Salvador Baratta dice que no dudó un minuto cuando Carolina Piparo lo llamó y le ofreció ser su ministro de Seguridad. Habían pasado algunos días de las PASO en las que compitió integrando la lista de aspirantes al Concejo Deliberante de Lanús por Juntos por el Cambio (JxC), con Diego Kravetz como candidato a la intendencia. La coalición había perdido frente a Unión por la Patria (UP), un resultado que fue un duro revés en el pago chico de Néstor Grindetti. Pero Baratta jura que en su decisión de aceptar la oferta, renunciar a la candidatura a concejal, dejar JxC y pasarse a La Libertad Avanza (LLA) no fue una "decisión política", sino "como policía".
Ex comisario y número dos de la Policía Bonaerense durante la gestión de Daniel Scioli en la provincia, asegura que lo convenció la posibilidad de que un policía se ponga al frente de la seguridad. "Siempre nos toman por incultos a los policías -se queja-. De repente viene alguien que te dice que cree que sí estamos capacitados para conducir la seguridad. Es un honor", dice Baratta durante una entrevista con Letra P.
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Baratta no es un recién llegado a la política. Entre 2009 y 2011 fue superintendente de coordinación de seguridad de la Bonaerense y estuvo en el corazón de la conducción de una fuerza siempre sospechada de corrupción y negocios oscuros. Después de haber sido pasado a retiro en 2011 como parte de una purga de mandos policiales ordenada por sur enemigo interno Juan Carlos Paggi, recibió en 2013 la oferta de Sergio Massa de sumarse al Frente Renovador (FR) en Lanús, su distrito. Después, se vinculó con Grindetti y se pasó a las filas de JxC, donde trabajó junto a Kravetz.
"Estuve 43 años en la Policía. La Libertad Avanza es un partido político que tiene un pensamiento parecido al nuestro, al de los policías. Y nos ofrecen un ministerio. Eso nos engrandece como institución. Era muy chiquito quedarme en la mía y quedarme con la candidatura a concejal", dice, en diálogo con Letra P.
Como Piparo, Baratta tiene un discurso de mano dura y confrontación con "los organismos de derechos humanos", una figura con la que engloba las miradas garantistas sobre la seguridad. "Entre la vida de un vecino y un policía y la vida de un chorro, no dudo en segundo, más allá de lo que digan los organismos de derechos humanos", dijo.
-¿Cómo es su vínculo con Piparo?
-Cuando sucedió lo que ocurrió con Carolina, trabajamos muchísimo para esclarecer ese hecho. Tenemos una mirada muy similar. Los dos fuimos víctimas de delitos, ella como una vecina y yo como policía en la calle. El buen policía siente mucho el delito que sufren los otros. Tengo la desgracia de tener un par de balazos en el cuerpo, en enfrentamientos, pero la nuestra no es una mirada de venganza".
-¿Qué va a hacer si asume como ministro?
-Sacar a un montón de civiles que de seguridad no saben nada. Hay que cambiar todo, volver a poner el inodoro en el baño y la cama en el dormitorio. Está todo patas para arriba. Hay un ministerio lleno de civiles, algo que empezó en la gestión de Ricardo Casal y se disparó con Cristian Ritondo y Maria Eugenia Vidal, donde hubo un festival de nombramientos que ahora sigue.
-El Gobierno dice que según las estadísticas que hace el procurador Julio Conte Grand los delitos en la provincia bajan. ¿Qué opina?
-Los invito a que vengan a mi barrio. Lo dicen políticos que están rodeados de custodia. Que venga a hablar con la gente acá. Que Kicillof venga al conurbano, sin custodios. Los vecinos no damos más. No podes hablar por teléfono en la calle, no podés tomar un café en la vereda, te roban el coche a mansalva, ahora hay sicarios en el conurbano. No damos más. No hablemos más de estadísticas. Yo fui policía, no me vengan con estadísticas.