ELECCIONES 2023

Cómo le fue a Sergio Massa en el debate presidencial

Salió sin tantos magullones pese a la economía y la renuncia de Insaurralde. Se mostró presidenciable, se desmarcó del presente y se enfocó en propuestas. Polarizó con Milei, como pretendía. Eran 30 mil.

Si el campo de juego se ubica en la altura de La Paz, donde la pelota no dobla, su principal estrella viene de una lesión y el equipo contrario logró un gol de visitante, cualquier DT firma en la previa un empate. Con la misma idea llegó Sergio Massa al primer debate presidencial, con los ecos aún resonando de una semana para el olvido para el ministro de Economía y candidato oficialista. El dato del 40,1% de pobreza en el primer semestre del año y un dólar blue que rompió la barrera de los 800 pesos se juntaron con sendos escándalos que atravesaron a la coalición de gobierno: uno envolvió a Silvina Batakis en el Banco Nación y otro derivó en la estruendosa renuncia de Martín Insaurralde a la jefatura de Gabinete de la provincia de Buenos Aires. A Massa le tocó el peor prólogo para enfrentarse con sus cuatro contrincantes. Salió airoso, entero, lo cual no es poco.

Se escuchó más el nombre de Luis Barrionuevo -para atacar a Javier Milei y no a él- que la lujosa Marbella. No se mencionó a Alberto Fernández ("Viene una etapa nueva, mi gobierno, no este gobierno”, se diferenció Massa) ni tampoco a Cristina Fernández de Kirchner. Sí al papa Francisco, una figura incómoda para el tigrense, pero que en esta ocasión salió a defender, en el único momento en que logró que Milei se mostrara con la verborragia que lo caracterizaba antes de ser el candidato más votado de las PASO. Lo peor para Massa fue que le quedó muy lejano el festejo por la eliminación del impuesto a las Ganancias para trabajadores y jubilados, la última de una serie de medidas que suman un costo fiscal de 1,2 billón de pesos. Aunque pasaron sólo tres días, en Argentina 72 horas pueden ser eternas.

El objetivo

El primer tema a debatir era la economía, de la cual Massa es responsable. Una inflación del 12,4% en agosto pesa sobre sus hombros. Era una tarea difícil para Massa salir indemne, y salió con algunos magullones. Dos veces se dijo la palabra tan temida: hiperinflación. Una vez fue Milei y la otra, Patricia Bullrich. El libertario asustó con la bomba de las Leliq, así como Fernández en 2019. El plan poco claro de la candidata de Juntos por el Cambio le terminó dando una mano a Massa, porque la jefa de los halcones quedó en offside frente a ambos.

La cortesía que desplegaron entre ellos ("señor", uno; "ministro", el otro) alimentó en los grupos de difusión bullrichistas las sospechas de un pacto Milei-Massa. Con esperanza de ballotage, Massa se había propuesto polarizar con Milei, por lo que se puede decir que cumplió ese objetivo, a pesar de que cierto sector de Unión por la Patria alerte que si se desinfla JxC puede darle chances a La Libertad Avanza de ganar en primera vuelta el 22-O.

En un bloque en los que se gastó cuatro de las cinco instancias de derecho a réplica, Massa usó tres de ellos para generar un virtual diálogo con el economista libertario. Lo confrontó en su campo de batalla. "Milei plantea un modelo de dolarización que sólo tres países tienen en el mundo: Zimbawe, El Salvador y Ecuador", le endilgó.

La actitud

Con la experiencia de un debate presidencial a cuestas en 2015, Massa llegó a Santiago del Estero con la idea de pasearse con un traje de sastre con un corte más presidenciable que sus rivales. Llevó propuestas en carpeta, como la moneda digital (que no llegó a explicar), pero más que nada con un cúmulo de iniciativas para mostrarse como un eventual jefe de Estado abierto al diálogo. De ahí la consigna de insistir con la convocatoria a un gobierno de unidad nacional que, después de semanas de buscar seducir radicales, esta vez abrió el espectro y ni siquiera le cerró la puerta a los libertarios, ante una pregunta del aspirante de LLA que pareció un centro al área para que cabeceara. "No importa que vengan del radicalismo, del PRO, o inclusive del partido de Javier Milei, y sobre todo de las provincias argentinas", redondeó Massa.

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Para despegarse de personalidades como las de Bullrich y de Milei, el candidato oficialista intentó mantenerse calmo y no perder los estribos. Se limitó a hacer muecas en silencio cuando, por caso, la dirigente del PRO lo acusó de ser "el peor ministro de la historia"; o a poner cara de nada, cuando no habían pasado 30 segundos de debate y Myriam Bregman le reprochó: "Mientras hambrean al pueblo, otros se van en su yate de lujo a pasear por Europa".

El gol a favor

El ministro no sólo apuntó a Milei. También hubo un par de frases filosas dedicadas a Bullrich, como cuando reconoció coincidir con el libertario en no haber escuchado el plan económico de JxC. Sin embargo, hubo una línea massista entre las más celebradas en Twitter por el ecosistema 2.0 de UP: cuando le recordó su pasado en la Alianza. "Le quiero agradecer a Patricia, porque me permitió una de las satisfacciones más grandes de mi vida. Ella habla de los jubilados, pero me tocó a mí ver la sonrisa de los jubilados cuando tuve que devolver el 13% que ella descontó", lanzó en referencia a la medida adoptada por el gobierno de Fernando de la Rúa del que Bullrich fue ministra.

El gol en contra

"Quiero en primer lugar contarles cuál es el desafío que tenemos a 40 años de democracia: primero cuidar el legado de Memoria, Verdad y Justicia", empezó Massa su minuto en el apartado de Derechos Humanos. Milei acababa de negar los 30 mil desaparecidos ("son 8753"). El candidato oficialista mantuvo su speech preparado en lugar de contragolpear, como sí hizo Bregman, que fue a pescar el electorado de Juan Grabois en las PASO. Fue una oportunidad perdida de fidelizar al electorado más progresista de UP que un gol en contra, en un Massa que -previendo lo peor- se entrenó hasta el más mínimo detalle para evitar autosabotearse.

Tuvo mayor reacción Fernández, que salió a tuitear contra el libertario.

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La frase para el archivo

El momento más picante entre Massa y Milei se generó gracias a la figura de Jorge Bergoglio, que desde que vive en Roma nunca recibió a Massa. No deja de ser una ironía que haya sido justo el tigrense quien haya reclamado el desagravio cuando pudo interrogar a su rival de LLA. "Javier, más que una pregunta, te quiero hacer un pedido. La Argentina tiene millones de fieles católicos y ofendiste al jefe de la iglesia. Quiero pedirte que aproveches estos 45 segundos para pedirle perdón al Papa, que es el argentino más importante de la historia", le achacó.

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