La Unión Industrial de Córdoba abrió su coloquio anual este jueves con un fuerte mensaje en clave electoral. “Se han hecho tantas cosas mal que la sociedad dice 'basta'. Ojalá prevalezca el sentido común por encima de las ideologías”, pidió su titular, Luis Macario, en el discurso de apertura. El llamado a respetar la Constitución Nacional y el federalismo que siguió después reforzó la sensación general: el sector productivo está sumido en la incertidumbre sobre el desenlace de la política nacional, pero no quiere quedar atrapado en las redes de la rosca.
Una muestra de la corta visibilidad hacia el futuro se palpó en el cóctel de bienvenida en el Centro de Convenciones de la ciudad, que se extendió un poco más de lo previsto. Más de 600 figuras del sector hablaban este jueves de Javier Milei entre cazuelas de mariscos y pinchos de matambre asado. No se escuchaba otra palabra clave en el marco de comentarios muy medidos. Liberalismo económico sí, pero ¿a qué costo?
Las opiniones escuchadas no admitían grises en el debate: el libertario gana en primera vuelta o gana en el ballotage. También quedó claro, sin desatender el hecho de que la macroeconomía es central para el sector productivo, que la alianza madre será con quienes gobiernen la provincia.
No es casual que los elogios a Juan Schiaretti hayan sido permanentes. Patricia Bullrich, una de los principales oradoras, cazó la onda rápidamente. En su última visita a Río Cuarto pidió al candidato presidencial de Hacemos por Nuestro País que se baje de la carrera. Este jueves, por Zoom, se vistió de blanca paloma.
“En el caso de Schiaretti, creo que puede ser una persona que lo respeten mucho en su provincia, un gobernador que lo han elegido en distintas oportunidades, pero hoy, si los cordobeses quieren un cambio productivo, si quieren un cambio que le haga bien a Córdoba, la candidata que va a defender a Córdoba es Patricia Bullrich, como hemos defendido nosotros a Córdoba cuando fuimos gobierno”, prefirió venderse como la auténtica garante de la continuidad cordobesista.
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Llaryora pedigüeño
La estrategia fue correcta porque el sector industrial agradeció en varias oportunidades el trabajo conjunto con el gobernador, su favorito. Llaryora fue el primer orador político de la tarde y, con la vigencia plena de su promotor en el corazón industrial, ratificó el rumbo. “Sin dirigentes de la talla de la IUC hoy, las políticas públicas que existen, no existirían. El diálogo se construye no con un gobernador sino con interlocutores válidos”, compartió protagonismo con los anfitriones. Un giro típico, también, de todo proceso de transición. Sin embargo, fue astuto porque en sus palabras hubo varias frases que son siempre repetidas por el cofundador de Unión por Córdoba.
Es evidente: el mejor aliado del cordobesismo es el campo y la industria. El líder del “peronismo que viene” no se saldrá de la senda de sus antecesores. Aquí no habrá experimento alguno. La vieja guardia peronista y la renovación que seguirá con Llaryora a la cabeza se entremezclaba entre la concurrencia que viajó a la capital desde varios puntos de la provincia. La armonía reinaba entre la política doméstica y el empresariado.
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Por eso no sorprendieron los palos permanentes al gobierno nacional. Sin dudas, el contexto era propicio para que el cordobesismo se moviera como pez en el agua y Llaryora se animara a una avanzada proselitista.
“Qué país que tendríamos si el país estuviera gobernado como Córdoba. Más allá de sus chances, Juan se ha animado a ser candidato. Es el único del interior. Necesitamos una oportunidad. Votemos con convicción. Juan, más allá de que respeto a todos los candidatos, es el mejor”, tal fue el pedido del voto que hizo Llaryora en un tono de discurso tranquilo, pausado, matizado con pequeños chistes de salón. La versión altisonante se la reserva sólo para sus incursiones de política nacional.
Schiaretti cerrará el coloquio este jueves por la noche con un repaso de su política industrial. Será el último como gobernador de la provincia. La UIC lo despide por la puerta grande y con un discurso de abierto rechazo al kirchnerismo. Si Sergio Massa hubiera aceptado la invitación, ¿el clima refractario hubiera cambiado? Probablemente en la ausencia esté la respuesta.
La UIC es y seguirá siendo cordobesista por más que se resigne a un gobierno de Milei.