EL PERONISMO EN SU LABERINTO

La pelea por el PJ: Axel Kicillof estudia el movimiento de fichas en un tablero minado que no puede evitar

CFK sacó una peona de la galera cordillerana de donde también emerge un bigote renovador. El gobernador de Buenos Aires prefiere no jugar, pero está obligado.

Desde el panóptico de su despacho ubicado en el centro del poder federal, Axel KIcillof observa cómo se mueve el tablero del peronismo, traicionero como una ciénaga, en la previa de las elecciones internas que el 17 de noviembre darán una nueva conducción del Partido Justicialista. Si por él fuera, se mantendría ajeno a esa rosca, como de todas, pero no puede: pretende ser el próximo candidato presidencial del PJ. Entonces, imagina una fórmula intermedia: Influir sin jugar.

Como viene contando Letra P, el gobernador de Buenos Aires cocina un plan full full de poder que tiene a la Casa Rosada como destino. Para alcanzarlo, buscará construir un frente transversal que cobije a la representación lo más amplia posible del “campo nacional y popular”. En un mar de interrogantes (el principal, si se animará a romper el corsé del kirchnerismo en ese camino), tiene una cosa clara: Kicillof 2027 no es posible sin liderar en serio.

¿Eso incluye necesariamente presidir el PJ, una fábrica de tensiones y conflictos que metería ruido permanente en el día a día de su gestión, que es en lo que pretende concentrarse hasta que se decida a explicitar su ambición presidencialista, lo que ocurrirá no antes de 2026? Kicillof cree que no necesariamente, pero sabe que no puede mantenerse ajeno: de mínima, debe tener voz y voto premium en la definición de la nueva conducción partidaria. De mínima, no puede permitir un dedazo de Cristina Fernández de Kirchner.

Mueve CFK

Como contó Letra P, La Jefa -su jefa, la que lo lleva de la mano desde que lo ungió ministro de Economía, la que lo empujó a disputar la madre de todas las batallas, a la que deberá discutirle el liderazgo del peronismo si pretende empuñar el bastón de mariscal sin condiciones- movió a una peona.

Ricardo Quintela peronista con escarapela.png
Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja.

Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja.

Con la consigna romántica de una mujer para la renovación, lanzó a la cancha a la catamarqueña Lucía Corpacci, que viene a sumarse al segundo riojano más audaz, Ricardo Quintela, que a sus 64 años, con su bigote clásico, su traje y su corbata, se ofrece y se postula como el hombre que puede guitar al movimiento de Perón y Evita hasta la salida del laberinto en el que se perdió.

Lucía Corpacci.jpg
Lucía Corpacci, senadora por Catamarca.

Lucía Corpacci, senadora por Catamarca.

En La Plata anotan a la senadora con mandato cumplido como gobernadora en la grilla de alfiles provinciales que, en el sprint final hacia 2027, jugarían en el team Axel. De hecho, la cordillerana anda en yunta con la otra Cristina, la funcionaria kicillofista Álvarez Rodríguez, en sociales pejotistas destinadas a "darle vida al partido".

En las últimas horas, Corpacci le dijo a Kicillof que la jugada de Cristina la pone en un lugar incómodo, tironeada entre dos referencias que se aprestan a pulsear por el liderazgo. Con todo, no se queja: como a Quintela en su pelea de pago chico con los Menem libertarizados, el impulso cristinista le da espaldas para enfrentar, en la arena árida de la interna catamarqueña, al gobernador Raúl Jalil, uno de los caciques peronistas que se hizo fan de la causa ultraderechista que lidera Javier Milei.

¿El choque CFK - Axel Kicillof se puede evitar?

El lanzamiento de Corpacci a la arena partidaria no es el primer movimiento de la expresidenta en el tablero del PJ, un instrumento que siempre despreció por considerarlo una burocracia inútil. Recientemente, las (ex)juventudes cristinistas cocinaron otra vez sopa: Cristina Presidenta del partido, agitaron, con Wado de Pedro como suplente siempre listo -para jugar y bajarse, como en 2023 con la candidatura a la presidencia, pero de la Nación-.

La pelea partidaria es, sin embargo, solo el aperitivo de la disputa por las listas legislativas de 2025, que CFK pretende volver a digitar y marcará el debut de Kicillof en unas lides que hasta ahora evitó.

Se sabe: el gobernador va por el bastón de mariscal, pero Cristina, que lo ofreció el año pasado cuando sus fanas le pedían una más, no da señales de tener intenciones ciertas de soltarlo.

Andrés Larroque con el exdiputado provincial Leandro Busatto. 
Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja. Foto de archivo.

También te puede interesar