A cinco meses de la contundente victoria de Axel Kicillof que le permitió acceder al segundo mandato en Buenos Aires, la oposición -que quedó 18 puntos detrás suyo- comenzó el año presionando F5, en busca de reconfigurar sus espacios y renovar sus partidos; intentan reecontrar identidad para encarar los próximos años, con un ojo en el calendario 2025.
Tras un final de año convulsionado y con fracturas internas, tanto el ex-Juntos por el Cambio como La Libertad Avanza dieron luz a diferentes procesos de reestructuración interna, en pos de volver a levantar sus principales banderas, sin dejar de lado las estrategias políticas.
Así fue que el PRO, la UCR, la Coalición Cívica y LLA tomaron distintos caminos para enfrentar al gobierno provincial, tan envalentonado por su victoria electoral hace unos meses como castigado por la crisis social y económica que enfrenta una provincia que tiene los problemas de siempre, aun más agravados por las heridas de la motosierra que le hunde el presidente Javier Milei.
Cómo se reconfigura la UCR
En diciembre, el PRO, la UCR y la CC acordaron trabajar juntos pero separados en la Legislatura bonaerense. La decisión ayudó a mantener la unidad en el partido que fundó Mauricio Macri, pero dividió aguas en la tribu boina blanca: unos quedaron bajo la conducción del presidente del radicalismo bonaerense Maximiliano Abad –con la venia del titular del partido a nivel nacional, Martín Lousteau- y otro sector que responde al diputado Facundo Manes unió fuerzas con el GEN.
Algunos correligionarios ya miran el calendario y van tachando días para la renovación de autoridades provinciales en el partido centenario, que tendrá una disputa entre todas las expresiones que lo componen: Adelante (Abad), Evolución (Lousteau), quienes responden a Manes y los que siguen al exintendente de San Isidro, Gustavo Posse. La totalidad de sus dirigentes coincide en que lo mejor será una lista de unidad. Parece que no es momento de elecciones. Mucho dependerá, claro, de la postura que tome la UCR respecto del gobierno de Milei. Si su dirigencia sigue abriendo o no la grieta entre los dialoguistas y colaboracionistas con quienes se muestran críticos e intransigentes. En Buenos Aires, por ahora, esa pelea no derrama: todos son opositores a Kicillof.
El PRO aprendió la lección 2023.
El macrismo -es decir, el PRO nuevamente bajo la comandancia de Mauricio- parece haber aprendido la lección que en 2023 lo dejó afuera del ballotage y segundo cómodo en territorio bonaerense. Muestra de ello es el encuentro que mantuvo la dirigencia bonaerense este viernes en Lobos, en la que acordaron empoderar a los jefes territoriales y legislativos, estrategia bien distinta a la interna a cielo abierto que halcones y palomas plantearon en –casi- todos los municipios para acompañar las boletas de Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, lo que generó una sangría que le hizo perder intendencias y bancas legislativas.
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Intendentes y legisladores del PRO en la cumbre de Lobos.
Además, toma fuerza la idea de que Cristian Ritondo en pocos meses se convierta en presidente de la expresión bonaerense del partido, con una lista de unidad y en un acuerdo con el diputado Diego Santilli para que este sea la carta electoral en 2025, también sin competencia interna. Todos detrás del Colorado, como alguna vez soño Larreta. Es una idea que amasan ambos legisladores y que impulsa el expresidente y su primo Jorge Macri, exdueño del sello bonaerense y heredero del trono en la Ciudad, que vio nacer al PRO.
Este borrador es rechazado por la dama de hierro del partido, Bullrich, que, envalentonada por el espacio que consiguió en la nómina nacional interna y su rol en el gobierno de La Libertad Avanza, también busca un apellido que le responda en Buenos Aires. Con todo, las principales heridas en el partido parecen haber quedado sanadas y el acuerdo Ritondo-Santilli podría ser la llave para un PRO amigable con Balcarce 50 y contraparte Kicillof en el principal distrito electoral del país.
La Libertad Avanza un busca de soldados PRO
La tercera fuerza en todas las discordias es LLA. Llamativamente, siendo oficialismo nacional y habiendo hecho una gran elección en Buenos Aires, rápidamente dispersó su poder de fuego y se despedazó en mil partes, armando cuatro bloques libertarios en Diputados y otros tres en el Senado. Estos espacios se dividen en tres sectores: el purasangre mileísta, el crítico del acercamiento de Las fuerzas del cielo al PRO y el que responde a Carolina Piparo, hoy, en una zona gris del mapa libertario.
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El bloque de La Libertad Avanza en Diputados
Sólo el primero de ellos está en plena reconfiguración. Los legisladores de línea directa con la Casa Rosada buscan sumar socios amarillos: consiguieron el pase del diputado Juan José Esper Zamar en diciembre y el de la senadora Florencia Arietto esta semana, quien armó un bloque de tres acompañada por Carlos Curestis –reemplazó a Sebastián Pareja, quien se fue al gobierno nacional- y Joaquín De la Torre, otro ex-PRO que había armado un monobloque de sangre libertaria. Si bien la intención de estos espacios es seguir sumando voluntades a la causa anarcocapitalista, el PRO asegura tener controlada la sangría.
Con todo, cada fuerza buscará hacerse fuerte desde adentro para dar la batalla grande desde las intendencias y la Legislatura, donde el PRO y la UCR pretenden hacer valer la mayoría que consiguen cuando se unen, aunque ahora deberán conversar con el nuevo actor que apareció en diciembre a arbitrar entre el peronismo oficialista y la oposición dialoguista.