Luego del frío reencuentro entre Javier Milei y Victoria Villarruel en La Rural, la Casa Rosada intenta disimular la interna en público y, puertas adentro, que no complique la gestión cotidiana. La reunión de gabinete de este martes fue una prueba de fuego el Gobierno superó con una ley mordaza, para evitar filtraciones, y una serie de medidas preventivas.
Un día antes, el lunes, desde la Secretaría General que controla Karina Milei le envió un mensaje a cada integrante del elenco ministerial para que confirmara su presencia a la habitual reunión de los martes en el Salón Eva Perón, donde el Presidente en esta ocasión se pondría en la cabecera de la mesa, envalentonado por su protagonismo internacional en la avanzada contra el venezolano Nicolás Maduro.
Nunca antes la oficina de la hermana del mandatario había pedido una confirmación de asistencia, pese a que en la previa de cada encuentro se giraba una invitación formal. A pesar de sus contadas ausencias, incluyendo una que llegó tarde, también se le envían a la vicepresidenta. Su última asistencia a una reunión de gabinete había sido el 2 de julio.
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La primera en atravesar este martes el Salón de los Bustos, cerca de las 8.30, fue la canciller Diana Mondino, que llevaba consigo una serie de informes y detalles del conflicto en Venezuela. Apenas unos minutos después, la siguió Karina Milei y cuando ya todos estaban acomodados en sus asientos hizo su aparición Villarruel. La única ausente fue la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
El silencio de Victoria Villarruel
Pese a que el encuentro que encabezó Milei duró cerca de una hora y media, la vicepresidenta no habló en ningún momento. Sí lo hicieron otros integrantes del gobierno, como el jefe de Gabinete Guillermo Francos, que entre sus repasos de temas, les hizo saber a los presentes que había una suerte de nueva ley mordaza de ahora en adelante: "No pueden filtrar absolutamente nada de lo que pasa en estas reuniones", pidió.
La orden, que se especula la tomó la propia Karina, excluye por supuesto al vocero presidencial Manuel Adorni, el encargado de difundir de manera oficial los temas de gobierno, acordados previamente con el asesor estrella Santiago Caputo, en sus habituales conferencias de las 11.
Villarruel no tomó la palabra. Si bien el silencio de la titular del Senado fue ponderado por algunos de los presentes, porque evitó cualquier momento incómodo, no dejó de aturdir en términos políticos porque ni ella ni el jefe de Estado ocultaron la mutua indiferencia en la mesa, según confiaron fuentes que sortearon la mordaza.
Los temas que repasaron
En el cónclave también estuvieron Toto Caputo (Economía), Patricia Bullrich (Seguridad), Federico Sturzenegger (Desregulación y Transformación del Estado), Luis Petri (Defensa), Mariano Cúneo Libarona (Justicia) y Mario Russo (Salud). Al gabinete se sumaron el titular de Diputados, Martín Menem; el vocero Adorni; el secretario de Prensa, Eduardo Serenellini; el secretario Legal y Técnico, Javier Herrera Bravo; el vicejefe de Interior, Lisandro Catalán; el vicejefe Ejecutivo, José Rolandi y el asesor Caputo.
Según pudo saber Letra P, Caputo expuso sobre nuevas inversiones de compañías mineras del exterior, como BHP Minerals International Exploration y Lundin Mining, que anunciarían inversiones en San Juan por varios miles de millones de dólares en plazos de hasta cinco años. El Jefe de Estado se mostró entusiasmado con este anuncio, sobre todo después de la aprobación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que se estima estará reglamentado por completo a mediados de agosto.
En tanto, Bullrich repasó los índices a la baja de los delitos en Rosario, que relacionó con la suba de turismo en esa ciudad en la que montó un Comando Unificado desde el inicio de la gestión para combatir al narcotráfico.
Fuentes de la mesa chica presidencial apuntaron, con sarcasmo, que el silencio autoimpuesto de Villarruel se debía a que "no tenía nada importante para decir", aunque no son pocos en Balcarce 50 a los que les hubiera gustado escuchar qué postura tomará, finalmente, cuando el Senado comience a tratar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, los dos candidatos para integrar la Corte Suprema de Justicia. La vice criticó en una entrevista la nominación del juez federal.
La impuntualidad de Victoria Villarruel, un tema sensible
La ley mordaza para que ninguno hable después de las reuniones de gabinete se suma a otra norma no escrita: quien llega tarde, aunque sea por medio minuto, se queda afuera. Es la regla Villarruel, ya que se redactó a mediados de febrero, cuando la vice arribó a la Casa Rosada media hora después y El Jefe no le permitió ingresar.
"Ese día Karina se enojó como pocas veces y ordenó que si Milei dice que llegues a las 9, tenés que llegar a las 9, ni medio minuto después. Victoria se tuvo que ir a la casa", recuerda uno de los testigos.
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Javier Milei, al frente, y Victoria Villarruel, a un costado.
Aquella mañana de verano no fue la única vez que la titular del Senado llegó tarde a un encuentro con Milei. En el mundo libertario aseguran que su impuntualidad es una constante en su agenda compartida con el Presidente. Así buscan exponerla cada vez que pueden, como cuando el 2 de julio difundieron una fotografía oficial de un homenaje a policías federales caídos en el cumplimiento del deber en la que se observa, detrás del mandatario, a Villarruel ingresando demorada.