La paulatina confirmación de nombres que integrarán reparticiones en el gabinete con que Martín Llaryora gobernará la provincia de Córdoba atiza ansiedades en las dependencias cuya titularidad aún no ha sido definida. Una de las áreas sobre la que revuelan rumores es Trabajo. Pero, por momento, toda especulación en torno a las designaciones ha quedado supeditada a una determinación de mayor calibre. A dos meses de la asunción del nuevo gobierno aún no se conoce el rango que tendrá esa cartera.
Hasta hoy ministerio, podría volver al status de secretaría que tuvo durante las gestiones de José Manuel De la Sota, quien la ubicaba como dependiente de otras carteras en su organigrama como Industria, Comercio o Producción.
En 2015, al inicio de su segundo período como gobernador, penúltimo de la sucesión, Juan Schiaretti le devolvió el rango ministerial, con las correspondientes facultades administrativas y políticas para su titular.
La posibilidad de una baja de rango genera sorpresa en corrillos mediterráneos. Diversas razones convergen para prever que podría tratarse de un área crítica para la gestión. En primer lugar, los indicadores socioeconómicos negativos, especialmente los que reflejan creciente informalidad y pauperización en la masa de trabajadores que cuentan con algún tipo de ingreso. Consecuentemente, el vínculo que mantendrá con los sindicatos en un contexto de descontento social en aumento, que podría incluir una mayor conflictividad pública.
Conocidos
Hasta diciembre, al menos, la dependencia seguirá en manos de uno de los funcionarios que más tiempo ha perdurado en los gabinetes cordobesistas: el abogado laboralista Omar Sereno.
Exasesor de varios sindicatos, ingresó a la función pública en 1999, inicio de la hegemonía del peronismo cordobés. Tras un paso por la Agencia Córdoba Deportes, en 2004 llegó a la secretaría de Trabajo como gerente de Conciliación, Inspección y Arbitraje. Tres años después asumiría como secretario. Tras un interregno de cuatro años, en 2015 asumiría como Ministro de Trabajo, cargo que ocupa hasta hoy.
En estos años, el también profesor de educación física ha sabido sintonizar las demandas de las autoridades, en particular Schiaretti, quien siempre ha declamado la búsqueda de equilibrio entre las fuerzas en pugna y ha vendido el respeto a la institucionalidad como marca registrada.
Sintonizando ese dial, Sereno ha transitado variados conflictos, buena parte de ellos derivados del cambio de matriz productiva impuesto por las gestiones cordobesistas, cuyas políticas priorizaron demandas del sector Servicios (con call centers como temprano modelo de flexibilización de normas y encuadramientos gremiales) y del complejo agroexportador, por sobre el sector industrial que otrora caracterizara a Córdoba.
Desde su despacho, Sereno también sobrellevó prolongados conflictos que, especialmente en la última década llevaron adelante los trabajadores estatales de Salud y Educación, en reclamo por recomposiciones salariales y por las consecuencias de la pérdida de puntos porcentuales en las partidas asignadas en el presupuesto.
Aunque hace sólo semanas su salida parecía irremediable con el cambio de mandos, por estas horas crecen las posibilidades de que Sereno prosiga. Tal continuidad, explican fuentes, responde a la dificultad de encontrar una figura con el acabado conocimiento del ecosistema laboral que acredita el ministro.
Tampoco resulta sencillo encontrar consenso de las distintas partes para aceptar un plan B. Las alternativas deben conciliar cualidades técnicas, buen trato con actores que pugnan por una masa en disputa, desde las cámaras empresarias hasta las agremiaciones, y un claro discernimiento del subtexto de las discusiones.
Entre las opciones que, empero, se barajan sólo un nombre es reconocido más allá del Panal: Elizabeth Bianchi. Directora General de Relaciones Laborales, Inspección e Higiene y Seguridad del Trabajo, funge como número dos en la estructura del aún ministerio.
Abogada también, además de formación, se le reconoce cercanía con la senadora nacional Alejandra Vigo, quien la ha destacado en el programa Lideresas, diseñado para fortalecer la participación igualitaria de las mujeres en la actividad política. Sin embargo, su eventual designación no goza de plena aprobación entre la dirigencia sindical.
A cumplir
La CGT Córdoba ha retomado su pedido de que un dirigente sindical ocupe la vacante. Expresado dos meses antes de las elecciones provinciales por la nueva conducción de la central, ameritó un primario desaire por parte de la conducción cordobesista. Recién durante la campaña de las elecciones municipales, con el antecedente del ajustado triunfo de junio, la demanda fue reconsiderada por ambas partes.
“Martín nos dijo que lo iba a considerar. Quería que le llevemos una propuesta. Ya tenemos una. Seguramente todo se definirá después de las elecciones de octubre”, cuenta a Letra P un dirigente que ocupa un importante rol en la central obrera.
Hasta el momento, el pedido de una designación proveniente del arco sindical unifica los criterios entre la conducción de la Confederación y las anteriores autoridades. No obstante, éstas no pierden la oportunidad de chicanear a quienes los desplazaron. “Aún no formalizado, el pedido sigue en pie y nosotros coincidimos. Pero, entre los argumentos con que nos intervinieron, dijeron que nosotros no pedíamos, que ellos iban a pedir cargos legislativos y el ministerio. Pero no les dieron bola”, narra un vocero.
Tal interna no sorprende a las autoridades. Sereno ha testificado los procesos de mutación de la CGT Córdoba, cuya cúpula mantuvo siempre un diálogo que trascendía lo institucional. Vaya como muestra que el histórico secretario general de la confederación, también titular del SEP, José Pihen, actuó como legislador por el peronismo cordobés por varios años. Tampoco desconoce las derivas de la Rodríguez Peña, la formación filokirchnerista que intentó terciar en el espectro.
Aún así, desde la cartera laboral saben que el panorama por venir puede ser bien diferente. “Los estatales tienen reclamos desatendidos por años. En su mayoría, los sindicatos de privados están disconformes. A eso súmale los que están en la informalidad y los que piden atención en la economía popular. Quien agarre la manija necesitará muchos recursos, más que una secretaría”, sentencia un reconocido especialista.