Un exministro de Educación y un académico, responsables de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en España y Argentina, están apuntados por el escándalo de los contratos truchos con la ministra Sandra Pettovello en Capital Humano. Son Andrés Delich, secretario general de ese organismo, y Luis Scasso, delegado en el país, ahora en la mira de la Justicia.
Ambos forman parte de la investigación que lleva adelante el fiscal federal Ramiro González a partir de la denuncia presentada por el propio gobierno por supuestos ñoquis en el área de Niñez y Familia del despedido Pablo de la Torre. El foco está puesto en el mecanismo por el cual la OEI es utilizada por ministerios, gobiernos provinciales y organismos públicos para asesorías o licitaciones como pantalla para contrataciones de personal por fuera de las normas de la administración pública y del alcance de cualquier instancia de control.
Delich, con origen en la militancia universitaria radical, y Scasso, son los representantes en Argentina de la organización, a la que ahora la Justicia federal pide información sobre el estrecho vínculo con la gestión de Pettovello. El escándalo configuró una de las peores semanas del gobierno de Javier Milei y muteó a la ministra, quien este viernes rompió el silencio: “No voy a renunciar. No voy a dejar solo a mi amigo Milei”, dijo.
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Las huellas de Sandra Pettovello
Las contrataciones de personal a través de organismos son una práctica habitual que -como contó Letra P- fue usada también por otros gobiernos. La modalidad puede servir para variados objetivos por fuera de la cooperación, la misión para la que fue creada la OEI: en muchos casos funcionó como una manera de esquivar la prohibición de aumentar la planta estatal, una ola que vuelve administración tras administración.
Con todo, esta vez la práctica parece haber sobrepasado los límites habituales. La OEI aparece, por caso, firmando un convenio para la compra de alimentos como aceite y lentejas para Capital Humano, un tema completamente ajeno a su misión vinculada a la educación.
La OEI es un organismo de cooperación internacional con sede central en España y oficinas en toda Latinoamérica, que se dedica a establecer vínculos con gobiernos para proyectos vinculados a educación, ciencia, investigación y cultura. Sus principales fuentes de financiamiento son los fondos que pone España y los que obtiene a través de convenios con organismos de gobierno para hacer trabajos de consultoría, investigación, formación y publicaciones.
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El escándalo que tiene ahora en la mira a los responsables de la OEI en Argentina estalló como derivación de la crisis por los alimentos retenidos por Capital Humano. Pettovello echó a De La Torre y pidió a la justicia que investigue una serie de contrataciones de la OEI de empleados de ese área que recibían a través del organismo supuestos sobresueldos para una esquema de financiamiento político.
Todo se hizo a través de un convenio marco que firmó la propia Pettovello con la OEI por más de mil millones de pesos para la contratación de profesionales externos. Los recursos salieron del gobierno y llegaron al organismo de cooperación, que era quien pagaba esos contratos.
Bajo sospecha
El fiscal Ramiro González avanza con la investigación y analiza la información que requirió a la sede de la OEI en Argentina sobre los contratos con Capital Humano y las declaraciones de los funcionarios que ya pasaron por Comodoro Py. Entre ellos, la subsecretaria de Legales del ministerio de Pettovello, Leila Gianni.
Gianni fue quien promovió la denuncia contra De la Torre que hizo estallar el escándalo, pero también aparece salpicada por el mecanismo ya que su mano derecha, Ariel Romano, figura entre los contratados por el organismo.
Dentro de la OEI, los principales apuntados son Andrés Delich, secretario general adjunto del organismo en España, y Luis Scasso, el máximo representante en Argentina.
Los dos tienen abultada trayectoria en el mundo de la rosca universitaria y de la cooperación internacional, lo que los llevó en los últimos años a vincularse de cerca con los gobiernos de todos los signos políticos, tanto nacionales como provinciales. Como representantes de una organización que inyecta y recibe fondos públicos, son reconocidos por su habilidad para llevarse bien con todas las gestiones.
Hace un mes, Delich y Scasso repasaron “la prometedora agenda de trabajo conjunto existente entre ambas instituciones” con la canciller Diana Mondino, según difundió la OEI.
Alfonsín, Mauricio Macri y Javier Milei
Scasso es un académico de carrera, doctor en Educación con paso por la Unesco. Tiene un extenso recorrido dentro de la OEI, donde fue subiendo posiciones. Después de un paso por la sede de Paraguay, llegó a cabeza de la representación del organismo en Argentina reemplazando en ese cargo al propio Delich, quien fue secretario general adjunto en España.
Su credencial como máximo representante de OEI en Argentina llevó a Scasso a mantener fluidos vínculos con ministros, gobernadores y funcionarios de las áreas de Educación de muchos gobiernos. Aunque es una organización de cooperación internacional, tiene relativa autonomía para ese rol de perfil político en el país.
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Scasso se mueve en tándem con Delich, un apellido con linaje dentro de la rosca universitaria y las áreas de gestión de educación. Andrés Delich es hijo de Francisco Delich, secretario de Educación de la nación durante el gobierno de Raúl Alfonsín, rector normalizador de la UBA y de la Universidad de Córdoba y ex director de la Biblioteca Nacional.
Su primera aparición fue como dirigente de la militancia radical universitaria, donde llegó a ser secretario general de la Franja Morada en 1982.
Delich fue el ministro de Educación más joven del país. Cuando tenía 39 años, en 2001, fue convocado por el ex presidente Fernando De la Rúa para el cargo, que ocupó hasta el fin de la gestión de la Alianza. Venía de ser diputado nacional por el radicalismo.
En su paso como ministro estrechó vínculo con uno de los más reconocidos pedagogos del país, Gustavo Iaies, fallecido en 2022, con quien fundó el Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), que fue su plataforma para llegar a los organismos de cooperación internacional
Su desembarco como representante de la OEI en Argentina fue en 2018, en un elección recordada por la influencia del entonces presidente Mauricio Macri, que empujó la postulación de Delich.
Para ese entonces, ya se había incorporado políticamente al PRO a través de la agrupación “Proa” que fundó el expresidente de Boca Daniel Angelici para sumar dirigentes radicales a la fuerza de Macri.
El Tano fue uno de los padrinos políticos de Delich, otros de los que empujó su desembarco en la OEI, donde llegó a escalar posiciones hasta ocupar ahora uno de los cargos más altos en la sede central del organismo en España.