Néstor Grindetti conoce tan bien el complejo engranaje PRO como a su fundador, Mauricio Macri. No por nada, el precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por Juntos por el Cambio (JxC) es el principal garante de sus ideas, aunque con una marca personal que lo distingue de toda la tropa de incondicionales que lo acompañan en la boleta de Patricia Bullrich: capacidad de diálogo, construcción política más allá del partido amarillo y buen manejo del tiempo. Tres atributos sumados a la línea directa que tiene con el expresidente que le dieron una oportunidad electoral casi impensada hace tan sólo un año.
Con 68 años, es el de mayor edad de toda la dirigencia de la primera línea del partido y uno de los que mejor entiende el razonamiento del expresidente. Tano y calentón, como suele autodefinirse en broma, es un militante del consenso. "Jamás cierra la puerta", suelen decir en su entorno. Trabajó varios años en Socma, la empresa de la familia Macri, mucho antes de su desembarco en la Secretaría de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires, en 2007, y de haber intentado sin éxito ganar la intendencia de Lanús en 2007 y 2011.
Recién accedió al tercer piso del edificio municipal ubicado en la Avenida Hipólito Yrigoyen en 2015, después de haberle ganado a Julián Álvarez, un joven dirigente de La Cámpora que, pese a su derrota, jubiló al por entonces jefe comunal peronista Darío Díaz Pérez. Su triunfo estuvo acompañado por una "ola de cambio" a nivel federal. Aquel año, JxC -el PRO en particular- se quedó con la Casa Rosada, la gobernación bonaerense, Lanús y muchas otras intendencias del conurbano, como La Plata, Quilmes, San Vicente y Berisso.
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Grindetti tuvo el resultado más destacado cuatro años después, en 2019, cuando la desventura macrista mostró su caducidad, provocada por los tarifazos, la deuda descontrolada y la inflación. Aún así, tras perder por 14 puntos en las primarias, Grindetti logró dar vuelta la elección y ganar por algo más de tres. Eso, para muchos, lo consolidó como el armador de la amplia Tercera sección electoral y lo colocó en la mesa chica del PRO bonaerense. Grindetti se convertiría en el único intendente amarillo al sur del Puente Pueyrredón.
Quienes lo conocen cuentan que apenas asumió su segundo periodo al frente de la intendencia de Lanús ya tenía definido no ir por un tercer mandato, pese a que tiempo después una modificación en la ley 14.836 lo habilitaba a presentarse una vez más. Ahí comenzó a pergeñar la idea de ser candidato a gobernador bonaerense, avalado por su indiscutible fidelidad al partido y su capacidad de haber sostenido un distrito clave en épocas en que Cambiemos estalló por los aires.
Aun así, cuando todavía los movimientos internos no mostraban todas las piezas para que su precandidatura fuera una realidad, Grindetti tenía un objetivo político central y un anhelo que sonaba más a un comentario cotidiano entre sus hombres de confianza que a una ambición real: que Macri tuviera un segundo tiempo en la Casa Rosada y él, el puesto en la embajada de Roma. Finalmente, "El Tano" no obtuvo ni una cosa ni la otra cosa, pero sí la posibilidad de disputar la provincia más grande del país con el respaldo explícito del expresidente, quien cada vez que puede lo envuelve en elogios y le hace sentir que es, quizá, el principal garante de sus ideas dentro de la boleta de Juntos por el Cambio.
Con su compañero de fórmula, el radical Miguel Fernández, o de la mano de Bullrich Grindetti recorrió estos meses gran parte de la provincia y en especial, el conurbano, un territorio que conoce muy bien y donde se decide la elección. Fiel a la promesa de encarar una interna cuidada frente a su adversario, Diego Santilli, el lanusense transitó una campaña muy prolija pero que tuvo un final convulsionado. El asesinato de Morena Domínguez en Lanús y el estallido social derrumbaron el cierre proselitista que tenía previsto junto a Bullrich en el distrito, golpearon de lleno a su elegido para la sucesión, Diego Kravetz, y llenan de duda el futuro de ese territorio amarillo emplazado en la inmensidad de la Tercera sección.