PASO 2023

El método Maximiliano Abad

Cómo es la silenciosa construcción de poder del radical más buscado. Su fortaleza en Mar del Plata, la tropa intendentista y el trampolín legislativo. El jefe de la UCR bonaerense que juega la liga nacional.

En 13 de agosto su cara y su apellido figurarán bien grandes en el tramo de aspirantes al Senado nacional de la boleta de Patricia Bullrich, precandidata a presidenta de Juntos por el Cambio (JxC). En poco más de 15 años, fabricó un radicalismo que cogobierna Mar del Plata, preside la UCR bonaerense y el bloque de JxC en la Cámara de Diputados de Buenos Aires. Controla una tropa de unos 25 intendentes e introdujo al outsider más codiciado -Facundo Manes- a la política partidaria, paso inicial para el desembarco del neurólogo en el Congreso. Con método y estrategia, Maximiliano Abad factura el poder que supo construir de manera silenciosa.

“El diálogo en política genera confianza y él lo que promete lo cumple. Eso tiene un valor”, le dice a Letra P alguien que conoce a Abad desde su época de joven militante de la Franja Morada y presidente de la Federación Universitaria Argentina (FUA), cuando encabezó, en 2005, la marcha a favor de la Cumbre de los Pueblos. Tras acompañar la movilización encabezada por Néstor Kirchner y Hugo Chávez, junto a otros presidentes latinoamericanos de izquierda que cuestionaban la relación de la región con Estados Unidos, su carrera fue tomando distancia de aquellos líderes para retomar su origen radical y acercarse al histórico dirigente Ernesto Sanz. Varios años después, el entonces senador mendocino sería la llave de la UCR para que la alianza, junto al PRO y la Coalición Cívica, dieran a luz al frente Cambiemos.

Aquel recorrido de política universitaria que comenzó en Mar del Plata, sería para Abad la base de su ingreso al Concejo Deliberante de esa ciudad en 2007. Fue el germen del dirigente que hoy, en silencio, se sienta a la mesa de discusión y negociación con todos los sectores de Juntos por el Cambio (JxC) a nivel nacional, aunque sin quitarle el ojo a los dos campos en los que construyó y consolidó su poder: Mar del Plata, primero, y la provincia de Buenos Aires, después.

Mar del Plata es el único municipio de la provincia donde hay un cogobierno entre el PRO y el radicalismo. Con un partido local fuerte, son varios los secretarios radicales en el gabinete del intendente Guillermo Montenegro y los concejales que responden a Abad. Entre los ediles, figuran su pareja, Marina Sánchez Herrero, y la presidenta del bloque Marianela Romero. “En mi caso es un referente directo, conversamos respecto a las decisiones que tomamos”, dijo Romero a Letra P y agregó que, a pesar de que “los tiempos no son los mismos, claramente, el diálogo es fluido”.

Incluso dos hombres de raíz PRO marplatense como el senador bonaerense Alejandro Rabinovich y el armador seccional Emiliano Giri trabajan mano a mano con Abad y se entusiasmaron con la posibilidad de verlo en la fórmula nacional junto a Bullrich, sabiendo que sería clave para la región tenerlo en suelo nacional. Caído el Plan A, ahora esperan que pueda hacerlo desde el Congreso.

Quienes lo conocen, sin embargo, aseguran que en un futuro de mediano plazo será intendente de General Pueyrredón. Por ahora, a pesar de contar con esa fuerte estructura y de la influencia que tiene sobre radicales y amarillos en el plano local, no ha dado la batalla: desde que Abad juega en política, los intendentes fueron de raíz vecinalista (Gustavo Pulti 2007-2015) o PRO (Carlos Arroyo 2015-2019 y Montenegro 2019 hasta la actualidad).

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Sin embargo, la etapa en la que Abad fortaleció e hizo valer su figura fue en la Cámara baja bonaerense, a la que ingresó en 2015, cuando venció su segundo mandato como concejal de La Feliz. Defendiendo los intereses de la Quinta sección, cuatro años más tarde lo nombraron jefe de bloque de Juntos por el Cambio (JxC), lo que aparece como todo un dato considerando el dominio PRO por sobre la UCR en los últimos años. Para sostenerlo, basta mencionar que en la otra cámara, en el Senado, el espacio debió llegar a un acuerdo de alternancia para comandar el bloque entre dos dirigentes del PRO: el hombre de Daniel Angelici, Christian Gribaudo (2021-2023), y Rabinovich, auspiciado por Horacio Rodríguez Larreta (2023-2025).

“Siempre habló con todos los sectores: la Coalición Cívica, el PRO y el Frente de Todos. Por ejemplo, las negociaciones por el Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) para las obras en los municipios las gestionaba él”, sostuvo la diputada provincial Alejandra Lordén, en diálogo con Letra P. “Intervino en los presupuestos y el acuerdo entre los intendentes y el gobierno provincial. Eso habla a las claras de su capacidad. Le aportó equilibrio al bloque”, afirmó. De hecho, su ascendencia legislativa y política no sólo se remite a Diputados, sino que cruza al otro lado de la Legislatura: “Maneja las dos cámaras”, señaló alguien que comparte bancada con Abad. ¿El secreto? “El trabajo, la moderación y la seriedad”, respondió a Letra P un alcalde que lo sigue.

En paralelo, consolidó una estrategia para construir poder sin dar pasos en falso. Por ejemplo, convenció al outsider más codiciado -incluso por fuera del radicalismo- Facundo Manes a incursionar en la política partidaria. Se lo presentó Lordén en 2020, durante los meses previos a las elecciones que enfrenarían al legislador con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Armaron una mesa de trabajo junto al hermano del neurocientífico y presidente de la Convención Nacional de la UCR, Gastón Manes; el dirigente del radicalismo bonaerense Manuel Terradez; y el exvicegobernador Daniel Salvador. “El esquema del partido no seducía a esta gente que viene de afuera (como Manes). Maxi lo acercó, tenían cosas en común, por ejemplo, lo que los dos pensaban de la educación”, le apuntó a este medio el intendente de Magdalena, Gonzalo Peluso.

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Una vez consolidado el vínculo entre ambos y con un norte de trabajo en el que se propusieron un radicalismo moderno y renovador, Abad apuntaló la candidatura de Manes para diputado nacional en 2021, quien consiguió el 40% de los votos frente a Diego Santilli, el rival dentro de JxC. Hubo triunfos radicales en cuatro de las ocho secciones electorales. A caballo de ese personaje, edificó su victoria frente a Posse para, también, presidir la UCR bonaerense.

Desde ese lugar se puede empezar a explicar el control sobre una tropa de intendentes boina blanca que le responde, entre quienes se cuenta a Miguel Fernández, el alcalde de Trenque Lauquen que preside el Foro de jefes comunales radicales y es precandidato a la vicegobernación acompañando al halcón Néstor Grindetti. Peluso le aseguró a Letra P: “Hay una coincidencia ideológica y generacional sobre la mirada del partido. Fue un acierto fortalecerlo generando el espacio Adelante”, que nuclea dirigentes en más de 100 de los 135 municipios de la provincia. Y agregó que Abad “transformó el Comité Provincia en un espacio moderno, dinámico, presente en todos los municipios y secciones, le aportó legitimidad”. “Antes discutíamos (meter) uno o dos legisladores y ahora disputamos la posibilidad de ser gobierno”, concluyó. La agrupación Adelante Buenos Aires que comanda Abad cuenta en sus filas con cerca de 25 jefes comunales en la provincia.

Ya caminando el año electoral, lanzó su candidatura a gobernador en el microestadio del club Once Unidos de Mar del Plata colmado de dirigentes del radicalismo: diputados nacionales, casi 20 legisladores provinciales, intendentes y centenares de concejales. Incluso asistieron su referente político Ernesto Sanz, Gastón Manes y Daniel Salvador. Sin embargo, fue una candidatura que nunca militó, la estrategia era otra.

Con propuestas de palomas primero y halcones después, se tomó el tiempo necesario para medir la interna del PRO y terminó declinando aquella candidatura a la gobernación, a todas luces más pantalla que realidad, para sentarse a negociar lugares en las listas seccionales y, claro, el suyo. Así fue que terminó asegurándose el primer lugar en la lista de precandidatos a senadores para el Congreso.

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Con todo, en el último cierre de listas fue, para el radicalismo, el kingmaker de la estrategia partidaria dentro de JxC en Buenos Aires. Ya había tenido la responsabilidad de formar parte de los armados seccionales en 2015, cuando su figura política empezaba a dejar un pie en Mar del Plata (de donde nunca lo sacó) para poner el otro en suelo provincial. Y también lo hizo en 2019, previo a ser nombrado como presidente de bloque en la Legislatura. Con un músculo político fortalecido y ya como referencia inevitable a nivel nacional, las listas bonaerenses de Bullrich están minadas de apellidos abadistas, en muchos casos encabezando las nóminas: Valentín Miranda en la Cuarta sección, Diego Garciarena en la Quinta, Nerina Neumann en la Sexta y Lordén en la Séptima.

Con un perfil sin estridencias y lejos de las luces, Abad cultiva un método sigiloso y reservado que no lo exime de saberse ineludible: todo aquel que pretenda negociar con el radicalismo deberá mirar a Buenos Aires y sentarse con él. En la mesa, el radical exhibirá las credenciales que sumó en poco más de una década y media.

Maximiliano Abad
Maximiliano Abad

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