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Cómo se gestó la elección de Robert Prevost en un cónclave sin mayorías claras

Parolin, Tagle y Erdo concentraban la pulseada, pero ninguno se arrimaba a los dos tercios. Rosca previa, pactos y bloqueos. Cuatro votaciones.

Robert Prevost fue elegido luego de un cónclave que demandó cuatro votaciones y evidenció la falta de un liderazgo de consenso. En medio del estancamiento entre las figuras más mencionadas —el italiano Pietro Parolin, el filipino Luis Tagle y el húngaro Peter Erdo—, la proclamación del estadounidense-peruano sorprendió por su carácter transversal y por el tono pastoral de su perfil.

La elección se resolvió entre el miércoles y el jueves, con una primera votación solitaria y tres más que sellaron el desenlace en la Capilla Sixtina.

Aunque el secreto vaticano cubre cada detalle del cónclave, diversas fuentes eclesiásticas dejaron filtrar que Prevost emergió como figura viable tras el bloqueo mutuo entre los favoritos.

Robert Prevost cardenales
Robert Prevost, el sucesor de Jorge Bergoglio

Robert Prevost, el sucesor de Jorge Bergoglio

Los nombres que dominaban la escena antes del Extra Omnes eran Parolin, secretario de Estado del Vaticano; Table, prefecto del Dicasterio para la Evangelización; y Erdo, arzobispo de Esztergom-Budapest.

Según trascendidos, ninguno logró acercarse al umbral de los dos tercios necesarios: Parolin habría rondado los 40 votos, Tagle algunos menos y Erdo habría alcanzado un techo de 30.

El acuerdo que no fue (o del que nunca sabremos)

En ese clima de dispersión y cautela, versiones no confirmadas indicaron que Parolin y Tagle exploraron un acuerdo táctico para bloquear la avanzada conservadora de Erdo. Una suerte de "tackle", con el objetivo de frenar el ascenso del húngaro y girar hacia un perfil más bergogliano moderado.

La hipótesis, alimentada por filtraciones desde la Casa Santa Marta, ganó fuerza a medida que se consolidaba la búsqueda de un liderazgo capaz de articular sin polarizar.

Prevost, hasta entonces sin chances visibles, empezó a sumar apoyos desde sectores diversos. Su bajo perfil, su experiencia pastoral en América Latina y su estilo dialoguista habrían operado como factores clave para articular un consenso impensado.

Entre la ficción, el humo y el voto a Robert Prevost

Como en todo cónclave, la información oficial fue nula, pero los relatos alternativos se multiplicaron. Circularon desde rumores sobre el fallecimiento de un cardenal hasta versiones de votos autoadjudicados, una práctica prohibida por las normas canónicas; pasando por reuniones informales en los jardines del Vaticano que remiten más al guion de Cónclave, la película, que a los protocolos reales del Vaticano.

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Más allá de las especulaciones, en el cuarto escrutinio -el mismo número que necesitó Joseph Ratzinger y uno menos que Jorge Bergoglio- emergió un nombre capaz de sumar más que dividir.

La elección de León XVI parece confirmar que, más allá de los alineamientos ideológicos, la balanza se inclina aún por figuras con trayectoria pastoral sólida y habilidad diplomática.

A sus 69 años, Prevost es visto como una figura de equilibrio: un perfil reformista sin estridencias, con formación en las periferias geográficas-existenciales y buen manejo de los tiempos eclesiásticos.

El nombre elegido también fue interpretado como un mensaje. León evoca una estirpe papal de firmeza doctrinal, pero también de reformas en momentos bisagra. Un gesto hacia la tradición, sin renunciar a la idea de apertura.

Sin certezas, con indicios

Como sucede tras cada cónclave, lo que realmente ocurrió en estas horas quedará sellado por décadas en el secretismo vaticano.

Sin embargo, el clima previo, los nombres de los papables y los movimientos visibles permiten intuir que la elección de León XVI fue menos un giro sorpresivo que un ajuste de equilibrio, en un contexto de tensiones internas y desafíos globales para la Iglesia católica.

El nuevo pontificado se inaugura entre la continuidad y la necesidad de recomposición, con un papa que no estaba en los planes, pero cuya elección parece haber sido la única salida viable para evitar una fractura.

Robert Prevost, el sucesor de Jorge Bergoglio
Jorge Bergoglio, el paciente kingmaker.

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