A través de un aliado, el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, busca pescar vecinalistas con el anzuelo de la boleta única. Esta semana, José Luis Walser, intendente de Colón, una de las ciudades importantes de la Costa del Uruguay, convocó a colegas presidentes municipales a un encuentro y ese fue el principal tema que trataron. Aunque la reunión también puede leerse en clave coyuntural, en el sentido de traer aliados al redil oficialista.
El vecinalismo, quizás como indica su nombre, es un espacio político que adquiere particularidades según la ciudad en que se desarrolla. Mantiene, sin embargo, algunos rasgos comunes a todo el territorio provincial. Características que en general tienen que ver con necesidades para subsistir.
A la convocatoria de Walser concurrieron Mario Sokolovsky (Valle María), Ulises Tomassi (Cerrito), Andrea Imoberdorff (Los Charrúas), Rogelio Zanandrea (Santa Ana), César Clement (Oro Verde), Vanina Perini (Villa del Rosario), Darío Heinze (Villa Libertador San Martín), Sergio Martínez (Urdinarrain) y Oscar Francou (Caseros).
En las elecciones locales de 2015 el vecinalismo ganó en 13 localidades, lo hizo en 15 de ellas en 2019 y cayó a nueve en 2023. Sin embargo, como observa el tesista de Ciencia Política Juan Bertonchini, en Colón, en Pueblo General Belgrano y en Diamante, donde obtuvieron victorias, estos espacios pasaron a Juntos por Entre Ríos (JxER).
Walser, por ejemplo, fue electo la primera vez por el vecinalismo, y en esta última ronda electoral lo hizo en alianza con JxER. En su entorno explican que el acuerdo político no es coyuntural, puesto que coinciden con Frigerio “en la forma de hacer gobierno”, similar a lo que entienden como “la esencia del vecinalismo”.
Es en este contexto que además de líder vecinalista funciona como dirigente con capacidad para cooptar a dirigentes municipalistas. La primera escala necesaria son las elecciones legislativas nacionales de 2025, donde el oficialismo provincial tiene la obligación de revalidarse.
El camino, entonces, puede pavimentarse con banderas comunes. La principal es la implementación de la boleta única, como método electoral. Los vecinalistas propician, en particular, el sistema de boleta en papel. “Similar al de la provincia de Santa Fe y no como el de Córdoba”, explicaron en un extenso documento al que accedió Letra P.
Entre los argumentos que esgrimen hay dos que pueden leerse como beneficiosos en clave electoral. “Concentra en el Estado (y no en los partidos) las obligaciones de impresión y distribución de las boletas”, argumentan y rematan: “Por otra parte, permite que el elector arme su propia combinación”.
Sirve al sector, que con el sistema actual compite con boleta corta. Algo que funciona en localidades chicas, pero que dificulta las chances de un candidato de imponerse en ciudades grandes, con las estructuras partidarias más desarrolladas.
La intención del gobierno provincial es “reclutar” vecinalistas. Así, este tipo de movidas los acerca sin que pierdan identidad, que es el gran riesgo (y temor) de este especio que siempre coquetea con los oficialismos, incluso se posiciona muy cerca, pero nunca se integra al ciento por ciento.
Los jefes municipales de partidos vecinalistas aprovecharon para incorporar en el documento otros aspectos que sirven a sus estructuras. Una reforma política que establezca una fecha fija de elecciones y también una revisión del financiamiento de los partidos políticos.
Además, piden que se posibilite la conformación de frentes departamentales, lo que les permitiría competir por las bancas del Senado provincial. Además, con ello, tendrían la posibilidad de presentar candidatos en las juntas de gobierno, una unidad administrativa más pequeña que las comunas.