Es probable que el tratamiento del Presupuesto 2025 para la ciudad de Córdoba demore su arribo al Concejo Deliberante más de lo previsto. El intendente Daniel Passerini se reunirá la semana que viene con el gobernador Martín Llaryora para compaginar las estrategias, mientras aguardan el marco general que se debatirá en el Congreso.
Pese a los plazos naturales de estos debates, el peronista ya tiene claras cuáles serán las prioridades políticas y de gestión. La obra pública es una bandera que no piensa arriar el cordobesismo, pero el médico de impuso como objetivo mitigar los efectos de la crisis económica en la sociedad cordobesa.
La soga aprieta y las perspectivas no son buenas. Passerini no compra el discurso del Círculo Rojo que sigue bancando el reordenamiento fiscal a toda costa y dice que la economía va a crecer el año que viene.
La deuda, antes que el Presupuesto local
Su equipo asegura que duplicaron las partidas sociales para asistir a los comedores en los barrios y colaboradoras sociales, pese a que el 20% de los presupuestado para este año tuvo que reasignarse para suplir la quita de subsidios al transporte que ordenó Javier Milei y pagar los compromisos de deuda pública.
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En un mes, Passerini cancelará la última cuota del refinanciamiento del crédito internacional que pidió el radical Ramón Mestre en 2016 y logró aligerar Llaryora cuando fue intendente. Quedarán US$100 millones que el peronista intentará refinanciar para despejar ese compromiso durante los tres años de gestión que le quedan por delante, muchos más cortos y vertiginosos para un intendente que no tiene reelección.
Daniel Passerini, el primer opositor
Por eso la apuesta será política y no especulará con las encuestas. “Es mentira que la situación está mejorando”, repite a sus interlocutores de ocasión: autoridades municipales de la provincia y de otros puntos del país, figuras de la UCR con asiento en la Universidad de Buenos Aires o peronistas de distintas corrientes.
Un ejemplo es que, pese a la nota alta de Moody’s al municipio, la confianza exterior no se traduce en acuerdos rápidos para las jurisdicciones que quieren refinanciar sus pasivos. La negociación que se viene será de alto impacto para la suerte de la gestión capitalina.
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Martín Llaryora y Daniel Passerini participaron del acto de presentación de la nueva línea de producción de Renault en Córdoba.
El intendente más opositor será el perfil que Passerini cultivará con el plan de gobierno que reflejará su presupuesto municipal, pero también con la ratificación del rol político dentro del cordobesismo.
Passerini sabe que se ganó un lugar en el nuevo esquema junto a Llaryora y está dispuesto a despejar el fantasma de una posición real más débil. El médico intentó anestesiar con mano dura la interna peronista en la capital. Echa funcionarios sin piedad una vez constatada la falta, despotrica contra Milei, mientras Llaryora hace equilibrios permanentes para evitar un bis en la picota libertaria.
Muestra una autonomía que no se esperaba entre quienes conocen su perfil orgánico, principal baluarte en su carrera política, pero es otra etapa y su posición es buena, como jefe del municipio más importante, aunque requiere de trabajo extra.
La exposición del mapa de relaciones que cultiva va en este sentido: se muestra con el intendentismo, traba una relación intensa con la Iglesia de Córdoba, se mueve entre el Círculo Rojo, practica el peronismo libremente, entre otras acciones que buscan reflejar que tiene juego propio.
La obsesión electoral en Córdoba
¿Cómo se proyecta Passerini para 2025? No mirará de afuera esa pelea y buscará un rol de administrador de las tensiones entre Llaryora y Juan Schiaretti en la búsqueda de la estrategia. ¿Cómo piensa que jugará la oposición? Está claro que para el médico Juntos por el Cambio ya no existe como tal, más allá de los esfuerzos de Rodrigo de Loredo y Luis Juez por sostener la estantería. Su respuesta: más peronismo.
Ejemplos. Un sutil y anticipado bloqueo a la radical Myrian Prunotto o al larretista Javier Pretto, que coquetean con la posibilidad de ocupar la silla principal del Palacio 6 de Julio. Una puerta para recomponer el tejido de un peronismo que quedó atrapado en su laberinto después del ascenso de Milei al poder. No es casual que, en ese marco, haya retomado la relación política con Natalia de la Sota, la nueva oveja negra del cordobesismo.
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Daniel Passerini, un árbitro entre Martín Llaryora y Juan Schiaretti.
Passerini, ¿en fórmula con Llaryora en 2027? El entorno del intendente evita el juego de las posiciones. Dan por descontado que Llaryora buscará la reelección y que el exintendente de Cruz Alta es jugador de toda la cancha. Fórmula presidencial con Schiaretti, provincial o el Senado son las opciones más picantes. En su entorno patean la pelota con el juego de escenarios.
El médico que atiende cada sábado a los vecinos de barrio Müller da por descontado a su mesa chica que el escenario inédito de unidad entre Juez y el radicalismo no se dará. A decir verdad, hasta el propio juecismo ya admite esa realidad. La incógnita está en qué hará Milei: nadie sabe si avanzará políticamente en las provincias o seguirá apostando al armado silvestre.
Sin embargo, Passerini no desentona con la tradición. La realidad local se impone y la expectativa para 2027 es alta en los pasillos del nuevo cordobesismo de la capital.