ENTREVISTA | Mariana Gené

El efecto Javier Milei y el sueño cascoteado de la centroderecha

La investigadora estudió la construcción de Juntos por el Cambio. Dice que el libertario ocupó el lugar de la alianza, que se veía ganadora y ahora podría ser tercera fuerza. El papel de Macri.

Cuando Mariana Gené escribió junto con Gabriel Vommaro El sueño intacto de la centroderecha (y sus dilemas después de haber gobernado y fracasado) y la editorial Siglo veintiuno lo publicó en marzo de este año, el escenario era bien distinto y Juntos por el Cambio, protagonista del libro, era un proyecto vital, con gran centralidad política. Hoy, pocos meses después de la primera edición y a escasas cuatro semanas de las elecciones generales, la doctora en Ciencias Sociales analiza, en diálogo con Letra P, qué pasó con ese sueño que se diluye cada vez más rápido.

-¿Cómo llega Juntos por el Cambio a esta situación en la que puede ser tercera fuerza?

-Es impresionante cuánto cambió el escenario desde que Cambiemos salió del poder en 2019 y, aun siendo derrotado, había logrado mantener la coalición fuerte. Porque habían perdido con el 40% de los votos, en una remontada entre las PASO y las elecciones generales. Por lo tanto, les habían dado muy buenas razones a todos los socios para quedarse dentro de la coalición. Y en 2021, las elecciones de medio término habían logrado imponerse, capitalizando los problemas de la otra coalición, del Frente de Todos. Es decir que, cuando escribimos este libro, realmente ese sueño seguía intacto y lo que estaba en juego era cuál de las estrategias internas iba a triunfar, cuál de las hipótesis sobre el futuro, cuál de las lecturas de las razones por las que habían fracasado dentro de en su paso por el gobierno, iba a imponerse, si la de Horacio Rodríguez Larreta o la de Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Si la estrategia era volver a conquistar el centro o endurecer el discurso polarizar más fuertemente fortalecer el ala de la derecha.

-El sueño ya no está intacto.

-Sin dudas, el sueño ya no está intacto y podríamos decir que está cascoteado. En principio, irrumpió la figura de Javier Milei, que en 2021 había irrumpido en la Ciuudad de Buenos Aires y había sacado el 17% de los votos -ahora tuvo un resultado casi calcado-, pero la gran novedad es que llegó a robarle a Juntos por el Cambio la ilusión que tenía de darse por ganador muy antes de tiempo, de dar por supuesto que con la inflación alta, con la crisis que se extiende, les tocaba a ellos volver a ser una opción de gobierno.

-¿Y ahora?

-Ahora vemos a Juntos por el Cambio en una posición particularmente incómoda, en la menos esperada de todas: que es en la de tener la fórmula con más dificultad para posicionarse en esta contienda después de las PASO.

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-En el libro, Bullrich dice que a la identidad peronista fuerte había que responderle con una identidad política fuerte. Justamente lo opuesto a lo que ocurre hoy.

-Es que paradójicamente ese planteo fuerte le fue robado, en términos de marca partidaria, por La Libertad Avanza y por la figura de Milei. De hecho, muy astutamente, él al día siguiente de las PASO sale a decir para qué esos votantes que piden opciones más radicales “van a elegir a esta que sería mi segunda marca”. Y Bullrich queda en ese lugar incómodo en el que tiene que ir a buscar a los votos asustados por el mileísmo y a la vez también a los votos que se fueron corriendo cada vez más a la derecha de una parte de la base electoral que había acompañado hasta entonces a Cambiemos y a Juntos por el Cambio. Y encima, además de todo, hacerlo con la incomodidad adicional de que el fundador del PRO, Macri, está teniendo un comportamiento bastante poco constructivo para la coalición a la que pertenece.

-¿Cómo analiza a este Macri destruyendo su propia creación?

-Es muy curioso, y muy difícil de haber pensado antes, porque desde que nació el PRO -primero Compromiso para el Cambio en 2002-, desde que ganó su primera elección en la Ciudad de Buenos Aires en 2007, hasta que se presentó después a las elecciones presidenciales en 2015 y hasta que salió del poder, el PRO fue muy prolijo en construir una organización partidaria que no pudiera ser fagocitada por otras. Hubo muchas otras terceras fuerzas antes que se subsumieron dentro del peronismo, por ejemplo. El PRO siempre fue muy cuidadoso con las fronteras de su partido, de robustecerlo, no coquetear de más con otras fuerzas, y Macri hizo algo que no es fácil de hacer en la Argentina: construir un partido político que no fuera sólo un vehículo personalista, que no dependía sólo de él, sino que formó dirigentes y militantes, una base electoral importante. Todo eso cuesta muchísimo trabajo construirlo.

Estamos en un escenario muy inédito para la Argentina, en la que hasta hace pocos años la novedad era tener una centro derecha competitiva electoralmente, que había sido el único gobierno no peronista que había terminado su mandato Estamos en un escenario muy inédito para la Argentina, en la que hasta hace pocos años la novedad era tener una centro derecha competitiva electoralmente, que había sido el único gobierno no peronista que había terminado su mandato

-¿Cómo define la actitud?

-La actitud que tiene ahora Macri es ambigua hacia su partido y es por lo menos llamativa. Ya antes de las PASO, su figura contribuyó bastante más a desordenar en vez de ordenar la interna. Pero una cosa era sumar ruido cuando había un candidato que lo había desafiado directamente y otra cosa es que sume ruido ahora que hay un candidato de otro partido como Milei, que no tiene una construcción partidaria, sino que es un líder total que él sólo tracciona votos y capitaliza el malestar. Que Macri coquetee tan fuertemente, porque sin duda tiene afinidad ideológica, en términos de la racionalidad política es bastante difícil de comprender.

-¿Por qué el avance de JxC en las provincias no se refleja en el liderazgo nacional?

-A nivel subnacional, cada provincia es un mundo. Su sistema de partidos, su tradición, sus conflictos y su historia particular, y La Libertad Avanza no hizo ningún tipo de armado consistente en las elecciones para los ejecutivos locales. En cambio, en el nivel nacional, Milei capitaliza el hartazgo con la crisis prolongada -de la cual las dos coaliciones fueron parte-. Lo capitaliza de forma sorpresiva sin que Juntos por el Cambio se lo haya visto venir. Además, hay algo que es clave: la interna de Juntos por el Cambio fue bastante desordenada y desprolija, se salió de cauce y mostró a Juntos por el Cambio como una alianza con demasiados conflictos internos tramitados de forma pública y eso quizás los hizo parecerse al establishment político que, en este momento, encontró a su crítico en Milei. JxC avanza en distintas provincias, algo que esperaba lograr para que en un eventual gobierno de alguno de sus candidatos hubiera más gobernabilidad de cara a su proyecto reformista. Ahora va a tener esas provincias, pero muy probablemente no va a tener al Ejecutivo alineado, así que hay que ver si desde ahí logran reconstruirse para apostar de vuelta al nivel nacional o no.

-¿Es el inicio del sueño de la ultraderecha en la Argentina?

-Estamos en un escenario muy inédito para la Argentina, en la que hasta hace pocos años la novedad era tener una centro derecha competitiva electoralmente, que había sido el único gobierno no peronista que había terminado su mandato. Y ahora, de repente, estamos ante la novedad de que, en muy poco tiempo existe una opción derecha radical que tiene su oportunidad de gobernar. No hay duda de que hay una parte de sus seguidores que son doctrinarios, militantes convencidos de extrema derecha. Y después hay un conjunto del electorado que está muy cansado y muy frustrado con dos coaliciones de signo opuesto que no lograron solucionar problemas que se extienden durante mucho tiempo. Hay un hartazgo que se expresa en estas elecciones, pero hay que ver si es un sueño de la ultraderecha que pueda tener cierta vitalidad o si puede ganar las elecciones y es muy difícil saber qué va a pasar a la hora de gobernar.

Bullrich en la presentación de su libro. FOTO: Pablo Cuarterolo.
bullrich puso primera con la patoneta llena de halcones y palomas

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