La Unión Cívica Radical (UCR) debe resolver un dilema en 2024 que marcará su destino durante los próximos años: si es socia u oposición al presidente Javier Milei, quien no permite una tercera posición porque no está dispuesto a negociar la letra chica de sus medidas de Gobierno.
La incomodidad de las principales figuras de la UCR se debe además a que, siendo un espacio árbitro en las votaciones del Congreso, no siempre podrá tomar posiciones ambiguas. En la última semana del año, las autoridades del partido hicieron una cumbre por Zoom para debatir cómo salir de la encerrona. Debatieron Martín Lousteau, gobernadores y jefes legislativos.
Quedaron claras algunas directrices. De mínima, ratificaron que podrán marcar algunas diferencias mientras el Gobierno no tenga una crisis con sus votantes, pero no enfrentarlo a todo o nada. El problema es que, si Milei se niega a negociar, anula la avenida del medio. “Nuestro votante es antikirchnerista y votó a La Libertad Avanza en el ballotage. No podemos quedar del otro lado ahora”, explicó a Letra P un referente legislativo radical.
Lousteau ignoró este planteo cuando cuestionó el contenido del decretazo de Milei. En ese momento, los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes) -que juegan en tándem con Leandro Zdero (Chaco)- le pidieron bajar el perfil y suspendieron comunicados de los bloques legislativos. El de la bancada de Diputados recién se pronunció al día siguiente y con una oferta al Presidente para negociar.
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Martín Lousteau, senador de la UCR.
Aval tácito
Con la decisión de no bloquear acciones de Gobierno, en la última semana referentes de la UCR enviaron señales a Milei de estar dispuestos a negociar cada medida en una mesa chica, pero no recibieron respuesta. Por el contrario, el mandatario usó las redes sociales para presionarlos, con citas al expresidente radical Arturo Frondizi.
El primero gesto lo hicieron la senadora Carolina Losada y el diputado Martín Tetaz, quienes presentaron proyectos "espejo" con el mismo contenido del mega-DNU para, de ese modo, poder tratar su contenido por tramos. El vocero presidencial, Manuel Adorni, avisó que Milei no había aceptado la oferta.
La falta de diálogo con el Gobierno exaspera a los líderes radicales, porque respaldan una gran parte del DNU, pero quieren retocar algunos fragmentos. Concuerdan con las desregulaciones y la reforma laboral y tienen reparos con la privatización de empresas y la flexibilización de la seguridad social.
El Presidente no está dispuesto a escuchar a la UCR y la empuja a una situación difícil: si para el 15 de enero la comisión bicameral que debe tratar el DNU aún no emitió un dictamen, Unión Por la Patria evalúa pedir que se vote por sí o por no en el pleno de los recintos.
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Si en esa instancia el resto de la oposición no aporta con el cuórum, avalará en forma tácita el DNU. En el radicalismo nadie cree posible compartir un recinto con el kirchnerismo, al menos en el corto plazo. La otra opción es ser funcional a Milei.
En la reunión del bloque radical en Diputados, hubo quienes especularon con jugar a las escondidas hasta marzo, cuando el Gobierno empezará a sentir la presión de un sector de la clase media que necesite cambiar hábitos por la pérdida de poder adquisitivo.
¿Y la ley ómnibus?
El tratamiento de la reforma del Estado también obligará al radicalismo a definir qué tan cerca o lejos de Milei quiere estar. Los primeros debates fueron difíciles: los bloques legislativos tuvieron arduas discusiones y no lograron posiciones unánimes. El cordobés Rodrigo De Loredo, quien preside el de Diputados, definió oponerse a sólo tres puntos: la eliminación de la fórmula jubilatoria, el aumento de las retenciones y las facultades delegadas.
Pero sus palabras no fueron escuchadas en La Libertad Avanza. Por el contrario, hasta el viernes, en la UCR no encontraban interlocutores para negociar modificaciones a la ley ómnibus. Mientras los buscaban, se enteraron que el ministro del Interior, Guillermo Francos, encargado de crear puentes, recibió al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, cercano a Lousteau.
En la conducción del bloque de Diputados no cayó nada bien que Menem dijera que la UCR acompañará la reforma del Estado sin modificaciones.
Es el todo o nada que tiene atrapado al radicalismo. Al menos por un tiempo.