Compañeros en la causa antiaborto, hoy son enemigos furiosos y llevan su pelea al ring reformador. El origen de la grieta celeste. La batalla del pin.
Diario de la Convención de Santa Fe, día cuatro: Granata y Mayoraz reavivaron su guerra sin cuartel
La Convención constituyente de Santa Fe se convirtió de entrada en el nuevo ring de la pelea que mantienen desde hace cinco años dos figuras relevantes de la política local que alguna vez fueron aliados en su cruzada celeste: Amalia Granata, de Somos Vida, y Nicolás Mayoraz, de La Libertad Avanza.
Los virulentos choques que ambos protagonizaron en la sesión del martes prometen seguir durante todo el proceso reformista, incluida la etapa de discusión en comisiones que está a punto de comenzar, como ya quedó demostrado en el espacio de Labor Parlamentaria. Los dos enemigos íntimos compartirán el debate en Peticiones, Poderes y Reglamento.
El volumen de agresiones cruzadas a cielo abierto entre Granata y Mayoraz no sorprendieron al mundillo político santafesino. “Se detestan personalmente”, contó a Letra P un dirigente que conoce a los dos contendientes.
El origen de tamaña enemistad se remonta a 2019. Ambos venían de protagonizar una buena performance electoral, con la panelista a la cabeza de una lista celeste de candidatos a diputados provinciales, al calor de la guerra contra el aborto legal. El sector había accedido a seis bancas en aquella oportunidad.
De hecho, Mayoraz había sido el armador de Granata y le había conseguido el respaldo de segmentos conservadores eclesiásticos. Esa tarea le valió ocupar el segundo lugar en una nómina de candidatos que también integraba, entre otros, el pastor evangélico Walter Ghione, hoy diputado provincial de Unidos. Al sello partidario, Unite, lo puso el multifacético José Bonacci.
Antes de asumir, la alianza celeste se quebró. Con la intensidad que los caracteriza, las razones de la ruptura se exteriorizaron en formato de durísimas denuncias cruzadas. Uno de los picos de voltaje se produjo cuando un ex asesor de Mayoraz, aliado a Granata, acusó al actual diputado nacional libertario de pedirle un retorno de su salario.
Aquel denunciante hoy es alfil parlamentario de la ex panelista: Emiliano Peralta. Hace un mes recordó aquel episodio con modos alejados de la diplomacia, tal cual es costumbre en el abanico panlibertario. “Chanta y casta. Me pedías más de la mitad de mi sueldo, te denuncié pero te salvó la justicia corrupta de tus amigos”, escribió en los comentarios de Instagram de un medio que entrevistó a Mayoraz.
El cruce en la última sesión reformadora entre Granata y Mayoraz, en el cual abundaron piropos de amplio espectro, tuvo un bonus track de singular contenido. Esta vez, el protagonista directo no fue el abogado libertario sino un colega de su bloque, Marcos Peyrano.
“Quiero tomarme unos minutos para que quede clara en la versión taquigráfica nuestra postura contraria a la aprobación del logo (de la Convención). Vi por ahí algunos pins con el logo, no nos han entregado eso. Quizás haya alguna gorra, vincha y bandera. Ya aparecerá”, ironizó el constituyente mileísta.
Al instante, Granata le saltó al cuello: “Entiendo que son nuevos y tienen un absoluto desconocimiento de un montón de cosas. Primero, informensé que los pins que estuvieron circulando son de un particular, que no viene del Estado, que los hizo y se los regaló a diferentes personas que conoce dentro de la Cámara. No es que la Cámara hizo los pins y los repartió. Digo porque el señor (Peyrano) dio a entender que para unos sí y para otros no. Hemos preguntado y los pins fueron hechos por una persona que es de Reconquista, que tiene relación con alguno de los presentes, y los regaló”.
La referencia, posiblemente, sea a los productos de una emprendedora reconquistence, quien se los regaló a la convencional Katya Passarino, concejala radical de esa ciudad del norte santafesino, para que los distribuya en la Legislatura, tal como contó Letra P.
Mientras tanto, la Convención constituyente continúa. Durante los próximos diez días estará abierto el período de presentación de proyectos para la reforma, que luego serán debatidos en comisiones. La convocatoria abarca también a la ciudadanía en general.
Las deliberaciones en esos espacios se extenderán durante un mes para, posteriormente, pasar al tratamiento correspondiente en las sesiones plenarias.