PERONISMO PARA ARMAR

Eduardo de Pedro, candidato en construcción

El presidenciable camporista intensifica la agenda. Representar al núcleo duro y seducir al electorado blando, desafíos opuestos que van más allá de "subir el piso".

La presunción creciente de que Eduardo de Pedro será, finalmente, el presidenciable designado de Cristina Fernández de Kirchner, señalada por desPertar, el newsletter de Letra P, se derrama, gota a gota, fuera del cristinismo. El propio ministro del Interior abona esa idea con una actividad incesante, que este miércoles lo llevará a Chaco y el jueves tendrá una nueva parada en la provincia de Buenos Aires junto a Axel Kicillof, quien ya parece descartado para cualquier empresa que no sea la búsqueda de su reelección.

Hace ya un año, Letra P señalaba los escarceos preelectorales de De Pedro y lo presentaba como una suerte de canciller de la vicepresidenta frente al Círculo Rojo del poder. "La paloma de la Cámpora", lo definió el sitio en su especial Presidenciables.

Clarín arriesgó incluso cuál podría ser el armado grueso de la alianza que Cristina y Sergio Massa construyen dentro del Frente de Todos. Wado presidente, un gobernador o exgobernadora como vice, Massa senador bonaerense, Máximo Kirchner cabeza de la lista de diputados de ese distrito… ¿Será?

Si así fuera, eso se parecería mucho a una construcción "de consenso", toda vez que dejaría afuera solo a la angosta calle del albertismo, demasiado angosta, de hecho, para que circulen por ella tanto Daniel Scioli como Agustín Rossi.

Decodificando a Wado

El periodista Iván Schargrodsky delineó en su sitio Cenital el “mundo Wado". "El desafío de De Pedro, llegado el caso, sería hacer un equilibrio entre las tres fases de la campaña: PASO, generales y ballotage", dice. Con la debida prudencia, si De Pedro se confirmara como la carta de CFK, quedaría mucha tela para cortar.

Por un lado, esta modificaría el patrón con el que tanto en 2015 con Scioli como en 2019 con Alberto Fernández puso el proyecto en manos de candidatos moderados, aptos para aspirar votos centristas. Esta vez, se sabe, le urge "subir el piso", esto es consolidar el núcleo duro en octubre, retener la provincia de Buenos Aires, consolidar el mayor poder territorial posible, estirar la representación parlamentaria y, si se puede, meter al panperonismo en la segunda vuelta. Sin embargo, De Pedro es, como se dijo, un camporista peculiar: dialoguista, el más tolerable de los suyos para el empresariado, maleable como para mostrarse en una conversación de pasillo con directivos de Clarín, capaz de meter en su bolsa a sindicalistas como Hugo Yasky y Luis Barrionuevo… ¿Le alcanzaría eso para hacer el viraje al centro que el nuevo panperonismo podría necesitar si llegara con vida electoral a noviembre?

De la izquierda al centro

Si se trata primero de "subir el piso", una eventual precandidatura de De Pedro debería partir, claro, de las posturas más conocidas de Cristina a fin de asegurar el voto incondicional, cuyo tamaño acaso no sea hoy el mismo que el de hace cuatro años.

Un problema que no tiene respuestas fáciles es cómo haría De Pedro para conseguir lo que CFK no creyó posible para sí misma en 2019, no sin un rostro moderado al tope de la boleta, al menos. El contexto es diferente porque están en liza tres tercios…

Si hace cuatro años Fernández debía responder una y otra vez que no sería un títere de aquella, no queda claro cómo lograría Wado despegarse de ese mote que pianta votos en parte del 20-30% de la ciudadanía que oscila y que es el que hay que mirar por ser el que define elecciones.

En ese sentido, la cuestión del carácter peculiar de una competencia de tres tercios –o de cuatro cuartos, corrigen consultoras más precisas, que ponderan la dificultad de proyectar hoy a la ciudadanía indecisa– caducará el 22 de octubre a la noche, cuando se hayan contado los sufragios de la primera vuelta. Luego, con la polaridad restablecida, no habría cómo eludir a la Argentina oscilante.

¿Podría lograr esa proeza "la paloma de La Cámpora", quien entre ahora y noviembre debería pasar de defender un replanteo tan radical del acuerdo con el FMI que equivaldría a una ruptura a mostrarse como un candidato apto para centristas?

https://twitter.com/wadodecorrido/status/1663696824836792320

En una entrevista interesante que concedió para Infobae, que recreó el formato de una reciente brindada por el papa Francisco, una contestación le hizo ruido a quien escribe estas líneas. La brindó cuando se le preguntó por las dificultades que encuentran las personas jóvenes para acceder a una vivienda, en la que privilegió “el Plan ProCrear, con tasa subsidiada (…), que les dio acceso a muchísimos jóvenes, a muchísimas personas, que fue transparente y se hizo mediante un sorteo de la Lotería Nacional".

¿Alcanza con el plan ProCrear para resolver el problema habitacional de la Argentina? ¿Es esa una respuesta para la juventud en general o, en verdad, el De Pedro posterior al que debe consolidar el núcleo duro debería reparar que la herramienta del Estado debería reservarse para los sectores de menores recursos? ¿La juventud de los sectores medios no necesitaría, más bien, garantías de estabilidad económica, salarios decentes y acceso al crédito? ¿Cuándo aparecerá el De Pedro que no solo piensa, como lo hace el grueso del camporismo, en la solución del Estado, sino que también mete al mercado privado en la ecuación?

Algo más: ¿pretenderá, acaso, cautivar a la parte de la juventud que le presta oídos al liberalismo, incluso en su variante predemocrática, prometiendo sorteos vía Lotería Nacional?

Todo indica que hay que darle tiempo: la respuesta mencionada –que es más larga que lo reproducido– representa lo que Wado piensa, pero no es todo lo que piensa. Según supo este medio, el mercedino parte de ese tipo de definiciones para perfilarse, pero también trabaja en propuestas segmentadas al problema habitacional que contemplan al sector privado.

Este caso testigo sirve para ilustrar los corralitos conocidos del pensamiento económico del cristinismo. ¿Logrará zafarse De Pedro de ese marco rígido en una Argentina en la que más de la mitad del electorado se dispone a votar a la derecha o a la ultraderecha?

Ahora bien, si hubiera noviembre para él, ¿cuán acusado debería ser su viraje al centro? Si la competencia se diera con Javier Milei, acaso la necesidad sería menor porque el propio minarquista se encargaría de espantar al país democrático con sus gritos y sus ideas más insensatas que, recordemos, incluyen la aceptabilidad de los mercados de niños y de órganos. Si, en cambio, debiera medirse con Horacio Rodríguez Larreta o, incluso, con Patricia Bullrich, el centro que precisa podría hacérsele más resbaladizo.

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wado quiere tomar la posta: lanzo su precandidatura presidencial

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