Javier Gerardo Milei comenzó su carrera política como personalidad mediática. En 2019 se afilió al Partido Libertario, desde donde lanzaría el Frente La Libertad Avanza.
Fue asesor en el Senado y diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Desarrolló su actividad de economista en el sector privado.
Es docente y escritor. El León, como se hace llamar, irrumpió en la vida pública como un outsider de la política. Posee un fuerte poder de convocatoria en un sector de la sociedad desencantado con las opciones tradicionales.
Hasta 2021 su única labor en el Estado había sido como asesor del dictador Domingo Bussi en su paso por el Senado.
Autodefinido como “anarcocapitalista”, es el precandidato con la visión más extrema y radicalizada de la economía y la sociedad. Para eliminar la inflación, directamente propone “hacer volar el Banco Central”.
Presidenciables - Javier Milei, el portavoz de la rabia
De aceitados vínculos con el partido ultraconservador español Vox y los Bolsonaros en Brasil, ocupa el espacio más extremo de la derecha en el espectro político argentino. Se declaró a favor de la libre portación de armas, sostiene una postura negacionista sobre la dictadura y cree en un mercado todopoderoso capaz de regular cualquier aspecto de la sociedad.
Milei, el liberal anti...
Sin embargo, su mirada sobre la libertad en lo económico se contradice con su posición sobre los derechos sociales. Se declaró “en contra el aborto abiertamente”.
Construyó como enemiga a la “casta política”, la descalificación que usa para referirse al sistema de partidos, a los que acusa de “parasitarios”. Para diferenciarse, dona la totalidad de su dieta. Acaso por eso se toma la libertad de no asistir regularmente al recinto: se ausentó en casi la mitad de las votaciones en las que tuvo que participar.
Su personalidad explosiva le jugó más de una mala pasada. Lo acusan de ver la política como un tema personal, lo que lo llevó a pelearse con algunos de sus más destacados asesores y socios. “Están haciendo acuerdos compartidos fascistas y neo fascistas del interior”, afirmó Carlos Maslatón.
Su propuesta de dolarizar la economía entusiasma a ciertos estratos de la población golpeados por la elevada inflación, pero es rechazado por el resto del arco político y por el poder económico, que no lo toma en serio.
Su discurso antisistema cala hondo en una juventud desesperanzada y en sectores de clase media que demonizan la política. Por ahora, su potencial parece reducirse sólo a la Ciudad de Buenos Aires.
Milei tiene, como viento a favor, ser la novedad política y gozar de un inusual nivel de exposición mediática que lo instaló como opción electoral. Sin embargo, tanto su personalidad iracunda como su perfil de extrema derecha limitan su posibilidad de crecimiento y sufre el colmo de un liberal: el establishment no cree en él y su discurso promercado no seduce al poder real.