Carolina Piparo, Néstor Grindetti, Axel Kicillof y Rubén Pollo Sobrero. De la extrema derecha al otro rincón del arco político ideológico, el menú de aspirantes a la gobernación de Buenos Aires se ofrece al electorado que el domingo 22 sellará la suerte de los próximos cuatro años en el principal distrito electoral del país. En esta nota, un repaso sobre fortalezas, debilidades, incógnitas y estrategia para los últimos seis días de campaña de La Libertad Avanza (LLA), Juntos por el Cambio (JxC), Unión por la Patria (UP) y el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT). Cuatro postulantes, un sillón de mando y 14.059.929 personas habilitadas para votar.
Axel Kicillof
Corre con ventaja. Fue el ganador de las primarias con el 36,76% de los votos (3.062.190). Reconocida por todo el arco político, su austeridad y honestidad son fuertes atributos. En el peronismo destacan su gestión y diálogo con otros sectores de la oposición, sobre todo del radicalismo territorial que gobierna muchas intendencias. Pese a ser actor central de la coalición oficialista, logra cierta autonomía respecto de la mirada negativa que hay en la sociedad sobre el gobierno nacional.
Con todo, carga con la mochila de ser parte de una administración central que deja más del 40% de pobres y una inflación interanual del 124%. Los escándalos protagonizados por Martín Insaurralde y Chocolate Rigau lo golpean directo; resta saber el tamaño del daño electoral que podrían causarle.
Como fiel exponente kirchnerista, cuenta con un piso de votos nada despreciable, pero esa condición le complica las chances de expandirse a otros electorados.
En su entorno creen que Patricia Bullrich perdió votos desde las PASO y eso impactará negativamente en su alfil Néstor Grindetti, inmediato perseguidor. Como sea, en La Plata prefieren la “cautela”, aunque dicen tener encuestas que ubican al candidato en torno a los 40 puntos de intención de voto, con sus dos principales adversarios rondando los 25 puntos porcentuales.
Néstor Grindetti
En las primarias de agosto se quedó con el segundo lugar del podio. Sacó el 32,68% de los votos (2.721.922). Es de los pocos dirigentes que conocen con precisión cada una de las piezas del andamiaje del PRO. Entre sus fortalezas, también se cuenta haber ocupado lugares clave de gestión: cuatro años como ministro de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires y ocho como intendente de Lanús.
Con escasa imagen de conocimiento en la población más allá del sur del conurbano y limitada penetración de su discurso en redes sociales y las nuevas generaciones, el candidato hace gala de su paso por la gestión. Sabe que, en buena medida, su futuro está atado a los resultados que obtenga Bullrich en su carrera presidencial y al respaldo territorial que le aporten los demás jefes comunales de la oposición. De ahí que intente contrarrestar estas flaquezas haciendo culto del diálogo y la construcción política más allá del PRO. Toca puertas en la UCR, el vecinalismo e incluso en el peronismo no kirchnerista.
Por momentos subido a La Patoneta, recorrió sin pausa durante largos meses distritos del conurbano y del interior de la provincia. En su entorno creen tener chances y destacan los affaires Insaurralde y Chocolate como determinantes en el sprint final de la campaña.
Carolina Piparo
Es la única mujer en la contienda. En las PASO quedó tercera con el 23,83% de los votos (1.985.216). Más allá de su performance -quedó a un millón de votos del gobernador-, se proyecta como una de las referencias principales de la oposición bonaerense.
La figura del candidato presidencial Javier Milei, con quien logró construir un vínculo de cercanía, es su ancho de espadas. Subida al vendaval de votos que cosechó el economista libertario –más de siete millones–, busca posicionarse como la principal rival de Kicillof. Lo hace intentando golpes de efecto casi siempre vinculados al tema que más conoce y sobre el que más se apoya, la seguridad. Anunció que en caso de ganar pondrá a Salvador Baratta, ex número dos de La Bonaerense, al frente del Ministerio de Seguridad.
Montada al discurso de mano dura y la motosierra para achicar el Estado, encarará la última semana de campaña con la expectativa de dar el gran golpe de la mano del minarquista, con quien recorrerá ciudades del interior y del conurbano entre las que se cuentan Mar del Plata y Lomas de Zamora, corazón de la Quinta y la Tercera secciones electorales, respectivamente.
Rubén Sobrero
La pelea del dirigente sindical ferroviario no es por el sillón de calle 6, busca sumar representación a una fuerza que aunque no despega se abraza a sus ideales sin alterar su estrategia. En las PASO sacó el 3,54% de los votos (294.518).
Lo ayuda llevar una cara bien conocida en el primer tramo de la boleta: la de Myriam Bregman, de muy buen desempeño en los debates presidenciales. Aunque no al nivel de la candidata, su imagen tiene alto conocimiento en la población por ser un dirigente gremial con mucha pantalla, con un look particular que recorrió durante años estudios de televisión y manifestaciones callejeras. Si bien esto último puede ser una de sus fortalezas, de igual modo podría ubicarse en el casillero de sus debilidades por ser protagonista de paros, asambleas y discusiones mediáticas no siempre bien vistas por un sector del electorado.
Haber estado siempre parado en el mismo lugar ideológico, fiel al estilo de la izquierda, sin concesiones al poder económico y político, lo ayuda a mostrar una propuesta diferente a la de sus tres competidores, aunque atada al plan nacional: desconocer la deuda con el FMI y gobernar desde la óptica de la clase trabajadora. Empujar candidaturas para ocupar bancas en concejos deliberantes y la Legislatura es el verdadero objetivo del FIT.
En los próximos días, El Pollo recorrerá distritos del conurbano. El cierre de campaña podría ser con un acto en La Matanza con la presencia de la fórmula presidencial Bregman-Nicolás del Caño.
(Informes: Juan Rubinacci, Macarena Ramírez, Ignacio Maldonado y Pablo Lapuente)