TODOS CONTRA TODOS

La Liga federal juega: los gobernadores ponen el territorio sobre la mesa

Trece autoridades provinciales oficialistas marcaron la cancha de la interna del FdT. Exigencias y equilibrios. Una interna de dos en un padrón singular.

Algunos análisis sobre la política se obsesionan con lo que publican los medios; otros, más sofisticados, se centran en lo que se dice en las redes sociales y en el poder del meme. El autor de estas líneas sigue pensando sobre todo en los territorios. Digan lo que digan los portales, la televisión y la radio, Twitter e Instagram, es allí, en la calle, donde transcurre la política. En el territorio se trabaja, se cobra y se paga, se va al supermercado y se sufre en caja por el saldo en cuenta, se sienten los impuestos, se padece la inseguridad, se percibe la calidad de la infraestructura y, en definitiva, se goza o se sufre la vida, y se vota. Así, no sorprende que los gobernadores y la única gobernadora del peronismo hayan salido a decir lo suyo sobre una interna preelectoral en la que no solo se juegan candidaturas sino, según se amenaza, posibles portazos de capacidad disruptiva para la gobernabilidad.

"Lista de unidad e integración federal", resumió el chaqueño Jorge Capitanich el saldo del encuentro que las autoridades provinciales mantuvieron en el Consejo Federal de Inversiones (CFI).

Textos y subtextos

El texto de la declaración final tiene tono duro, pero corazón más tierno. Rescatemos un par de conceptos:

  • "Ante la difícil situación socioeconómica que atraviesa nuestro país (…) no podemos distraer esfuerzos en discusiones estériles que solo conducen a divisiones".
  • "Exigimos la construcción de una lista de unidad con integración de carácter federal".

Lo primero, la dificultad de la hora, justifica lo segundo: el pedido de unidad en la oferta electoral del Frente de Todos. ¿Pedido? Exigencia, dicen… Y, en ese marco, preguntan "dónde está lo nuestro" y reclaman un lugar en la fórmula.

Debajo de esa aparente dureza, los liderazgos del peronismo territorial esgrimen los mismos argumentos con los que Sergio Massa reclama que las PASO sean un trámite sin competencia para no meterle ruido a la economía, al dólar y a la inflación. En definitiva, a la gobernabilidad que se preserva, justamente, en los territorios.

El planteo es también funcional a Cristina Fernández de Kirchner, quien será la arquitecta de lo más relevante de las boletas cuasioficiales. Ella querría elaborar una lista única, pero la porfía del albertismo en dar una pelea perdida de antemano la lleva a conformarse con que la dispersión sea la menor posible. Como mucho, una disputa entre dos.

La discusión de fondo

Daniel Scioli insiste en que no se bajará ni aunque Dios o Cristina se lo digan, junta apoyos en parte de un sindicalismo que acaso esté pensando en vender lo más caro posible un eventual cambio de postura y se rodea de ese fenómeno cupular que se da en llamar "albertismo". Con todo, una lista que tenga bendición de CFK y participación –o al menos respaldo– de Massa sería algo muy parecido a la totalidad del peronismo.

El peronismo realmente existente, el de los territorios, dejó en claro hasta qué punto se enrola en la línea Cristina-Massa al abrazar el mínimo común denominador de esa entente –la búsqueda de lo más cercano que exista a la unanimidad– y al evitar meterse en la micropuja que cruza a la misma: ¿Eduardo "Wado" de Pedro o el ministro de Economía?

Quienes gobiernan las 13 provincias participantes tienen un corazón, claro. Aun con los riesgos que implica meterse en los entresijos del amor, se podría decir que los de más de la mitad –Axel Kicillof, Alicia Kirchner, Ricardo Quintela, Raúl Jalil, Gerardo Zamora, Gildo Insfrán y Capitanich– latirían más fuerte por De Pedro. Los de otros –Mariano Arcioni, Oscar Herrera Ahuad y, sobre todo, dos ausentes ayer, Gustavo Sáenz y Alberto Weretilneck– palpitarían más por Massa.

Esa disputa se dirimirá en otros niveles, pero los autoconvocados al CFI piden el segundo escalón.

El actor perdido

El ministro de Economía tensó al máximo la previa de esa juntada, mandando decir que está "harto" de pelear en soledad por la estabilidad política que valoran los jefes provinciales, que Scioli juega a la interna en lugar de trabajar y que los juegos de Alberto Fernández le dan ganas de irse a su casa y hasta de sacar de Todos al Frente Renovador (FR).

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Calentó también el ambiente de la antesala del Congreso del sábado del FR, donde terminará de estallar ante todos los ojos esa estrategia, destinada a lograr lo más cercano que resulte factible a la unidad y, sobre todo, que la misma lleve su nombre como bandera.

Tras el pronunciamiento de los "gobernas", el funcionario se reunió con el Presidente. Este, para él, es el actor ausente que debería decir algo si quiere preservar sus retazos de autoridad y la posibilidad de terminar el mandato en condiciones al menos razonables. Esto implicaría, sostiene, bajar a Scioli y, si eso no fuera posible, al menos a Agustín Rossi, otro que transita la angosta callejuela del albertismo.

Para Massa –que en eso difiere de CFK–, Fernández debería tener una palabra en el diseño de la oferta electoral, al menos para asumir un rol de contención de ambiciones. La vice y el jefe de Estado, por su parte, se ignoran sin remedio.

¿Bomba o chasquibum?

Massa sabe que es el último dique de contención ante un posible caos económico, hecho de altísima inflación, falta de divisas y crecientes dificultades para importar insumos y sostener la actividad. No mucho impide que a esos males se puedan sumar una corrida cambiaria y un impago peligroso al Fondo Monetario Internacional (FMI). Cristina Kirchner y Alberto Fernández también lo saben, lo mismo que el mercado financiero.

Sin embargo, este último no muestra signos mayores de intranquilidad. Es cierto que los tipos de cambio están contenidos por una miríada de regulaciones e intervenciones, pero lo concreto es que los paralelos no dejan de desinflarse. A quienes operan no les da lo mismo que Massa se quede o se vaya, pero en el fondo creen que las amenazas no son más que un modo entre otros que el ministro encuentra para posicionarse en la interna.

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Interna curiosa, por otra parte: la que se viene en Todos es una PASO peculiar entre Massa y De Pedro, con un padrón que solo contiene un nombre: el de Cristina Elisabet Fernández de Kirchner.

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