El diputado del Evita apuesta a un plan de doble rango para continuar en la cámara baja. Sin jefatura, asoman disputas internas en el peronismo de Santa Fe.
Eduardo Toniolli, el único de negro, junto a los referentes de Ciudad Futura.
Fijar el acuerdo con Ciudad Futura y erigirse en el delfín de Axel Kicillof en Santa Fe, son las variables que maneja el diputado Eduardo Toniolli para renovar su banca en el Congreso. El legislador del Movimiento Evita se apresta a una gran interna, donde cada tribu haga valer sus credenciales.
El peronismo santafesino está en un laberinto. Si bien el partido selló un esquema de unidad, cada tribu maneja su estrategia de cara al 2025 electoral. Por ejemplo, y tal como reveló Letra P, el intendentismo cerró un acuerdo con el bloque de senadores y sumó su pata gremial. Desde ahí pulsarán en el próximo cierre de listas.
Luego de la derrota catastrófica de 2023, no solo en la categoría gobernador, el PJ está repleto de figuras en la llanura. Nadie tiene más que nadie y fueron muy pocos dirigentes los que salvaron la ropa ante la tromba electoral que representó el frente Unidos en toda la provincia.
Ante ese escenario solo queda jugar, así lo cranean Toniolli y su sector. El Evita de Santa Fe, especialmente en Rosario, fue la primera tribu en cerrar filas con Ciudad Futura y tributar en 2023 para la candidatura a intendente de Juan Monteverde, una decisión que no comparten varias líneas internas del PJ porque entienden que el partido se somete al liderazgo de un foráneo.
El Evita, no obstante, celebra la estrategia y, fruto de ello, consiguió meter una banca en el Concejo rosarino de la mano de Mariano Romero. A la vez, tiene a Lucila De Ponti como diputada provincial y expectativas para disputar a futuro la intendencia de la localidad de Granadero Baigorria.
Ahora es momento de profundizar el plan. Monteverde tiene todo para ser candidato a concejal y es de esperar que lo haga en sociedad con el Evita. Ciudad Futura quedó a tres puntos de la Intendencia de Rosario, pero mantiene su proyecto político y cosechó más aliados peronistas, como Leandro Busatto en Santa Fe capital y Norma López en Rosario.
El escenario electoral seguramente se desdoblará, las locales en el primer semestre y las de diputados en el segundo. Toniolli tiene dos alternativas para la primera parte del año; no ser candidato, pero plegarse a la campaña de Monteverde; o ser candidato a convencional constituyente si se concreta la reforma constitucional. De cualquiera de las dos maneras, ganará en visibilidad.
El otro punto de la estrategia del Evita es abrazarse a la suerte de Kicillof. El gobernador de Buenos Aires procura nacionalizarse sin apuro y está enfrentado a la conducción de La Cámpora, por lo que recostarse sobre el armado nacional de Emilio Pérsico es una ventana a la expansión.
En ese esquema, Toniolli podría ser la persona que se embandere en el kicillofismo. El gobernador, no obstante, va en puntas de pie fuera de su terruño, donde las lógicas peronistas que imperan son distintas. Cuando Kicillof firmó con Pullaro un acuerdo sobre seguridad en San Nicolás, Monteverde y la diputada camporista de Wado de Pedro, Florencia Carignano, fueron los únicos aliados del gobernador en acompañar. Pero cuando visitó Rosario, su ministro de Gobierno Carlos Bianco se encargó expresamente de no dejar a nadie afuera de una reunión para reflexionar sobre la actualidad del peronismo.
A Toniolli no le resultará fácil porque no es el único en Santa Fe que quiere jugar en la arena del kicillofismo. También están los que no quieren jugar ahí, como el perottismo. Pero el diputado del Movimiento Evita tiene un plan y, como ya no hay vacas sagradas en el peronismo santafesino, es momento de ejecutar.