En las elecciones de 2023 fueron varios partidos los que utilizaron las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) como herramienta para definir sus candidaturas.
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Juntos por el Cambio sufrió una interna feroz. El PJ tuvo simulacro de primaria. La competencia no fortaleció a sus postulantes. El más votado fue Javier Milei.
En las elecciones de 2023 fueron varios partidos los que utilizaron las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) como herramienta para definir sus candidaturas.
Si bien el sistema fue implementado en 2011, pocas veces se usó en las principales categorías por los partidos más importantes, sin ir más lejos su creadora Cristina Fernández de Kirchner evitó sistemáticamente usarlas. Sin embargo, para categorías locales y provinciales, supo ser una herramienta muchas veces utilizada.
En el último cronograma electoral que las contempló, antes de ser suspendidas para 2025 este jueves por el Senado, hubo una PASO potente en Juntos por el Cambio. A priori, parecía tan atractiva la interna que en otros espacios, como La Libertad Avanza de Javier Milei, había un debate para intentar replicar la oferta para el electorado, realizando una primaria de la derecha con, por ejemplo, Ricardo López Murphy. Ganó la postura de llevar al economista cómo candidato único.
La coalición opositora enfrentó una de las primarias más reñidas. Patricia Bullrich superó a Horacio Rodríguez Larreta, imponiendo una estrategia de confrontación directa con el peronismo. Pero la disputa dejó secuelas dentro del espacio, afectando su desempeño en octubre, al punto que a la distancia es vista como un error por haber permitido el crecimiento de Milei.
Siendo Larreta el candidato casi obligado, usando la Ciudad de trampolín como ya lo había hecho el PRO, hay reproches a Mauricio Macri que para no dejarle la campaña servida fomentó la competencia interna, bajo el argumento de que el ganador (que resultó ser ganadora) saldría fortalecido de la interna, una estrategia que él mismo había usado en 2015 al competir contra Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Ernesto Sanz (UCR), los otros socios fundadores de Cambiemos.
Ocurrió todo lo contrario: Bullrich le ganó a Larreta, a pesar de todas las encuestas, pero en las generales la actual ministra de Seguridad quedó en un incómodo tercer lugar, cuando un año antes todo parecía estar servido para que Juntos por el Cambio regresara al poder casi sin problemas.
A pesar de que suele olvidarse el dato, el oficialismo de entonces (Frente de Todos devenido en Unión por la Patria) también fue a una interna, aunque con menor tensión. El exministro de Economía y socio del espacio, Sergio Massa, venció a Juan Grabois, el dirigente social que logró competir en una primaria a pesar de que el peronismo había pretendido ungir al tigrense como candidato único.
CFK, que siempre evitó las PASO (se la negó a Florencio Randazzo en 2015 contra Daniel Scioli y se la volvió a rechazar para competir contra ella misma en 2017), amagó con auspiciar una primaria más amplia con una fórmula 100% propia: Wado de Pedro-Juan Manzur. Hubo foto y se filmó un spot que nunca vio la luz de la fórmula fallida.
La interna no potenció los números del oficialismo, que quedó por debajo del 30%. El primer lugar fue para la fuerza que no tuvo una interna: Milei ganó las PASO del 13 de agosto con el 29,86% de los votos.
En varias provincias, las PASO fueron clave. Por citar algunos ejemplos: en Santa Fe, Maximiliano Pullaro se impuso en Juntos por el Cambio, mientras que en Chaco, Leandro Zdero emergió como el candidato opositor que terminó desbancando al PJ.