ELECCIONES 2023

Juan Schiaretti, Mauricio Macri & Rodríguez Larreta, el triángulo que preocupa a JxC en Córdoba

El gobernador condiciona con su triple campaña a los líderes del PRO. El expresidente, ¿pierde peso? El juego de los parecidos que complica al alcalde.

La confección de las listas suele ser una radiografía de la jerarquía coyuntural de las fuerzas que componen las coaliciones. El escándalo y los fuegos cruzados que rodearon la presentación de la nómina de aspirantes de Juntos por el Cambio(JxC) en Córdoba para los comicios del 25 de junio expusieron el juego de presiones de la dirigencia autóctona, pero también la de la mesa nacional de la coalición, que supuestamente no debía entrometerse en el distrito, pero pechó por medio de sus alfiles. Cuando la polvareda empieza a bajar, empiezan a quedar al descubierto algunos hilos que unen puntos aparentemente distantes. En el medio de la madeja, aparecen Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Juan Schiaretti y la necesidad de traccionar fidelidades hacia las ofertas presidenciales.

Patricia Bullrich y el alcalde porteño dejaron expuesto ese cuerpo a cuerpo por el liderazgo en una plaza central para el PRO de cara a las PASO. El acto de lanzamiento de la campaña cordobesa no fue la excepción: compartieron la noche del martes el palco de Club General Paz Juniors de esta capital para cobijar a Juez, saludar la unidad cordobesa como un modelo a implementar y erigir a la provincia como el kilómetro cero del cambio nacional en octubre.

Larreta y la titular del PRO en uso de licencia se disputarán un electorado que le dio siete de 10 votos a Macri en 2015.

Si fue difícil para los partidos que integran la alianza local mantener la autonomía -el PRO, por verticalismo; y la UCR, por desprolijidades como la doble candidatura del flamante candidato a la vicegobernación, Marcos Carasso-, más lo será en esta campaña provincial, que estará marcada por la definición de las candidaturas de agosto, cuya presentación vence la medianoche previa a los comicios en Córdoba.

Esta tensión también se notó en el orden de los discursos. Larreta fue enfático en su apoyo y en la necesidad del triunfo, pero medido en las críticas. Bullrich, fiel a su estilo, fue con todo. Habló del "robo" de la elección a Juez por parte del peronismo en 2007, pese a que la Justicia Electoral determinó lo contrario; y les juró venganza a las figuras aliancistas que cruzaron a las filas del cordobesismo. "El que las hace, las paga", amenazó.

La dirigencia de JxC en Córdoba tomó nota de estas diferencias; también, que el "amigo de Schiaretti", como lo presenta Macri, fue invocado por el indescifrable Rodrigo de Loredo.

Límites

Con Schiaretti anotado para la pelea nacional, Martín Llaryora, para la provincial, y Daniel Passerini, para la Capital; la triple campaña exigirá de esfuerzos adicionales a la versión local de JxC. Saben que necesitan del atractivo de la crema de la coalición nacional, pero deberán prestar especial atención en que los intereses de Bullrich, Larreta o el propio Macri no mezclen los tantos.

Aquí convergen dos factores que plantean que, al menos Schiaretti, es el más interesado en borrar los límites. Este proceso de fusión le dio sus réditos: encontró la formar de surfear la ola amarilla en la provincia y mantener su liderazgo intacto por medio del llamado pacto de gobernabilidad con Macri, desde 2015 a 2019.

Mucho se escribió de ese acuerdo institucional, también político, protagonizado por el líder del PRO que priorizaba al cordobesismo por encima de las pretensiones opositoras de JxC en la provincia. Sin embargo, el presidenciable cordobés aprovecha ahora, en plena campaña provincial, para subir un peldaño más. Ya no es el “modelo de gestión” el que quiere exportar a la Nación; también se ilusiona con imponer en la liga mayor de la política ese modelo frentista local que, en su versión 2023, incluye en la fórmula con Llaryora a la radical Myrian Prunotto; y al hasta hace pocas horas presidente del PRO, Javier Pretto, como complemento de Passerini.

La fuerte ausencia de figuras protegidas de Macri en la boleta de JxC en Córdoba exige las lecturas correspondientes y plantea un desafío para Bullrich, pero principalmente para Larreta. Si hay un vacío de poder, habrá que llenarlo. Eso explica la carrera desenfrenada por ocupar ese rol en la cuna del cambio. No es casual que Bullrich, Larreta y el jujeño Gerardo Morales hayan coincidido en el momento oficial de largada de las acciones proselitistas de Juez.

El supuesto corrimiento de Macri de la plaza, evidenciado en la ausencia de nombres que lo representen (solo hay una que podría calificar como tal, Patricia Botta, en el renglón 18); en el llamado que recibió el macrista Pedro Dellarossa para que defendiera su departamento, Marcos Juárez, y declinara su intención de encabezar la lista sábana; el viaje caribeño de su alfil, Gustavo Santos, en medio de la cocina de la listas, son elementos que dejan entrever que después de que De Loredo se bajara de la fórmula con Juez ya no había mucho más por hacer.

Ahora bien, la ausencia llamativa de Macri y estas invitaciones de Schiaretti a armar una coalición antigrieta como la cordobesa en el plano nacional, fijando los plazos de discusión antes de las PASO, obliga a Bullrich y a Larreta a incluir al gobernador como un actor central en sus estrategias.

La campaña provincial y el compromiso asumido por el trío de presidenciables con la candidatura de Juez y la unidad de JxC pegada con chicle, obliga a tomar los recaudos. Blanquear un diálogo directo con Schiaretti, cuando falta un mes y medio para la inscripción de las listas nacionales, les valdría del rechazo dirigencial.

Es cierto que el mensaje de diálogo que hace Schiaretti, y su impacto en Córdoba, no es similar en las canteras de Bullrich que en las de Larreta. La exministra de Seguridad mantiene una línea crítica con el gobierno de la provincia, como lo demostró el martes, que aplica sólo en ámbitos controlados como un acto de campaña, por ejemplo.

Larreta intentó levantar su perfil opositor para congraciarse con Juez, a quien le apuesta todo, pero debe moderar. Caben dos razones: una, no es aconsejable criticar a un gobernador con alta imagen positiva y mucho menos si ese gobernador aspira a la escena nacional. Es que en los juegos de los parecidos que propone Schiaretti, por su perfil, es Larreta el que podría resultar más lastimado. Para colmo de males, el desertor Pretto, que no abandona su identificación con el larretismo, no contribuye a aclarar las cosas al asegurar que el cordobesismo terminará trabajando para la candidatura presidencial de Larreta.

De todas maneras, en JxC notan esas precauciones de sus líderes frente al gobierno de Schiaretti y aplican el mismo interrogante que le hacen a De Loredo: ¿Cuánto tardarán los popes en desmarcarse de la campaña provincial de Juez si no funciona según las expectativas?

El martes hubo asistencia perfecta, pero no hace falta contar el resultado de las apuestas si se piensa en Córdoba como un engranaje clave de la nueva política nacional. Schiaretti insistirá y, como ocurrió en Córdoba, hay integrantes de JxC que también consideran que es necesario construir por fuera de la grieta.

Martín Llaryora, candidato a gobernador.
La dirigencia se agolpó en el juzgado electoral cordobés en la noche del cierre de listas.

También te puede interesar