CÓRDOBA

Rodrigo de Loredo va por la triple corona en el Foro de Intendentes Radicales

Preside la bancada de la UCR en Diputados, controla el bloque de JxC en la Legislatura y ahora busca conducir al intendentismo vía Ferrer. Proyección y frenos.

Luego de quedarse con la presidencia del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados y de poner a dirigentes de su riñón en la conducción de la bancada en la Legislatura de Córdoba, Rodrigo de Loredo avanza para unificar la cabeza del radicalismo mediterráneo y quedarse también con la presidencia del Foro de Intendentes Radicales. Lo hará a través de su principal aliado en el armado provincial, el riotercerense Marcos Ferrer, que si bien desistió de hacerse cargo de la conducción del espacio impulsa a su alfil más cercano, el intendente de Almafuerte, Rubén Dagum.

La asamblea para elegir a las nuevas autoridades del espacio que nuclea a más de 130 jefes comunales está convocada para el lunes a las 14.30, en la Casa Radical. Pese a que a lo largo de su corta historia las decisiones en torno a la renovación de autoridades no empujaron mayores conflictos, el cisma que vive el radicalismo cordobés podría romper con esa tradición.

Los cuestionamientos a De Loredo ya se hicieron visibles con la ruptura en la Unicameral, donde Dante Rossi y Sebastián Peralta se escindieron del bloque para formar su propio espacio, Córdoba Avanza. “Las decisiones en la UCR no pueden cristalizarse siempre en las mismas y pocas personas”, reza el documento con el que anunciaron su partida.

Parte de esa lectura es compartida por quienes entienden que tanto De Loredo como Ferrer, que también impulsaron al radical que encabezó la lista legislativa de Juntos por el Cambio, Luis Picat, todavía tienen que dar explicaciones por “entregarle el radicalismo a Luis Juez”, algo de lo que también acusan al actual presidente del Comité provincial, Marcos Carasso, y por elevación, a Mario Negri.

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Rubén Dagum, intendente de Almafuerte.

Rubén Dagum, intendente de Almafuerte.

En esos sectores empiezan a surgir nombres como el del mestrista de Pilar Leopoldo Grumpstrup, o el del intendente de Vicuña Mackenna, Roberto Casari, que también se enrola en Evolución, aunque mantiene aceitados vínculos con todos los sectores que dan forma a la amplia alameda boinablanca.

En el medio de todo ese movimiento, entre las autoridades salientes advierten sobre movimientos que desde el Partido Cordobés buscan "meterse" en la elección partidaria en perjuicio del candidato de Almafuerte. El hombre que todos miran es Orlando Arduh, el radical que se sumó al llaryorismo sobre el final de la campaña provincial y que en el gobierno provincial reconocen como una de las piezas clave para la construcción transversal con el radicalismo.

Ir por todo

En el marco de esas fricciones, el fin de semana resultará clave para terminar delineando el mapa que proyectará la elección interna del año que viene, cuando el radicalismo cordobés elegirá nuevas autoridades. Con Carasso en retirada y Negri casi afuera de la batalla, el mapa general parece estar listo para un revival de la disputa entre De Loredo y Mestre, que todavía conserva un espacio más que representativo entre la dirigencia mediterránea. Su hermano, Diego Mestre, de hecho, es el presidente del Comité Capital.

La construcción propia de De Loredo empezó a solidificarse de modo definitivo a finales de 2020, cuando con un grupo de intendentes y referentes jóvenes del radicalismo apostó a construir una alternativa para enfrentar a quienes, hasta ese momento, representaban los dos espacio más poderosos en el universo boinablanca mediterráneo: Negri y Mestre, que se aliaron para torcer la suerte a favor de Carasso.

Aunque perdió esa interna de marzo de 2021, De Loredo no se achicó y se le volvió a plantar a la conducción partidaria en las PASO de ese año, cuando se alió a Juez y dio el batacazo que lo depositó en el Congreso. A partir de allí, sostuvo su acuerdo con el líder del Frente Cívico y fue uno de los protagonistas más importantes de todo el proceso electoral. Este año terminó enfrentando a Daniel Passerini en la ciudad de Córdoba.

“Los hice venir al pedo”, dijo el radical en una de las salidas más recordadas del año político mediterráneo. Confiado en que el peso de su figura era suficiente como para imponerse ante los buenos niveles de aceptación que ostentaba la gestión de Martín Llaryora en la capital, el radical había convocado a la plana mayor de Juntos por el Cambio para celebrar la victoria en Córdoba, algo que finalmente no ocurrió.

Con el cordobesismo empoderado, no fueron pocos los que se apuraron en firmar el certificado de defunción para la era De Loredo en el radicalismo provincial. Sin embargo, no sucedió. De Loredo se reinventó y logró tejer una serie de acuerdos provinciales y nacionales que rápidamente empezó a facturar.

Con Martín Lousteau, referente de Evolución, consagrado presidente del Comité Nacional de la UCR, el diputado buscará volver a presentarse como el principal referente de ese espacio, con el que se identifica y se aleja según el contexto, y quedarse con la conducción del partido en la provincia. A partir de allí, su proyección recobrará un valor específico hacia las elecciones de medio término en las que volverá a probarse para empezar a caminar nuevamente la pelea provincial de 2027. La rueda, entonces, vuelve a girar.

lousteau presidente (de la ucr)
Gvozdenovich, De Loredo y Rossi. Otros tiempos. 

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