ENERGÍA

Sin trabas judiciales, YPF reflota un polémico contrato naviero del macrismo

Es por U$S 70 millones para transportar combustibles por barco durante cinco años. Se lo adjudicó la empresa Horamar, vinculada con exfuncionarios de Macri.

Tras levantar los dos amparos judiciales que desde 2020 le impedían seguir adelante, la conducción de YPF que encabeza el exsenador kirchnerista y exvicegobernador de Santa Cruz Pablo González logró despejar el camino para avanzar con la puesta en marcha de un polémico contrato de transporte fluvial de combustibles de US$ 70 millones que fue adjudicado en el último tramo de la administración macrista a la naviera local Horamar.

Manejada por los hermanos Claudio y Carlos López, a quienes las compañías del sector le atribuyen tener una histórica y estrecha relación con el exministro de Transporte Guillermo Dietrich y el empresario macrista Nicolás Caputo, la empresa Horamar había sido la ganadora de una cuestionada licitación que YPF llevó adelante en 2019 con el fin de contratar en forma anticipada y por un período de cinco años los servicios de transporte de combustibles por barco entre los puertos de San Lorenzo (Santa Fe) y Barranqueras (Chaco).

Adjudicado contrarreloj unas semanas antes de que Mauricio Macri le cediera las llaves de la Casa Rosada a Alberto Fernández, el contrato con Horamar iba a empezar a correr a partir del 1 de enero de 2021. Sin embargo, dos amparos dictados en 2020 por los titulares del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°2, Sebastián Ramos, y del Juzgado Civil y Comercial Federal N° 10, Marcelo dos Santos, frenaron su entrada en vigencia hasta fines del año pasado.

Superadas esas trabas judiciales, ahora la petrolera de mayoría accionaria estatal salió a ratificar la validez del contrato heredado y a reprogramar los servicios y plazos en juego.

Denuncias sindicales

En la controvertida licitación que llevó adelante la conducción macrista de YPF piloteada por Miguel Gutiérrez se habían anotado para participar 12 compañías navieras, pero solo cuatro llegaron a presentar ofertas que se ajustaban a los requisitos técnicos y económicos requeridos por la petrolera. Tras un segundo filtro, la disputa decisiva quedó planteada entre Horamar y National Shipping (NS), la compañía local controlada por la familia Virasoro que en las últimas dos décadas ha sido la principal contratista naviera de YPF.

Antes de la apertura definitiva de las ofertas, National Shipping había presentado una propuesta para reducir en un 40% los costos de los fletes si las autoridades de YPF le renovaban en forma directa el contrato que tenía vigente. Los directivos de la petrolera no tuvieron en cuenta esa mejora y la rechazaron con el argumento de que había sido presentada fuera de término.

La adjudicación del contrato concretada después de las PASO de 2019 a Horamar cosechó varias críticas y denuncias que fueron impulsadas por la derrotada National Shipping.

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El eje central de los cuestionamientos fue que la oferta de Horamar incluía la importación de dos remolcadores nuevos de China y la construcción de seis barcazas en Paraguay. De esa manera, la empresa dejaba de lado a los astilleros locales especializados en la fabricación de esas embarcaciones e incumplía con lo establecido en la ley de promoción de la industria naval que prioriza el trabajo y la participación de los astilleros y técnicos argentinos.

La movida de NS recibió el apoyo de la Cámara de la Industria Naval (CINA) que acudió a la Oficina Anticorrupción que conducía Laura Alonso para denunciar varias irregularidades en el proceso licitatorio y el incumplimiento de las normas de protección de los astilleros locales.

A su vez, el sindicato de obreros marítimos de YPF, el SUPeH, fue a la Justicia penal para que se dispusiera una medida de “no innovar” destinada a frenar los alcances de la licitación.

Hubo una tercera presentación contra la petrolera en el fuero laboral por parte de la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval de la República Argentina (Fempinra) con el argumento de que los términos del nuevo contrato ponían en riesgo cerca de 2.000 puestos de trabajos locales.

López vs. Virasoro

La empresa Horamar inició sus operaciones en 1978 de la mano de los hermanos López. En 2008, se fusionó con Navios Maritime Holdings, una armadora de origen griego que tiene sede en Montevideo y una filial en Asunción. La firma europea era subsidiaria de US Steel, una productora de acero que tiene estrechos vínculos con banco de inversión JP Morgan.

Este holding, que también controla otras navieras, pasó a ser dirigido por los López durante el proceso de fusión. Tiene como presidenta a la griega Angeliki Frangou, una referente destacada del sector tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña.

Federico Virasoro presenta flota de National Shipping

Desde hace más de una década, la empresa extendió sus negocios y participaciones en el mercado paraguayo aprovechando los menores costos operativos y salariales y los beneficios fiscales para la reparación de buques y construcción de barcazas.

En tanto, National Shipping (NS) es una naviera local especializada en el transporte de hidrocarburos livianos y pesados que está bajo el control de la familia Virasoro.

Sus orígenes se remontan a la privatización de YPF durante el gobierno menemista. Ante el desguace de la flota de barcos que tenía la petrolera estatal, un grupo de empleados canjearon sus indemnizaciones por la compra de algunos buques en cuotas y crearon Naviera Sur Petrolera (Navisupe) para seguir prestando los servicios de transporte de combustibles como contratada de la nueva YPF privada.

Transformada luego en National Shipping, la naviera que comanda Federico Virasoro comienza a crecer con la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada. Inicialmente de la mano del entonces ministro de Trabajo Carlos Tomada; Virasoro pasó a tener llegada directa al exsecretario de Coordinación Roberto Baratta y al exministro de Planificación, Julio De Vido.

Jugador de polo y fundador del selecto club “El Caburé”, Virasoro supo explotar al máximo sus vínculos con Enrique Eskenazi cuando el titular del Grupo Petersen ingresó a la conducción de YPF. Desde entonces y hasta la licitación que perdió con Horamar, la empresa había logrado quedarse con la mayor parte de los fletes internos de barcos de combustibles contratados por las distintas administraciones de YPF.

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