El sello que reemplazó al Frente de Todos dejará de existir también en Buenos Aires. Origen y argumentos de las propuestas de Massa, Kicillof y el cristinismo.
Sergio Massa, el ministro del Frente de Todos y el candidato de Unión por la Patria
Poco duró Unión por la Patria (UP) en la provincia de Buenos Aires. Este miércoles 9 de julio, Día de la Independencia, la marca que en 2023 reemplazó al desgastado (por la pandemia y la gestión de Alberto Fernández) Frente de Todos quedará en el recuerdo.
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Su sucesor podría ser igual de efímero, en cuestiones de historia de una política argentina en la que sobreviven sellos inoxidables como el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) o la UceDé, que en los comicios porteños del 18M tuvo una inyección de juventud (no así de votos) con la postulación de Ramiro Marra.
Con un peronismo unido atado con alambre, no pocos de sus integrantes se imaginan que este 2025 no será la constitución de la futura marca electoral que los mantenga juntos en 2027. La palabra más repetida es "coyuntural". Se usa para explicar un bautismo con fecha de vencimiento estipulada para las siguientes elecciones, las presidenciales.
Tres nombres para reemplazar a Unión por la Patria
Cada uno de los tres socios mayoritarios de UP tiene un nombre en mente. Circuló la idea de Sergio Massa de volver a las bases y llamarlo simplemente "Peronismo". El excandidato presidencial se agarra de estudios de Sebastián Galmarini, figura del Frente Renovador, para argumentar la propuesta ante quien pregunte.
La tesis massista parte de que los comicios serán blanco o negro, sin grises, por lo que quien no quiera votar a Javier Milei deberá hacerlo por la oposición. Con la premisa de incentivar a una porción grande del electorado que no está yendo a votar, propone ofrecerle la tradicional liturgia justicialista. Es una estrategia defensiva, no ofensiva. Busca captar votantes que el peronismo supo tener, aprovechando el cambio de clima que dejó la Plaza de Mayo que fue a reclamar contra la detención domiciliaria de Cristina Fernández de Kirchner, no buscar nuevos: la palabra es algo demodé para una juventud que, por ahora, en la práctica se demostró libertaria.
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El peronismo de Río Negro llega a la elección con enormes complejidades.
La Cámpora, heredera del Frente la Victoria con el que Néstor Kirchner llegó a la presidencia, propone otro nombre con alegorías peronistas, más sutil que el puntapié fuerte y al medio del arco del massismo: "Primero la Patria". No sólo surge de una máxima de Juan Domingo Perón. Fue el nombre con el que CFK inscribió su lista el año pasado para disputar la presidencia del PJ con Ricardo Quintela. Esa interna, como otras reclamadas desde 2015, al final no se hizo.
La frase de Perón fue protagonista de un importante mensaje de CFK: el de mayo de 2019, con el que anunció que Fernández la acompañaría como candidato a presidente y ella iría de vice. "'Primero la patria, después el movimiento y por último los hombres', creo que es hora de hacerlo realidad de una buena vez por todas", leyó el texto la exmandataria.
El sector de Axel Kicillof pide abrir el espectro para el bautismo, para contener a otros partidos, aunque también apela a un concepto introducido por Perón que -justifican- es el principal blanco de la administración libertaria. Cerca del gobernador bonaerense piden llamarse "Frente por la Justicia Social".
"Nos convocamos, en esta unidad de lucha, contra las políticas del gobierno de Javier Milei: ajustador, hambreador y fascista; que tiene como principal enemigo al pueblo trabajador, a los jóvenes, a los jubilados y las infancias". Esta declaración de principios no es del futuro FJS que desea el kicillofismo sino del Frente por la Justicia Social que compitió en las últimas elecciones en San Luis: sacó el 1,8%.
Hay una cuarta opción (y bastante probable): que ninguno de los nombres que se barajan vea la luz. Después del FpV, el kirchnerismo siempre apeló a un factor sorpresa, tal como ocurrió con "Unidad Ciudadana", la marca que usó CFK en 2017 sin poder competir con el sello del PJ, que había quedado para la postulación de Florencio Randazzo. El FdT también se conoció en la recta final, al punto que para respetar su propio ADN, sus propias bases les reclamaron en las redes sociales, al conocer la noticia, que en lugar del masculino se usara la x: Frente de Todxs.
Sus integrantes, con el correr de los años
Unión por la Patria fue, por ahora, la última marca bajo la cual se presentaron viejos conocidos desde 2003. El Frente para la Victoria, que tuvo un limitadísimo rebranding con la Concertación Plural en 2007, estuvo compuesto hasta 2019 por el PJ, el Frente Grande, el Partido de la Victoria, el Partido Comunista, el Movimiento Nacional Alfonsinista, Nuevo Encuentro (de Martín Sabbatella), Kolina (el partido que armó Alicia Kirchner), el Partido Solidario, Unidad Socialista para la Victoria y el Partido de la Concertación FORJA.
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Para el Frente de Todos se sumaron varios más: el más relevante fue el Frente Renovador, con el que Massa había roto con el kirchnerismo seis años antes. Además, estaban Proyecto Sur (fundado por Pino Solanas), el Partido Comunista Revolucionario y el Partido Intransigente.
Ya para UP llegaron a ser 18 sellos electorales detrás de la alianza que perdió las presidenciales contra La Libertad Avanza. Los recién llegados fueron el Frente Patria Grande, de Juan Grabois (no confundir con el Frente Grande de Mario Secco, que podría oficiar de plan B de Kicillof si no hay unidad) y el Partido del Trabajo y la Equidad, el sello que impulsaba la reelección de Fernández.