PASO 2023

Unión por la Patria, con orden pero sin progreso

El oficialismo se esfuerza en suturar heridas y mostrar unidad de cara a las elecciones. Mientras, Massa busca desactivar la bomba de tiempo de la economía.

Como contrapeso de todos los dramas que le genera la economía, la Unión por la Patria(UP) le saca en estos días una ventaja a Juntos por el Cambio: la demostración de cierto orden y unidad. Se trata de una puesta en escena, probablemente, pero imprescindible para suturar las heridas que dejó el cierre de las listas –particularmente en el tramo presidencial– y para disimular las diferencias de programa y de visión del mundo que el panperonismo aloja en su vientre. No sorprende que sea Sergio Massa, el principal interesado en que todo salga lo mejor posible, el sastre que convierte hilvanes en costuras.

En el Consejo Federal de Inversiones (CFI), el ministro-candidato recibió el respaldo de la Liga de Gobernadores del peronismo, sumó a su cruzada a Eduardo Wado de Pedro como jefe de campaña y hasta operó para que el acto del domingo, Día de la Independencia y en el que se inaugurará el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner, dé lugar a la foto de unidad más sorprendente. Sí, posarán junto a él Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández, el ministro del Interior, Axel Kicillof y Máximo Kirchner. No hay nada más lindo que la familia unida...

Después de haberse reconciliado –ponele– con rivales internos de larga data como Daniel Scioli, a quien fichó como asesor ad honorem, repitió esquema con Julián Domínguez y, ahora, con Santiago Montoya. Massa entiende que nadie sobra en la tarea titánica que supone tratar de ganaruna elección que, en cualquier otro tiempo y lugar, estaría perdida de antemano.

Si le tocara ganar, el ministro de Economía tendría todas las condiciones para convertirse en una figura verdaderamente central del peronismo que viene. ¿Y si perdiera? Habría que ver cómo y por cuánto, pero ningún sector de la UP, una criatura que a veces parece un tanto deforme, podría reprocharle falta de garra.

La economía remendada

Por más que sea precario y hasta fingido, el orden parece asegurado hasta que se vote el mes que viene, más allá de las salidas de pista que aún se permite Aníbal Fernández. ¿Y el progreso o, dicho de otro modo, la mejora de la economía? En medio del peligro de que la inflación rebrote justo antes de las PASO, eso es todavía más difícil de lograr que la unidad del díscolo peronismo.

El jefe del Palacio de Hacienda se desdobla de un modo que impacta: a esas tareas de construcción política suma apariciones de campaña, decisiones de gestión y negociaciones de alto voltaje, todo junto y a toda hora.

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Las noticias que emanan de las usinas que lo rodean son enloquecedoras. Afirmando que “se terminó la injusticia", lanzó una tarjeta SUBE para residentes del Delta que se trasladan en lancha colectiva. Por otro lado, firmó con las autoridades saliente y entrante de Neuquén los papeles para dotar de una red de gas a la localidad de Añelo, cuyos reclamos largamente desatendidos llegaron a afectar las sensibles operaciones en Vaca Muerta.

Destino: Washington

Mientras dispone –con un tanque que solo conserva el olor de la nafta– el pago de más de 1.000 millones de dólares a tenedores privados de deuda, Massa ultima –¿esta vez de verdad?las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ese acuerdo debería haber estado listo, esperaba, a mediados del mes pasado, pero la enorme distancia que ha mediado entre las partes estiró los plazos.

Si el pago de fin de junio por 2.700 millones de dólares fue una muestra elocuente de quela idea no es colgarle la galleta al organismo, la decisión de posponer hasta fin del mes en curso pagos que totalizan casi 2.600 millones más apunta en el mismo sentido. En las últimas horas algunos medios consideraban inminente la tantas veces anunciada partida a Washington del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein; del jefe de Gabinete del ministerio, Leonardo Madcur; del director del Banco Central Jorge Carrera y del subgerente general de esa entidad Germán Feldman. De concretarse, se trataría de una buena señal: si los técnicos van al FMI es porque la firma está cerca y restaría apenas cerrar los detalles finales para que Massa viaje también para hacer el anuncio.

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Genera curiosidad qué contenido podría tener un acuerdo que, sin dudas, será light y de transición, destinado a evitar que el proceso electoral se torne financieramente caótico y a tender un puente para una renegociación de metas, plazos y pagos con la próxima administración nacional, sea la que sea. El punto de partida del staff de Kristalina Georgieva había sido el conocido cóctel de ajuste fiscal, devaluación, pagos de vencimientos superiores a los nuevos desembolsos y veto total a intervenciones con divisas para controlar al dólar. Buena parte de eso desaparecerá –o se disimulará– en un texto que prendería con alfileres la relación del próximo semestre.

La demora le ha metido tensión a una economía que sería mejor tranquilizar –¡ups, perdón!; esa palabra la usaba Martín Guzmán y no es la intención ofender a nadie–. Sin embargo, en la chiquita "le garpa" a Massa porque lo muestra duro y no "proestadounidense" o "liberal", como se empeña en describirlo el grupo –cada vez más encapsulado– de simpatizantes de la izquierda peronista que aún no lo digiere.

”Las amenazas (del FMI) no se ciernen sobre nuestro ministro de Economía, sino sobre nuestro pueblo. (Por eso) necesitamos reconstruir y pelear por la soberanía de nuestro país. Esta elección es la que va a empoderar al próximo presidente para poder defender los porotos de las argentinas y los argentinos", lo bendijo Máximo K.

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