19N SEGUNDA VUELTA

Javier Milei y Patricia Bullrich: mi candidato es un dibujo

Un terremoto político y una defraudación electoral. Macri, el demoledor que mira al futuro. Palomas en el aire y las dudas de Juntos por la Libertad.

Era raro. La voz de Gustavo Cordera anunciando que "se viene el estallido" en los actos de Javier Milei resultaba disonante: esa canción fue en los 90 un himno contra el menemismo, etapa que el ultraderechista reivindica. Ahora se entiende: el estallido que venía era el del sistema de partidos, empezando por el PRO y por Juntos por el Cambio (JxC). Y la canción recién empieza…

Mauricio Macri decidió devorarse a su criatura política al sellar, con el respaldo de Patricia Bullrich, una alianza electoral y de gobierno con La Libertad Avanza (LLA). Voraz, ya se había tragado a Horacio Rodríguez Larreta y, sin que esta lo advirtiera, a la propia candidata derrotada. Ahora va por el Loto: o bien regresa al poder –habría que ver en qué rol– o bien quedará al frente de una facción opositora relevante. ¿Sale o sale? Se puede dudar: acaso el expresidente, entregado a una ultraderecha rancia, no entienda la cantidad de enemigos que terminó de generarse.

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Como te contó este miércoles desPertar, el newsletter de Letra P, el modo de salvar la unidad de JxC y de cada uno de los partidos que integran –¿integraban?– esa alianza de hecho fenecida era dejar a cada agrupación y a cada dirigente en libertad de optar por Milei, por Sergio Massa o por ninguno de los dos, exactamente lo que ocurrió. Es más, en una forzada aparición por la noche en TN, en la que fue entrevistada aparte del minarquista, con quien solo escenificó un abrazo, Bullrich explicó que, en ese marco de ese laissez faire, decidió usar la "representatividad" que le dieron los votos que obtuvo el último domingo y su victoria en las PASO sobre Larreta.

La pregunta cae de madura: ¿por qué, si habría libertad, ella y Macri se cortaron solos, negociaron con Milei el martes entre gallos y medianoches y desairaron el esquema de consultas pactado? Macri no quería simplemente hacer un pronunciamiento, sino arrancar un pedazo del PRO y llevárselo para negociar un cogobierno con LLA, en el que él mismo sería el mayor beneficiario. Quería una fractura. En las últimas horas eso quedó escrito en blanco sobre negro.

El que avisa

La tentación rupturista de Macri y de Bullrich era de larga data, al punto que Letra P se preguntaba allá por septiembre del año pasado, cuando el Gobierno analizaba la posibilidad de suspender las PASO, "¿qué incentivo tendría en ese escenario Bullrich para jugarse a todo o nada en una interna con Larreta (…) en la que podría pelear, pero en la que no tendría garantías? ¿Por qué, en un eventual escenario de fragmentación alla 2003, no irse con los votos considerables que tiene para sumarlos al veintipico libertario?".

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"Si hubiésemos acordado antes, hubiéramos ganado por paliza", suspiró anoche Milei en su turno en TN.

Aquello, claro, no ocurrió porque hubo Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, en las que Bullrich compitió y derrotó al jefe de Gobierno, pero la tentación persistió.

La probabilidad de la ruptura también quedó registrada el 6 de junio último, antes del cierre de alianzas y de listas. Decíamos esto:

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Así fue nomás.

Un terremoto político

Jaime Durán Barba estimó que "esto significa el fin del PRO". Gerardo Morales y Martín Lousteau echaron de JxC en vivo y por TV a Macri y Bullrich, expresando su disgusto en términos descalificadores. El jefe de Gobierno porteño adhirió a la línea radical de "ni con uno ni con otro", lo mismo que María Eugenia Vidal y los gobernadores –cinco radicales y cinco del PRO–.

Bullrich dijo conocer el paño, lo que la lleva a pensar que en los próximos días se producirían más pronunciamientos a favor de la alianza de ultraderecha, lo que no haría más que revelar la verdadera línea de fractura que cruza al partido amarillo.

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La mencionada falla es, de hecho, transversal a todos los sectores que conforman Juntos, con la excepción de la Coalición Cívica (CC), donde manda sin disputas una Elisa Carrió que alega recordar ahora cuál era el verdadero talante de Macri, en favor de quien actuó como una norma ISO de transparencia a lo largo de su polémica gestión.

Este medio también te contó ayer que el "grupo malbec" de la UCR tenía tendencia a acompañar al minarquista, aunque por lo bajo y en el contexto orgánico de la libertad de conciencia. Por eso no sorprende que Alfredo Cornejo haya salido a diferenciarse del indignado gobernador de Jujuy y presidente radical. "¿Por qué hablamos de Juntos por el Cambio sin Macri y Bullrich? Morales no define quién está adentro, ni Morales ni nadie. Patricia Bullrich y Mauricio Macri son valiosos y necesarios en esta coalición", embistió.

Esta historia continuará…

"La unidad, una necesidad"

La mencionada neutralidad es apenas un camuflaje para evitar una ruptura también en la UCR.

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Como sabemos, otro sector del radicalismo –acaso mayoritario y en el que han hecho punta públicamente Federico y María Luisa Storani, además de Emiliano Yacobitti, entre otros– pretende usar la neutralidad orgánica para impulsar el voto por Massa. Una mayoría de radicales considera que la propuesta del ministro de Economía de pergeñar un gobierno de unidad nacional "no es solamente una posibilidad, sino una necesidad", según recogió este medio. Si Massa gana, veremos eso en la práctica, el nacimiento tantas veces postergado de un amplio sector centrista, necesario acaso para que la gobernabilidad aguante el chubasco de la normalización de la economía que, en el mejor de los casos, dispararía la inflación el año que viene antes de reducirla.

Esa opción tiene mucho de natural. En palabras de Federico Storani y de Yacobitti, "Milei es un fascista", y en las de Morales, "un peligro para la patria". "Entre un mal gobierno y un fascista, no voy a votar al fascista", resumió su postura el radical capitalino este miércoles en C5N.

Habrá mucho apoyo del aparato radical sotto voce para el jefe del Palacio de Hacienda el 19 de noviembre. De hecho, Massa ya se lanzó en busca de sus votos y más les vale negociar algo a cambio.

Una cierta inconsistencia

Entre las palomas del PRO la libertad de decisión tiene un sentido diferente, del que surgen un acierto de diagnóstico y una falla de origen. El acierto es que ni Larreta ni Vidal se sienten en condiciones de ordenarle nada a un electorado encabritado, que responde poco y mal a cualquier directiva. El defecto radica en la propia idea, expresada por el primero, de que "las dos opciones que tenemos para el ballotage son catastróficas para los argentinos".

Dejémoslo seguir hablando.

"Massa es la reelección del kirchnerismo. Lo digo bien claro: no hay ninguna posibilidad que integre un gobierno kirchnerista", señaló Larreta.

Respecto del ultraderechista, indicó que representa "un nuevo populismo, un salto al vacío. No creo en nada de lo que propone: la venta libre de armas, la dolarización sin dólares, la educación con vouchers, el ataque a la Iglesia… Milei está en los bordes de la democracia, tiene ideas peligrosas".

En el PRO moderado –que por fin podría acoger a Juan Schiaretti–, sus referentes van a impugnar su voto "para no favorecer a ninguno" de los dos candidatos. Estos no establecen la diferencia mencionada por Yacobitti entre "un mal gobierno" que ha disparado la inflación y un hombre ubicado al filo de lo antidemocrático. Eso hace ruido, aunque nadie allí llegó tan lejos como Javier Iguacel, el primer entusiasta de la coalición que, a falta de un nombre conocido, podríamos denominar "Juntos por la Libertad". "Si Milei es un salto al vacío, por ahí tenemos suerte y se abre el paracaídas o caemos en el agua", declaró en LN+ para explicar las "ventajas" de ese proyecto por encima del panperonista.

Iguacel es un argumentador poco convencional.

Una defraudación electoral

En su editorial del 27 de agosto, Letra P anticipó la posibilidad de un acuerdo poselectoral entre los halcones del PRO y Milei, algo que definió como "una amenaza de defraudación a la sociedad".

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"Si la posibilidad de una alianza con el ala macrista de Juntos no se hiciera explícita antes del 22 de octubre, se estaría consumando un atraco a la confianza del electorado, que en esa fecha elegirá, además de la jefatura del Estado, diputaciones y senadurías que podrían terminar sirviendo a personas y a programas diferentes que los propuestos. ¿Quién habría votado, validado electoralmente, ese cogobierno pergeñado entre sombras?", advirtió. También eso se concretó.

Mi candidato es un dibujo

Ahora bien, ¿de qué acuerdo estamos hablando, uno que generó ecos de rechazo, además de en JxC, en LLA y hasta en las redes sociales?

Por lo pronto, Bullrich ya no demandará judicialmente al minarquista por haberla llamado, entre otras cosas, "montonera ponebombas" y "asesina de bebés". Para Bullrich, el perdón es un don que se le brinda a cualquiera con tal que no sea kirchnerista.

Más profundamente, se supone que en el cogobierno que las partes plantean –en verdad, una colonización macrista de LLA, un segundo gobierno de Macri– debería haber acuerdos programáticos. Las afinidades son reales, pero no así las respectivas propuestas, que un sector y otro descalificaron tajantemente en la campaña previa a la primera vuelta.

En su aparición en TN, el hombre de LLA embistió contra el radicalismo, contra Raúl Alfonsín, contra la CC "colectivista", y contra la "izquierda cobarde" de las palomas del PRO, todos sectores que hasta hace horas, literalmente, respaldaron a Bullrich. Mientras su nuevo socio disparaba, esta acaso pensaba en los votos que aquel estaba piantando y miraba cabizbaja su teléfono, como con ganas de estar a miles de kilómetros de distancia de ese lugar.

¿Acuerdo programático? "No es una discusión de este momento", les respondió Milei a los conductores. ¿Nombres en el gabinete, ministro de Economía de consenso? "No es una discusión de este momento", repitió.

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El ultra rescató la política exterior del gobierno de Macri –¿lo imagina canciller?– y la gestión en seguridad de la propia Bullrich. Además, habló de sumar los equipos de la excandidata "bajo un gobierno de La Libertad Avanza". ¿Aceptarían tal cosa Carlos Melconian y sus decenas de colaboradores, Luciano Laspina o el larretista-vidalista Hernán Lacunza?

La dolarización, según nos han dicho Bullrich, Melconian y Lacunza, era un seguro para convertir a la Argentina "en uno de los países más pobres del mundo". ¿Qué pasará ahora con esa idea que atrajo a buena parte del 30% mileísta? ¿Será que la libre competencia de monedas que proponía la jefa de los halcones, una dolarización más tortuosa, sería un punto de encuentro?

Mientras, Milei asegura que no va a entregar su intención de cerrar el Banco Central y Bullrich no explica si ha cambiado de idea respecto de eso, de la educación y la salud con vouchers, ni de los libres mercados de armas, niños y órganos.

¿La reivindicación de la doctrina masserista sobre "la guerra" y "los excesos" de la última dictadura será también parte del entendimiento? Jorge "El Tigre" Acosta está esperanzado por la nueva movida de El León. Cosas de felinos…

Así las cosas, ya no se sabe qué representa Milei si el combate a la casta no es su bandera ni qué diantres significa la épica anticorrupción de Bullrich, quien compartirá viaje con Luis Barrionuevo. Será una aventura encantadora.

Obediente a Napoleón, Massa calla: "Cuando tu enemigo esté dando un paso en falso, no lo interrumpas".

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Un país patas para arriba

Tanto si Milei ganara el ballotage como si lo hiciera Massa, lo visto en las últimas horas no sería más que el preludio de estallidos por venir. Larreta y Vidal apuestan a ser los ejes de la oposición del futuro, lo mismo que Macri y Massa si les tocara derrota. La geografía es una materia compleja.

Con todo, sobre todo si Massa llegara a la Casa Rosada, la siguiente detonación podría producirse en la UCR, esta vez entre unionistas y el "grupo malbec".

No hay certezas sobre el futuro político. ¿Qué será de la calculada bancada de 94 voluntades de Juntos por el Cambio en Diputados que surgió de los comicios del domingo? ¿Cuántas migrarían hacia una ultraderecha triunfante, cuántas hacia un gobierno de unidad peronista-radical? ¿Qué divisiones ocurrirían dentro del PRO y qué divisiones en la UCR, partidos que se reparten casi por mitades –49 y 45, respectivamente– esa bancada virtual?

Asombroso: las detonaciones se escuchan incluso en el Palacio de Tribunales, donde Ricardo Lorenzetti trinó contra el entusiasmo de Horacio Rosatti por los albores de la unidad en la política posgrieta.

Mauricio Macri y Patricia Bullrich, en guerra. Córdoba, zona de paz.
Javier Milei celebra los resultados de las PASO 2023. FOTO: Victoria Gesualdi.

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