Máximo Kirchner y La Cámpora fueron los principales ganadores en el armado de las listas de aspirantes a la Legislatura en representación de las ocho secciones electorales de la provincia de Buenos Aires: los primeros lugares están ocupados en su enorme mayoría por precandidatos y precandidatas que responden directamente al diputado, mientras que los restantes lugares se reparten entre sus dos principales socios políticos, Sergio Massa y los intendentes del PJ.
En el conurbano y el interior bonaerenses Kirchner se ocupó de negociar durante el viernes y el sábado hasta última hora un esquema que le asegurará un enorme peso en el control de las dos cámaras para el período 2023-2025. Máximo puso nombres camporistas en todas las listas y sobre todo en los casilleros más codiciados, los lugares “a salir”, en alianza con el Frente Renovador y el sector que lidera Martín Insaurralde.
Axel Kicillof fue la contracara. Por segundo cierre de listas consecutivo desde que es gobernador, se corrió de las negociaciones seccionales y casi no puso nombres propios en las boletas. “No hacemos axelismo”, suelen repetir cerca del gobernador, quien apenas tiene un par de legisladores que le responden directamente.
La jugada de Kirchner replica, aunque con un objetivo político diferente, lo que ocurrió con la lista de Unión por la Patria (UP) para la Cámara de Diputados en el Congreso que representará a Buenos Aires, que está encabezada por él mismo. En ese caso, su madre, Cristina Fernández de Kirchner, se ocupó de poblar de los más leales entre los leales, para cubrirse ante una eventual derrota del peronismo en la elección presidencial y un cambio de rumbo político del país el año que viene.
En el caso de la Legislatura, Máximo buscó conservar poder en un escenario muy sensible para la política territorial bonaerense y en el marco de su silenciosa pulseada interna con Kicillof. Como contó Letra P, su principal operador en las negociaciones fue Facundo Tignanelli.
La Cámpora, el massismo y los intendentes del conurbano co-gobiernan Diputados y el Senado y todo indica que si el peronismo gana en Buenos Aires esa alianza se mantendrá aceitada y en pie.
En el conurbano, Kirchner puso nombres propios en las dos boletas. En la Primera, del norte y noroeste del Gran Buenos Aires, La Cámpora tiene dos nombres de peso: Martín Rodríguez, pareja de Luana Volnovich, y Margarita Recalde. En la Tercera, que pone en juego nueve bancas del Senado, Máximo metió a uno de sus hombres más cercanos políticamente, Emmanuel González Santalla, de Avellaneda, de excelente vínculo con intendentes y con la familia Moyano. También anotó a Amira Curi, militante de primera línea de La Cámpora y secretaria de la Juventud Peronista en la provincia de Buenos Aires, y a la diputada María Rosa Martínez.
La Cámpora también se quedó con lugares asegurados para entrar en la Segunda, norte de Buenos Aires, donde se ponen en juego bancas del Senado. Anotó a Facundo Ballesteros; en la Cuarta (noroeste), a Micaela Olivetto; en la Quinta, a José Ignacio Rossi; en la Sexta, a la senadora Ayelén Duran, y en la Séptima, en la cabeza de la lista, asegurándose una banca en Diputados, a Mercedes Landívar, pareja del presidente del bloque y referente camporista de la sección, César Valicenti. En La Plata, Octava sección, también se quedó con la cabeza de la lista y un escaño seguro en el Senado con la postulación de Florencia Saintout.
Todo eso sin contar los nombres que, sin pertenecer orgánicamente a La Cámpora, responden políticamente a Kirchner.
Sus socios del massismo y los intendentes también cobraron mucho en los lugares privilegiados de las nóminas. El diputado Ruben Eslaiman, el ex ministro de Transporte Alexis Guerrera y el titular de AUBASA, Ricardo Lissalde, son algunos de los nombres del Frente Renovador en las boletas de UP.