Durante el primer debate presidencial, el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, se mostró seguro en el capítulo económico, pero vaciló en los intercambios sobre educación y estuvo a la defensiva en derechos humanos. Lució sus dotes escénicos que lo hicieron popular, hasta que perdió la paciencia cuando tuvo que explicar sus recientes ataques al papa Francisco.
El objetivo
En el capítulo económico, Milei consiguió polarizar con su rival de UP, Sergio Massa, como se había propuesto, pero en el resto del debate exhibió inconsistencias, pese a la asistencia de sus cinco asesores. Logró dejar mal parada a la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich.
En el debate económico, hasta tuvo reacción con algunas respuestas, como cuando Massa incluyó la palabra “equilibrio fiscal”. Sin caer en chicanas, Milei no se la dejó pasar: “¿No se da cuenta lo que está haciendo con el plan platita?”, le preguntó.
El economista también incomodó a su rival de UP cuando le recordó que sus presupuestos tienen déficit o cuando le pidió saber cómo evitaría una hiperinflación. Ayudado de sus apuntes, Milei se sintió a gusto cuando sus rivales lo criticaban por querer dolarizar -una frase que evitó-, privatizar empresas públicas o cerrar el Banco Central. Le vino como anillo al dedo para acusarlos de robar con la emisión monetaria.
Mejor la pasó cuando expuso a Bullrich preguntándole lo mismo dos veces: cómo rescatará los pasivos remunerados del Banco Central (Leliq). La exministra no supo responder. Milei sólo necesitó defenderse cuando Massa y Bullrich le nombraron los países que dolarizaron o cerraron la entidad monetaria. No salió de su libreto: repitió que, con ese criterio, debería mantenerse la esclavitud.
En el resto de los temas, el diputado trató de esconderse hasta de sus propias propuestas. Sobre Educación, evitó referirse a los vouchers que propuso en su plataforma -los explicó sin mayores detalles, cuando tuvo que responder- y apostó a exhibir los datos sobre la falta de aprendizaje en las aulas para responsabilizar a los anteriores gobiernos, pero mezcló, de forma desordenada, lo que sería su plan educativo con el de asistencia social.
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En el tramo de derechos humanos y convivencia democrática, Milei ratificó que para él en los 70 hubo una guerra y no le fue tan mal. Bullrich ya había usado su tiempo para sumarse a esa posición y arrepentirse de haber sido montonera. Myriam Bregman, de la izquierda, le respondió yéndose por las ramas. Milei también se sintió a gusto polarizando con la candidata del FIT sobre cuestiones de género.
La actitud
Cuando tuvo que hablar de economía, Milei se movió con soltura, sereno, luciendo sus tags televisivos que lo hicieron famoso como panelista y le permitieron ingresar en la política. Hasta se permitió sonreír, raro en él, cuando acorraló a Bullrich. Pero se mostró más tenso en el resto del debate y perdió por completo la compostura cuando mintió en una respuesta a un pedido de Massa para disculparse con el papa Francisco por haberlo atacado.
Milei dijo que esas declaraciones fueron antes de entrar a la política, cuando en realidad ocurrieron en una entrevista de hace dos semanas con el periodista estadounidense Tucker Carlson, transmitida en Twitter. Contó que había pedido disculpas, pero no está el registro de que lo haya hecho. Massa se lo recordó fuera de micrófono, la transmisión no lo tomó y el economista reclamó airoso que no se había cumplido el reglamento. Obligó a un reto de los moderadores que lo dejó en ridículo.
El gol a favor
Como era esperable, el debate económico fue donde Milei se sintió mejor. Su mayor acierto fue su pregunta repetida a Bullrich sobre las Leliq, que exhibió a la candidata de JxC como alguien incapaz de hablar de economía sin repetir frases hechas. Hasta Massa volvió sobre el tema, para capitalizarlo.
La exministra buscó todo el debate a Milei por su vínculo con el sindicalista Luis Barrionuevo, pero el diputado salió ileso con su respuesta final: la acusó de ser tan casta como el sindicalista. El libertario también supo acorralar a Massa sobre el déficit fiscal y mostrarse como el único interesado en combatir la inflación, ante los malos resultados del ministro y la evidente falta de un programa de la candidata de JxC.
El gol en contra
Su mentira sobre la fecha en la que atacó al papa Francisco lo desacomodó del debate. Otro error fue que se gastó todas las instancias de derecho a réplica para hablar de economía y no pudo responder a dos ataques de sus rivales que estaban flojos de papeles. Uno fue de Massa, quien, cuando Milei sacó chapa de haber pedido al Gobierno no hacer negocios con su exjefe Eduardo Eurnekian, le recordó que fue empleado de las AFJP. El liberal no pudo aclarar que su programa no propone privatizar el sistema previsional. Peor la pasó cuando Bullrich lo acusó de no haber combatido las cuarentenas en la pandemia. Milei hasta hizo un documental para criticarlas, pero ya no tenía segundos para recordarlo. Su única respuesta posible fueron gestos de indignación.
La frase para el archivo
En el capítulo de economía, Milei se destacó cuando le preguntó a Massa: "¿No te das cuenta el desastre que estás haciendo con el plan platita?".
A la exministra de Seguridad la sorprendió con una definición: “Barrionuevo es casta, pero más casta es Patricia Bullrich”.
Aunque habló de reducir el revisionismo permanente, el economista dejó varias definiciones fuertes sobre la última dictadura, que hasta hace cuatro años hubieran sido piantavotos. “Fue una guerra”. “No fueron 30 mil desaparecidos, sino 8.753”. De todos modos, dejó claro que no liberará genocidas. “Los militares tenían el monopolio de la fuerza y deben pagar por sus excesos”, dijo.