayib) Bukele usan la Oficina Oval para reírse de la deportación ilegal de un residente estadounidense por parte de los federales, en otro tiempo un salvadoreño indocumentado, el obispo auxiliar de Washington Evelio (Menjivar) pregunta: '¿No ven el sufrimiento? ¿No les preocupa su conciencia? ¿Cómo pueden callarse?'". Ese prelado es el autor del artículo crítico que acompaña el mensaje, el último que Prevost lanzó antes del cónclave.

Poco antes, el 13 de febrero, había compartido otro artículo, escribiendo él mismo un desafío al vice de Trump, J. D. Vance, y apuntando a lo que Francisco (…) y el Evangelio nos piden sobre la inmigración".

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Robert Prevost venía polemizando con J.D.Vance, el vice de Donald Trump.

Robert Prevost venía polemizando con J.D.Vance, el vice de Donald Trump.

Más frontal contra el vice ultraderechista, el 3 de ese mismo mes había posteado un enlace a una nota del National Catholic Reporter señalando que "J. D. Vance está equivocado: Jesús no nos pide que clasifiquemos nuestro amor por los otros".

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Cuestionaba, así declaraciones del funcionario en las que había aludido al "concepto cristiano" de que primero "amá a tu familia, luego a tu prójimo, luego a tu comunidad, luego a tus conciudadanos y, después de eso, priorizá al resto del mundo. Gran parte de la extrema izquierda ha invertido completamente eso". Prevost no piensa eso.

La Iglesia y los Estados Unidos

No todo es política ni mucho menos en un pontificado; también y sobre todo, hay una misión pastoral. La designación de un cardenal nacido en Estados Unidos, donde anidó buena parte de la resistencia conservadora al papado de Francisco, se vincula con eso. ¿Llegó allí la hora de la reforma?

Ese país alberga la cuarta comunidad católica más grande del mundo, un 20% de la población total y en proceso de achicamiento. Todo eso podría sugerir que, tal vez, Estados Unidos sea más importante para la Iglesia que la Iglesia para Estados Unidos.

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Un dato central es que la envergadura de la grey se sostiene, en buena medida, por la llegada de inmigrantes, especialmente latinoamericanos. Tanto como el Evangelio, eso explicará la colisión entre Prevost y Trump.

El papa Francisco lo hizo

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Robert Prevost, desde este jueves León XIV, y su mentor, Jorge Bergoglio, el papa Francisco.

Robert Prevost, desde este jueves León XIV, y su mentor, Jorge Bergoglio, el papa Francisco.

Ni para la Iglesia ni para el mundo hay marcha atrás de una realidad hecha de migraciones, marginación, discriminaciones, desigualdades de género, diversidades sexuales, personas divorciadas, familias ensambladas…

Conciente de eso, Francisco moldeó a la Iglesia para un tiempo que ya no admite tradicionalismos exacerbados. Le corresponderá a León XIV consolidar esa tarea, lo que anticipa que el clima de división no desaparecerá. Por eso, el papa sucesor emitió desde su primera aparición señales a, literalmente, diestra y siniestra.

Nombró dos veces a su mentor y dejó tiempo para que los 50.000 fieles presentes en la Plaza de San Pedro lo vivaran con amor. Saludó a su Perú, donde vivió y sirvió durante largamente, y hasta lo hizo en castellano.

También repitió una y otra vez los conceptos de paz y de unidad y se exhibió con un ropaje ornamentado, alejado del estilo despojado, de "pastor con olor a oveja", de su antecesor.

Fueron gestos, pero tal vez el que mejor lo defina, naturalmente, haya sido la elección de su nombre como papa.

León XIV, un seguro de visión social

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El papa León XIII, insiración de Robert Prevost para elegir su nuevo nombre, León XIV.

El papa León XIII, insiración de Robert Prevost para elegir su nuevo nombre, León XIV.

Fray León de Asís fue discípulo de san Francisco de Asís, por lo que la adopción del nombre León XIV podría considerarse un gesto de proximidad con el pontífice fallecido. Pero, además, pone al sucesor en la senda de León XIII, Gioacchino Vincenzo Pecci, quien lideró a los católicos entre 1878 y 1903. Este fue el autor de la encíclica Rerum novarum ("Sobre las cosas nuevas"), base de la doctrina social de la Iglesia.

Siete años antes del ascenso de León XIII se había producido el levantamiento revolucionario conocido como la segunda Comuna de París, que erigió en la capital de Francia un autogobierno obrero, precedente breve pero de enorme peso simbólico en la tradición socialista.

Con Rerum novarum, de 1891, la Iglesia se reconcilió con su esencia social y salió a diputarles espacio en el mundo del trabajo a las ideas socialistas, comunistas y anarquistas. Dio, así, inicio a una doctrina que, en la Argentina, ha sido base nada menos que del peronismo.

León XIII fue también un papa de su tiempo, sensible al cambio de los vientos en una época en la que "la revolución" era, para propios y también para ajenos, más una certeza que un sueño. Llega ahora, en plena explosión tecnológica, un pontífice que encuentra en él un modelo a seguir.

El segundo papa latinoamericano

Prevost sumó la nacionalidad peruana, por lo cual la noticia de este jueves provocó júbilo en ese país.

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La presidenta de Perú, Dina Boluarte, celebró la designación como papa del estadounidense-peruano Robert Prevost.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, celebró la designación como papa del estadounidense-peruano Robert Prevost.

Se naturalizó en 2015, cuando comenzaba allí su rol como administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo por orden de Francisco. Ese trámite es obligatorio para cualquier sacerdote que ejerza como obispo, según lo establecen las leyes locales y el Concordato vigente entre Lima y el Vaticano. Sin embargo, la peruana es para él una identidad sentida, lo que lo convierte en el "segundo papa latinoamericano".

Su relación con ese país comenzó en 1985 en Chulucanas –Piura–, tres años después de haberse ordenado como sacerdote. Luego volvió a Estados Unidos, pero en 1988 recaló otra vez en Perú –en Trujillo– para dirigir la formación de sacerdotes de su orden, posición que abandonó en 1999. Por eso, algunas crónicas hablan de una permanencia de hasta 40 años en el país vecino, aunque su presencia haya sido intermitente y se ajuste mejor a una noción de dos décadas.

Se involucró por completo en la vida de Perú: acompañó los sentimientos de los fieles en momentos de convulsión social, deploró represiones y hasta supo reclamarle a Alberto Fujimori que pidiera perdón "más expresamente por las grandes injusticias que fueron cometidas, por las cuales fue juzgado y sentenciado".

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Un león diferente

El nuevo pontífice será un "león" en un sentido distinto del que tanto se menta en estos tiempos en nuestro país. Si la era del papa Prevost es, en lo político, la del auge de las ultraderechas, su mensaje resulta frontalmente adverso a ellas.

Javier Milei se expresó este jueves en dos ocasiones sobre su nombramiento. Una, formal, a través de un comunicado de la Oficina del Presidente; otra, en un posteo en Twitter. Ambas resultaron curiosas.

La primera pareció querer marcarle la cancha doctrinaria. "Hoy, más que nunca, anhelamos que la voz del papa resuene con fuerza en la defensa de los pilares que han sostenido a la civilización: la vida, como don principal; la libertad, como don sagrado del creador, y la propiedad privada, como fundamento de la responsabilidad personal y del desarrollo de los pueblos. Que su palabra y testimonio sean escudo frente a la cultura de la muerte, al totalitarismo creciente y al relativismo inmoral". Increíble: el Presidente saludó al nuevo obispo de Roma con una mezcla de las trivialidades de doble filo del "prócer" Alberto Benegas Lynch hijo y de Nahuel Sotelo.

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La segunda, parca, llegó acompañada de una imagen generada por inteligencia artificial que muestra a un león vestido como papa. ¿Él mismo?

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Si Trump hace ravioles…

Robert Prevost, el sucesor de Jorge Bergoglio
Jorge Bergoglio, el paciente kingmaker.

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