Pocos días después de que Letra P contara que la canciller Diana Mondino demoraba decisiones que le metían más dudas al viaje del papa Francisco al país; el presidente Javier Milei hizo gala de su histrionismo exacerbado para oficializar, por escrito, la invitación al pontífice argentino para visite su tierra natal; y con la fe puesta en que esa estadía contribuya a la unidad nacional.
“Su presencia y su mensaje contribuirán a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas y nos brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra querida República Argentina”, escribió el Presidente en la carta remitida vía valija diplomática al Vaticano.
La confirmación llegó a través del vocero presidencial Manuel Adorni en el contacto habitual con la prensa en la Casa Rosada; y siguió con la difusión de imágenes del Presidente, firmando la misiva que le entregaba en su despacho la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
El Jefe, manda y ordena
La presencia de "El Jefe", como Milei llama a su hermana, no es caprichosa en ese montaje escénico. Fuentes gubernamentales consultadas por Letra P aseguraron que fue ella quien tomó la decisión de “no darle más vueltas” al tema de la visita papal y actuó en consecuencia: redacción de la carta y rúbrica.
Tampoco es casual que la misiva tenga fecha del 8 de enero; el lunes en que, sin aviso oficial previo, Karina Milei recibió en su despacho del primer piso de Balcarce 50 al presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea. Fue después de que trascendiera el malestar de la Iglesia por la demora gubernamental en nombrar a quién ocupará la representación argentina ante el Vaticano y quién estará al frente de la Secretaría de Culto. Esas designaciones, podrían destrabarse en breve.
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Formalmente las partes comunicaron que la funcionaria y el obispo conversaron sobre “la paz social y la atención a los más necesitados” y que Ojea informó sobre el fin del proceso de renuncia a los aportes económicos que la Iglesia recibía por parte del Estado. Informalmente, el tema del viaje papal –confirmó Letra P- fue un renglón de la agenda improvisada.
La entrelínea de la carta
Milei, quien llegó a calificar durante la campaña electoral al papa como “el representante del maligno en la Tierra” o como el “jesuita que promueve el comunismo”, le pidió disculpas públicas por eso; y tuvo gestos para demostrar su intención de un vínculo relacional distinto entre ambos, sobre todo después del llamado telefónico que Francisco le hizo para felicitarlo por el triunfo en el ballotage y sugerirle que tenga coraje y sabiduría en su gestión.
La carta invitación conocida este jueves incluye mucho de lo que trascendió de aquella primera conversación. Milei también optó por el modo epistolar para justificar el decretazo y la necesidad de la aprobación de la ley ómnibus, a fin de revertir un contexto económico que define como “crítico”; y reconocer que el plan de ajuste puede “profundizar inequidades”, por lo que espera contar con la colaboración “invalorable” de la Iglesia en el campo social.
Milei le transmite al papa, además, su disposición tanto para colaborar agendar la fecha de su visita y diagramar un esquema de lugares en los que el pontífice espera encontrarse con la feligresía católica. En este sentido, fuentes religiosas en Roma adelantaron a Letra P que todavía no hay fecha y que se estudia la posibilidad de un viaje “corto”, de no más de tres días y con escala en Montevideo; y unos pocos sitios para encuentros y celebraciones: la Villa 31 de Retiro, Luján, Córdoba y algún punto de la Patagonia.
En su misiva al papa, Milei expresa su esperanza de que su viaje al país traiga “frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar muestras divisiones y enfrentamientos”. La invitación fue cursada; sólo resta esperar confirmaciones que están supeditadas a la salud de Jorge Bergoglio, quien con 86 años no regresó al país tras ser proclamado pontífice el 13 de marzo de 2013.