Luego de la rebelión del bloque de Santa Cruz, Martín Lousteau se reunió con Victoria Villarruel y garantizó que facilitará el inicio de la sesión de este miércoles en el Senado para debatir la reforma fiscal y la ley ómnibus, pero no confirmó si se abstendrá en la votación o irá por el rechazo. Si toma la primera opción, la sesión podría caerse.
En las cuentas oficiales ya se da por hecho que el radical Maximiliano Abad, indeciso hasta este martes, ayudará al Gobierno. Con él y sin la dupla santacruceña, integrada por José María Carambia y Natalia Gadano, La Libertad Avanza tiene un techo de 36 votos, la mitad del recinto. El desempate para cada votación está en manos de la presidencia de la Cámara, que ocupará Villarruel o el libertario Bartolomé Abdala. Para considerar un proyecto, debe haber al menos 37 bancas ocupadas. Si el economista, Unión por la Patria y el bloque de Santa Cruz se abstienen, no se puede votar.
Lousteau, por ahora, asegura que hará ese juego y defenderá el dictamen de minoría en el recinto, pero mientras mantenga la silla ocupada será funcional al Gobierno. En el bloque radical confían en que el economista no impedirá la sesión y ganará por doble: se diferenciará de Javier Milei y no podrá ser acusado de obstruccionista. Además, en una votación en particular, con conseguir un voto, el titular de la UCR podrá reescribir cada artículo.
La llave de Martín Lousteau
Ni Villarruel ni en el bloque radical se fueron del Congreso con la certeza de que, llegado el momento de votar, Lousteau no abandonará el recinto y obligará al Gobierno a negociar con él en su despacho para reabrirlo. Por la noche, en Twitter, el senador dio a entender que no tomará ese camino y que jugará a voltear cada uno de los artículos.
"No acepto presiones de ningún tipo. Vamos a exponer el dictamen alternativo que con un gran equipo hemos trabajado en estas semanas", anunció el economista. En este escenario, el Gobierno tendría garantizada la aprobación en general de la ley ómnibus, pero desconoce cómo quedará la versión final.
En cualquier caso, el proyecto vuelve a Diputados, que tiene la opción de ratificar la versión que aprobó esa cámara el 30 de abril. Lo mismo ocurrirá con la reforma fiscal.
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La Casa Rosada aceptó que el capítulo de privatizaciones sea retocado, para dejar afuera a Aerolíneas Argentinas y el Correo Argentino. El otro tema clave que se caería con la rebelión santacruceña es el de facultades delegadas, el corazón de la ley ómnibus, porque habilita a Milei a intervenir organismos y remover presupuestos sin pasar por el Congreso.
Eliminar las delegaciones es uno de los cambios propuestos en el dictamen de minoría de Lousteau y tendría respaldo de algunos compañeros de bloque, como Abad y Pablo Blanco. Edgardo Kueider y Carlos Espínola, de Unidad Federal, también podrían sumarse a esta modificación.
En su despacho, el economista propone modificaciones al Registro de Incentivos a las Grandes inversiones (RIGI) -pide sumar a las pymes- y al blanqueo, para prohibir que se incorporen quienes se hayan beneficiado los últimos diez años. En estos temas, el oficialismo buscará ayuda de representantes de Unión por la Patria de provincias mineras, cómo Catamarca y San Juan. Lousteau también quiere debatir un aumento a las jubilaciones y al presupuesto universitario. El peronismo lo apoyará.
Esperanza peronista
En Unión por la Patria decidieron respaldar la mayoría de las propuestas de Lousteau, pero hace falta un voto más para que prosperen. Cada vez que esa voluntad extra aparezca, se caerán los artículos del Gobierno.
En UP confían en que podrán encontrar en muchos casos el voto 37 para rechazar fragmentos de los proyectos que pide Milei para firmar el Pacto de Mayo con los gobernadores. Hay confianza en la chubutense Edith Terenzi, una radical cercana al gobernador Ignacio Torres, quien ayudó en la reunión de labor parlamentaria del lunes para dividir los debates y embarrar la cancha. Se sumó su coterránea Andrea Cristina. Fuentes del Senado aseguran la dupla chubutense votará muchos artículos del dictamen de Lousteau.
Otra maniobra que hará UP será votar mejoras al proyecto de Diputados surtidas en el dictamen, para que se aprueben con dos tercios y la cámara baja no pueda desecharlas. La reforma del Estado y la modificación a la legislación laboral serían algunos casos.
En UP también había expectativa en que la neuquina Lucila Crexell se negara a ayudar al Gobierno, luego de conocerse que negocia asumir como embajadora ante la Unesco. No fue así: la senadora confirmó que estará para votar el proyecto oficial.
En el capítulo fiscal hay un final abierto con la baja de los mínimos imponibles de Ganancias, que tiene una deducción del 22% para la Patagonia. En la región austral no quedaron del todo conformes y en el norte no quieren saber nada con ese premio.
En el oficialismo reconocen que no manejan esa votación. Es uno de los tantos temas que se les fue de las manos.