Al filo del inicio de la velada para recaudar fondos para la campaña de la capital, Mauricio Macri y Rodrigo de Loredo llegaron este martes por la noche al salón de eventos ubicado en el extremo sur de la ciudad de Córdoba. A paso apurado, ingresaron al baño para refrescarse y cambiarse la ropa por una más adecuada para la gala con las figuras del empresariado auspiciante.
El local desbordaba de gente que pagó $ 60.000 para asegurarse su lugar. Los organizadores aseguraron que se vendieron mil tarjetas. ¿Signo de la expectativa electoral que el radical genera o expresión de la magnética relación del expresidente con el Círculo Rojo local? La respuesta a la pregunta asomará después del 23 de julio, por la noche, si el escrutinio provisorio de las elecciones capitalinas no falla como el provincial.
El personal del servicio gastronómico apenas podía caminar por los pasillos que se estrechaban a medida que se iban ocupando las sillas. Con destreza envidiable, lograron atender la mesa central cuya composición presentó el organigrama de los nuevos liderazgos de la filial cordobesa de Juntos por el Cambio para el próximo ciclo.
De Loredo se ubicó a la izquierda de Macri, junto a su esposa de apellido de tradición radical, Carolina Aguad. Completaban la ronda política la candidata a la viceintendencia, Soher El Sukaria; el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer; el primer candidato de Patricia Bullrich a Diputados, Luis Picat, que no dejó mesa sin visitar como el protocolo de la quinceañera impone; y de espaldas al escenario se apostaba el senador Luis Juez, también junto a su pareja.
El excandidato a la gobernación hizo una gran elección que lo alejó de la jubilación que había augurado cuando dijo que el tercer intento de llegar al Panal sería el último. Junto a De Loredo ingresarán en una nueva fase de convivencia cuyos términos dependerán de la performance en las urnas del radical.
Las presencias políticas se fueron salpicando con otras del sector privado: Raúl Hermida, economista y vocal de la Bolsa de Comercio de Córdoba; Jorge Dutto, decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba; Bartolomé Allende, referente de una red de clínicas privadas homónima; y Tomás Amuchástegui, en representación del Hospital Privado. En las mesas satélites se ubicó Darío Nieto, el fan de De Loredo y secretario de Macri; el jefe de campaña deloredista, Juan Negri; referencias del Congreso, la Legislatura y del municipalismo cambiemista.
El menú político
Mientras las personas que pagaron para apoyar la candidatura del radical se ubicaban, El Sukaria empezó a calentar el clima con el primer discurso. Macrista paladar negro, elogió al referente del PRO y prometió una gestión “con autoridad” en el Concejo Deliberante y la Municipalidad.
Con De Loredo en el escenario, llegó la entrada: un arrollado de pollo con verduras, sobre una salsa fría de zanahorias. Al comprobar que en el salón no cabía un alfiler se entusiasmó y siguió con la saga de propuestas que caracteriza su campaña, pero romántica. “Caro, podríamos aprovechar y nos casamos de vuelta”, le dijo con picardía a su compañera.
Mientras las bandejas hacían su danza en el aire, De Loredo terminó lo que empezó con Macri en la plaza de las manzanas del martes por la tarde. Dio vuelta la página del capítulo provincial que cerró con la derrota digna de Juez y aseguró que trabajará con el gobernador electo, Martín Llaryora, para garantizar el progreso de la ciudad. Este compromiso de convivencia institucional se complementó con un horizonte de equilibrio fiscal, reducción de la planta política municipal y el fomento a la articulación público-privada.
Para el cierre, usó el tono de los actos políticos. Alzó la voz hasta el punto de quedar ronco para ponderar en el podio de la historia al presidente que “terminó con la maldición” de los gobiernos no peronistas que quedaron inconclusos.
Con el escenario vacío, la ansiedad por los platillos que no llegaban se calmó cuando Macri subió al escenario. Hizo un breve repaso de la experiencia que acumuló como presidente de Boca Juniors y trasladó a la política, afirmó que la “Argentina se cordobizó” porque está dispuesta a dejar atrás al populismo, reiteró sus críticas a los contrincantes de JxC -"¿para qué quieren gobernar?", los apuró- y realizó un pedido de apoyo a De Loredo.
En una noche de promesas, cerró con el anticipo de que se construirá una casa en Córdoba. “Los amo con locura”, gritó como un adolescente enamorado. Se fue sin cenar el cerdo a la mostaza sobre un colchón de puré de calabaza y verduras salteadas.
La noche de De Loredo fue muy distinta a su gala de recaudación de fondos de 2019, cuando tuvo que rematar su auto para pagar el tramo final de la campaña capitalina.
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De Loredo terminó la noche con el trago dulce de las masas finas que cerraron la velada. Hoy toca la realidad de enfrentar a un gobernador electo con una campaña más agresiva que la que lideró hace algunas semanas.
El final de la fiesta será el 23 de julio.