En 2007 cuando se impuso en la segunda vuelta a jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri festejó junto contingente amarillo que incluía a Horacio Rodríguez Larreta, Gabriela Michetti, Cristian Ritondo, Diego Santilli, Néstor Grindetti, María Eugenia Vidal, Esteban Bullrich, Guillermo Montenegro y Marcos Peña. Los mismos nombres se repitieron cuatro años después. Ninguno de ellos estará impreso en una boleta porteña en 2023, luego de 16 años de hegemonía PRO en la capital del país. Es uno de los problemas del alcalde que no logró construir su propia sucesión, siendo él el sucesor de Macri.
Cuando pensó su sucesión en la Ciudad en 2015, Macri sabia que había cuatro anotados -Michetti, Larreta, Ritondo y Santilli-, pero se inclinó por su entonces jefe de Gabinete, el mismo que lo había acompañado en la derrota de 2003 como candidato a vicejefe. Quienes frecuentan al ahora alcalde desde aquellos años coinciden en que el plan original trazado eran cumplir dos mandatos como el número dos de la gestión y otros dos al frente: 16 años para pensar su futura herencia.
Los ocho años de gestión larretista transitan su recta final con un déficit de candidatos propios, que derivó en un abierto enfrentamiento del jefe de Gobierno con Macri, que este domingo derivó en un desafío público del expresidente ante una decisión que el alcalde ya tendría tomada: anunciar que la elección porteña será concurrente, lo que implica usar dos mecanismos, uno para cargos nacionales y otro para los locales.
Como contó Letra P, la idea de Larreta del desdoblamiento se explica por la merma de votos a cargos locales que sufriría el espacio del diputado y economista Javier Milei. “Con boleta completa, todas las personas que sean candidateadas por La Libertad Avanza sacan entre 15 y 20 puntos en la Ciudad. Si sacas a Milei de la papeleta, la intención de voto cae a un total de entre 4 y 7 puntos.
Al factor externo se sumó otro que forma parte de la galaxia JxC: quien también forzó la mano de Larreta para el desdoblamiento en concurrencia es el senador radical Martín Lousteau, al considerar que no había un escenario “de igualdad de condiciones” para la PASO porteña, ya que el PRO cuenta con dos candidatos presidenciales que miden mucho más que la oferta actual de la UCR.
“Hay que entender que el sector de Lousteau tiene los votos en la Convención Radical, que es la que valida los acuerdos electorales del partido dentro de Juntos por el Cambio. El problema es que este debate se da cuando el sector halconizado del PRO mira una foto y nosotros (por las palomas) una película”, resumió uno de los funcionarios con amplio despacho en Uspallata en donde el doble déficit del jefe de Gobierno, sin sucesor claro y con condicionamientos externos, pasó a ser un tema de preocupación.
“Gobernamos la Ciudad, la provincia de Buenos Aires y la Nación al mismo tiempo y no logramos construir un sólo candidato nuevo”, se sinceró ante Letra P uno de los armadores del jefe de Gobierno, pensando en la renovación 2023. La apuesta para instalar una nueva figura para la sucesión hoy es encarnada por el titular de Salud, Fernán Quirós, que es el delfín a quien Larreta le gustaría cederle el manto, frente a la preferencia del expresidente por su primo, el ministro de Gobierno, Jorge Macri. Pero hubo otros antes de Quirós.
Cuando asumió su primer mandato, en 2015, Larreta tenía una dupla de herederos que encabezaba el entonces vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, seguido por el jefe de Gabinete, Felipe Miguel. Su necesidad de contar con una fórmula potente en 2019 hizo que el “Colo” se quedara sin chances para competir por la jefatura de Gobierno en 2023, ante la prohibición de la Constitución porteña de dos mandatos consecutivos para ambos integrantes del binomio. Se decidió entonces su mudanza al territorio bonaerense.
Con la premisa de construir un sucesor, sin Santilli en la ecuación, Larreta arrancó su segundo mandato. A los pocos meses, mientras maduraba su plan presidencialista, el mundo se vio envuelto en el shock que generó la pandemia del covid-19 y las acciones de Quirós empezaron a subir. Sin embargo, la apuesta en 2021 fue la exgobernadora María Eugenia Vidal, que más como exvicejefa porteña encabezó la lista de diputados por la Ciudad.
La decisión de Vidal de competir por la presidencial, que reveló en 2022, dejó nuevamente al PRO sin demasiadas opciones para su cabeza de playa, por lo que Larreta reactivó el plan Quirós. Macri también decidió jugar fuerte para pulsear por su primo. La cuerda de la relación se tensó hasta el desayuno cara a cara que mantuvieron tres semanas atrás, un cónclave para distender lo que parecía un choque inevitable. El respiro fue apenas el ojo del huracán.
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“Estamos enfrentando una presión fenomenal, de todos lados, para que Fernán baje su candidatura. Pero tenemos pensado seguir hasta donde podamos”, afirmó uno de los hombres de máxima confianza del titular de la cartera sanitaria. Sin acuerdo para poder elegir en soledad a su sucesor, y con la necesidad de mantener la cohesión del PRO y también de Juntos por el Cambio (JxC), Larreta tiene hasta el 14 de abril para convocar formalmente a las elecciones en la Ciudad.
El contexto no termina de sorprender a la mesa chica del jefe de Gobierno, donde generalizan el problema: la falta de creación de nuevos candidatos en el PRO los excede. “Es un proceso largo, que recién ahora está mostrando cuadros de forma local. Pero hay que seguir por ese camino”, analizó una de las figuras del PRO que se mantiene vigente desde los albores del partido junto a Macri. Menciona como ejemplos Algunos ejemplos de eso son las cabezas de las 15 comunas en la Ciudad, todas menores de 35 años, las escuelas de dirigente de La Generación y la dirigencia que salió del semillero de la Juventud PRO que compiten por intendencias a lo largo y a lo ancho del país. Pero las caras a nivel nacional siguen siendo las mismas que desde hace 16 años, al punto que Macri tuvo que salir a anunciar su renunciamiento, lo que podría acelerar la renovación.
La propia convocatoria a los comicios porteños se convirtió en un problema en sí mismo. Hasta la advertencia de Macri al menos, Larreta ya tenía decidido avanzar con un desdoblamiento concurrente, por lo que se votaría para los cargos locales el mismo día que los nacionales, pero con dos urnas y sistemas diferentes. En la Ciudad, por su código electoral, el sufragio es mediante boleta única que también puede ser electrónica.