PASO 2023

Un fantasma recorre la Argentina: el fantasma de la derecha

Las encuestas le sonríen a JxC y en la interna de la alianza muchas le dan ventaja a Bullrich. Campo fértil y declaración de guerra. Pliegues del pensamiento halcón.

¿Todo está perdido entonces para el jefe de Gobierno porteño o para el persistente Sergio Massa? De ninguna manera. El futuro no está escrito y los análisis suelen subestimar la contingencia, pero corresponde pensar escenarios. Y uno grande tiene hoy, parada justo en el medio y bajo un potente reflector, a la referente del ala más extrema del PRO.

Sintéticamente, la ex ministra de Seguridad cree que su misión es modificar un sistema que maniata a la Argentina. Frente a eso, el diálogo con los factores de poder –con algunos, claro: los sindicatos, los movimientos sociales y el peronismo– solo deviene en rosca y aborta "el cambio" que el país necesita. Cuando se le planteó la dicotomía entre "sometimiento (al sistema) o conflicto", respondió: "En esa dicotomía, elijo un conflicto dirigido hacia una salida que lo convierta en una mayoría social que, a su vez, lo rompa".

"La mayoría de la sociedad ve al bloqueo como una amenaza a su futuro. Durante muchos años el bloqueo no era necesariamente una amenaza a su futuro. Podría haber planes sociales y piquetes, pero era una molestia. Ahora el bloqueo es decir ‘dejo de de ser de clase media’, ‘dejo de ser un laburante’, ‘dejo de tener un futuro en la vida’ o ‘dejo de tener una casa porque me sacaron todo’", amplió. La solución sería, para ella, "derogar más leyes que las que se aprueben", eliminar en un año el déficit fiscal, terminar con los planes sociales, bajar impuestos y ordenar la calle con la fuerza del Estado. ¿La narrativa del momento?

El falso Adam

Pagni le preguntó si su concepción de la política no es la misma que ella le señala, en tono de reproche, a Cristina Fernández de Kirchner. "Ella (CFK) puede pensar la política como conflicto, pero lo hace en el sentido del ‘enemigo’. Yo no lo pienso así, sino en la resolución de los temas que la Argentina tiene que tener". El conflicto, en esa línea de pensamiento, sería común a ambas y solo los fines las diferenciarían.

Para ilustrar ese punto, le sacó el polvo a su diploma de Ciencia Política y vinculó a la vicepresidenta con el pensamiento del teórico nacionalsocialista Carl Schmitt, un detractor radical del pluralismo liberal y un defensor de la idea de que la verdadera democracia se funda en la fusión entre la nación y el Estado, con el primero de esos términos despojado de toda disidencia o diferencia.

Dos detalles la pintaron de cuerpo entero en ese tramo: rústica, confundió el nombre de pila del referido, a quien bautizó Adam, y a continuación defendió el conflicto para empoderar y convertir en un sujeto político dominante al "80 por ciento" de la población que está cansada del desorden y la decadencia; ¿habrá hablado el espíritu del alemán Schmitt? El lapsus liberal de "Adam", en realidad, encubrió una idea populista de derecha que no le pertenece precisamente a CFK.

El tema del futuro

Sin haber tomado registro aún de la entrevista citada, Letra P se refirió este martes ala cuestión más espinosa que asoma, en lo político, en el futuro argentino: la gobernabilidad.

Para Bullrich, la necesidad –en caso de convertirse en presidenta– de lograr acuerdos en el Congreso no es un problema, algo que fundamenta en la capacidad de diálogo que demostró durante su más reciente paso por la función pública, esto es el que mantuvo con los ministros de Seguridad de las provincias y con los comandantes de las fuerzas federales. Llegado el caso, tal vez entienda que un legislativo plantea relaciones más horizontales y que la aplicación de su solución a la dicotomía "sometimiento-conflicto" podría llevarla a ponerse velozmente el país de sombrero.

La ciudad de la furia

"El gobierno del 70%" que propone Rodríguez Larreta, lo que lo lleva a buscar patas peronistas, solo sirve, entiende Bullrich, para mantener un statu quo frustrante.

Los cortes de accesos a la ciudad y de calles que llevó a cabo la Unidad Piquetera, que incluyeron la quema de cubiertas en la avenida 9 de Julio y un acampe –con toma de un anexo incluida– frente al Ministerio de Desarrollo Social, le sirvió en bandeja la chance de marcar un contraste absoluto con el jefe de Gobierno, cuya ciudad calificó como un “caos" y tierra de nadie".

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El alcalde, en tanto, volvió a mostrarse a la defensiva al explicar qué lo diferencia de Massa. "Yo tuve (con él) una relación de muchos años y las decisiones que tomó en la vida política nos fueron separando (…). Estoy hoy en la realidad exactamente opuesta y no tengo nada que ver con lo que él representa en la política", señaló. Un día al electorado moderado, otro al más recalcitrante… no se entiende nada. ¿A quién le habla al final Rodríguez Larreta?

Algo fuera de foco, Larreta presentó junto a Gerardo Morales sus propuestas contra la corrupción en el convento en el que fue detenido José López. No es que la corrupción no importe, pero da la sensación de que no es el tema del momento, tragado por el agujero negro de la inflación, la caída de los ingresos y la clase media que quiere ser, pero ya no es. Si se presta atención, Bullrich habla poco del tema y hasta Elisa Carrió ha corrido ese asunto de su foco principal.

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Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta preparan sus cartuchos de cara a las PASO.

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