En medio de la tormenta política que amenaza con fracturar definitivamente la relación entre macristas y libertarios, Jorge Macri ya resolvió cortar por lo sano y desacoplar las elecciones porteñas del esquema nacional en una maniobra urgente para intentar mantener el control legislativo en el bastión histórico de PRO.
La decisión fue tomada la semana pasada en una reunión cerrada de la cúpula macrista donde se resolvió separarse del cronograma nacional, pero quedó abierta la discusión sobre la suspensión de las elecciones primarias. Según fuentes oficiales, el anuncio lo realizará el propio Macri en las próximas horas, aunque la oficialización se haría el 27 o 28 de diciembre mediante un decreto, tal como establece el artículo 57 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.
Ese apartado indica que la fecha debe ser definida “al menos ciento veinte (120) días corridos antes de su realización, mientras que las elecciones primarias se celebran con una antelación no menor a sesenta y cinco (65) días corridos ni mayor a noventa (90) días corridos de las elecciones generales”. Por eso, en el calendario electoral porteño se mantienen las PASO, se harían el 27 de abril mientras que las elecciones generales se fecharán para el 6 de julio, el primer fin de semana del mes.
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La incógnita sobre las elecciones primarias
Más allá de la resolución del cronograma local, todavía es una incógnita si en el mismo anuncio el Jefe de Gobierno también incluirá la eliminación de las elecciones primarias en la Ciudad. Las dudas giran en torno a dos frentes distintos, pero vinculados. Por un lado, el deterioro acelerado de la relación entre la tropa que aún se ordena detrás de Mauricio Macri y Las Fuerzas del Cielo.
En las últimas semanas se precipitaron gestos y acciones que hablan de que la tensión podría llegar a un punto de no retorno. Las declaraciones y la posterior votación de los legisladores libertarios contra el presupuesto local, el pase de Diego Kravetz a las filas libertarias y el acto de la cúpula del La Libertad Avanza en un teatro de Flores ese mismo día fueron movimientos que se coronaron con la advertencia del propio Javier Milei que aseguró “con el PRO vamos juntos en todos lados o iremos separados”.
Este desenlace va a definir el otro frente que permanece abierto y que tiene que ver con la capacidad del oficialismo porteño para juntar los votos en la Legislatura. De nuevo, según la carta magna local, la modificación de las normas en materia electoral -suspender o eliminar las elecciones primarias, en este caso- deberá ser aprobada por la Legislatura con al menos 40 votos, que son los dos tercios de la cámara.
El costo de la elección
La incógnita sobre el futuro de las elecciones primarias no es nueva ni es patrimonio porteño, al contrario. Mientras que a nivel nacional la Casa Rosada insiste con eliminarlas y eso retrasa todos los procedimientos electorales, con coletazos en las provincias, en la Ciudad intentan ser más precavidos. Hace dos meses, el normalizado Instituto de Gestión Electoral porteño abrió el paragüas cuando giró a la Legislatura los requerimientos presupuestarios para el año.
El organismo que conduce el ex larretista Adrián González fijó en algo más de 62.500 millones de pesos las necesidades financieras para organizar los comicios legislativos, en base a un cálculo con el que se cubren todos los gastos operativos. Ese ítem incluye una trampa semántica, al garantizar el pago total de los gastos y servicios electorales. Con la aprobación del Presupuesto, la Ciudad se garantizó el financiamiento de las elecciones desdobladas, habida cuenta de que la elección nacional es solventada por la Secretaría de Interior.