Candidatos destacando las virtudes de un país con climas y probabilidades inmensas sobran. Aun así, sigue siendo una verdad que incomoda y se vuelve el elefante dentro de la habitación: lo que no estamos haciendo, lo que no estamos aprovechando en nuestro país es lo que nos sigue arrastrando en esta martingala sin efecto, aumentando el déficit fiscal mientras la ayuda ya no alcanza para que cada vez más argentinos no queden afuera de la mesa de una vida digna.
Para los que nos postulamos a representar la ciudadanía se nos hace clave amalgamar esperanza con propuestas, porque claramente existe un margen enorme para empezar a despegar todo el potencial que aún hoy parece estar intacto en nuestra esencia argentina. En mi caso, voy a hablar de la provincia en la que vivo. Río Negro es hoy un territorio de los pocos que conectan la cordillera con el mar, sosteniendo en el medio un vértice de producción frutícola. Una tierra próspera pensada como puerta de entrada a la Patagonia. Un territorio, que palabras más palabras menos, todos podemos considerar como sub-ejecutado.
Río Negro tiene un potencial enorme. El trabajo de miles de personas depende de aquella infraestructura que solo el Estado puede desarrollar. El desarrollo que nos impone Vaca Muerta requiere de infraestructura que conecte las ciudades de nuestra provincia con Neuquén, y tenemos que bregar desde los ámbitos institucionales para su consecución. Río Negro puede aportar recursos humanos, servicios, logística y nuevos emplazamientos para cientos de familias. Debemos pensarnos como un destino posible y acompañar el desarrollo de cara al futuro.
La fruticultura y la ganadería ocupan un rol central en la economía de la provincia, pero en los últimos años la producción de frutas de pepita y carozo se redujo casi un 25% en los últimos 10 años. No es culpa de nuestros productores, sino que es responsabilidad del Estado que no brinda las oportunidades ni las condiciones necesarias para potenciar nuestro valle, sumar tecnología y aumentar la producción frutícola, que no significa más que desarrollo e ingresos para cientos de familias rionegrinas.
La ganadería representa otro enorme potencial de nuestra provincia, sobre todo del Valle Medio. Solo el departamento de Avellaneda representa el 26% de la producción total ganadera de bovinos de la provincia. Pero al igual que con la fruticultura, la producción de novillos ha descendido notablemente en la última década. Políticas serías, reglas claras y una presión impositiva que acompañe a los productores permitirán que nuestra provincia impulse su potencial ganadero. Hoy Río Negro representa casi el 80% de la producción ganadera de bovinos de la Patagonia Norte. Nuestro potencial es enorme. Solo debemos trabajar para generar los cambios que generen nuevas condiciones para potenciar el trabajo y la producción.
No es culpa de nuestros productores, sino que es responsabilidad del Estado que no brinda las oportunidades ni las condiciones necesarias para potenciar nuestro valle No es culpa de nuestros productores, sino que es responsabilidad del Estado que no brinda las oportunidades ni las condiciones necesarias para potenciar nuestro valle
Pero no solo somos ganadería y fruticultura. Somos Turismo y Energía. Contamos con ríos, mar, montañas y lagos. El turismo tiene que ser cada día más una actividad en expansión para nuestra provincia. Más de un millón y medio de turistas visitan cada año Bariloche, con una participación marginal del turismo extranjero. Con reglas claras, políticas financieras serias y mayor conectividad debemos pasar del 10% de turismo extranjero y volver a los niveles de hace casi dos décadas, con casi un 30% de turismo extranjero. Esto significa divisas, desarrollo, crecimiento y, sobre todo, trabajo para miles de rionegrinos. Tenemos el mar, otro recurso invaluable, con bellezas naturales únicas. La falta de infraestructura, de conectividad, de redes de telecomunicaciones atentan contra nuestro potencial.
En esta línea es importante pensar nuestra provincia como un nuevo destino para los nómades digitales, para miles de jóvenes y familias que quieren trasladarse, pero seguir desarrollando sus actividades con las posibilidades que brinda la tecnología. Tenemos el potencial para desarrollar las actividades ligadas a la ciencia y la tecnología que el mundo hoy requiere, para lo cual debemos mejorar la conectividad, la infraestructura vial y una política aerocomercial que permita nuevas y más conexiones y menores costos.
La energía, otro gran pilar de nuestra provincia. Con represas que generan energía para toda la nación, debemos diversificar nuestra matriz y poner todo nuestro potencial en favor del país. Tenemos vientos, cursos de aguas y una geografía que permite la generación de fuentes de energía renovables, pero sin un cambio real y profundo en los marcos normativos, la política fiscal y regulatoria, no vamos poder desarrollar ese potencial. Cualquiera de los países vecinos genera hoy mayor volumen de energías renovables, ¿por qué cuentan con mayores recursos naturales? No, solo porque tienen una política ordenada para promover las iniciativas y emprender nuevos proyectos en la materia. Ese es el camino, eso es lo desde Río Negro debemos promover y defender.
No bastan estas pocas líneas para expresar todo lo que desde Río Negro podemos aportar. Entendemos también que somos parte de una encrucijada en la que se encuentra todo el país. Una economía que perdió el sentido lógico pero que aún sobrevive al costo de las propias creencias en el futuro inmediato. Como hemos sostenido desde el principio, nuestro rol además de planificar y trabajar duro es el de sostener la esperanza y las creencias de que el pacto que nos hace país sigue teniendo un sentido enorme. Es en ese sentido que seguimos insistiendo en que el camino es posible, y es trabajar en conjunto, con una visión compartida, escuchando y sumando voces para generar un cambio real que devuelva la posibilidad de crecimiento a nuestro país y nuestra provincia.